Talleres de escritura surrealista. Jugar a escribir poemas (en 2º ESO). Antonio Albertus Morales (coord.)
Cuarto poema: viajamos a Nueva York con el poeta

Poema y relato significativo del proceso didáctico (IV)

Miércoles, 16 de noviembre de 2022. Son las 20.40 h. cuando escribo al grupo de segundo de ESO F:

Hola a todos:

Os dejo el archivo para que hagáis el poema 4.

Como veréis, lleva una cita de Federico García Lorca. No son vuestros primeros versos, sino el motivo de inspiración de vuestro poema. Cuando lo tengáis claro, cambiad el título (POEMA 4) por el que vosotros le deis a vuestro poema. Os adjunto el archivo. (El archivo es simple. Recoge lo siguiente:)

POEMA 4

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)

Cuando os pongáis a escribir sobre él, os daréis cuenta de que ya he puesto interlineado doble y la letra Times New Roman y el tamaño (14).

Este trabajo es para el viernes y tendréis de plazo hasta el próximo viernes (25.11.22) para entregar el poema.

Un saludo.

Otra vez es Pablo el más rápido en su respuesta. Me la remite el sábado 19 de noviembre a las 16.45 h.

¡Qué suerte he tenido con este grupo! Lo digo para que no se vaya a pensar que un trabajo de esta naturaleza se puede hacer siempre y con cualquier tipo de alumnado. ¡He tenido mucha suerte! Son alumnos brillantes y, sobre todo, con ganas de hacer. Y este es el truco para que la enseñanza funcione. Vamos a dejarnos de “vender humo”, porque sin esfuerzo, sin constancia, sin trabajo, pocas cosas se pueden conseguir en la vida. Sí, en la vida. No me refiero solo a la educación, sino a la vida. Y como nuestro papel de “maestros” es enseñar, educar para vivir en sociedad, me parece que flaco favor hacemos a estos “futuros ciudadanos” a los que les damos clase cada día si no les inculcamos precisamente estos valores. Y hago esta digresión que no nos aparta realmente del camino recto, para que nadie se venga a engaño, porque es posible que, sin vanidad ninguna, alguien pueda poner este tipo de tareas como ejemplos “creativos” que “todos los alumnos deberían hacer en clase”. (No sé si ahora, con estos cambios legislativos que no dejan de producirse desde hace ya tanto tiempo que, a veces, nos impiden saber exactamente dónde estamos, se les llamaría “situaciones de aprendizaje”. Como siempre que hay cambios, se comienza por el nombre, como si los anteriores no sirvieran o porque algunos deben pensar que, al sustituir el vocablo, hablamos de algo nuevo. “Nihil novum sub sole”. Pero con esta o con otra denominación, los docentes siempre hemos programado tareas colectivas, con una temporalidad más extensa (trimestral o incluso anual), que significaban un esfuerzo extra por parte de los discentes – también de los docentes, claro, a los que cualquier propuesta diferente les supone mayor carga laboral–, pues había que trabajar tanto en casa como en el aula, y que suponían una aplicación práctica, un saber hacer, ¡tantas veces creativo y lúdico! Pero insisto que, por desgracia, no siempre se ha podido llevar a la práctica con cualquier tipo de alumnado, sin que ello signifique que los profesores no somos partidarios de la inclusión, de la atención a la diversidad o de cuantos beneficiosos principios y conceptos supongan atender a los alumnos. Sin mentiras, porque no siempre se puede. Y nunca de la misma forma. Imposible con ciertas directrices abstrusas, que implican una cosa y la contraria, y que impiden desarrollarlas, por parte de aquellos que legislan desde la distancia – no solo física – y el desconocimiento de lo que es el aula y sus circunstancias. El papel, el informe, no resuelve, en la mayoría de los casos, el problema. Si acaso, lo camuflan, lo esconde de la luz. Pero solo hasta que amanece).

Repito que he tenido mucha suerte con el grupo. Por el cuarto poema voy entrando. “Contad si son aproximadamente cien y esplenderá la maravilla”. Lope lo dijo de otra manera y para demostrar su genio; yo, simplemente, quiero mostrar qué estupendo es este alumnado, con la misma satisfacción de aquel, con el mismo orgullo por la obra hecha.

Antes de entrar en el maremágnum de exámenes y tareas que cierran este primer trimestre, me gustaría recibir el cuarto poema. Por eso les puse plazo de entrega: hasta el 25 de noviembre. ¡No quiero pasarme! Sé que les aprieto y responden, pero no quiero tensar tanto la cuerda que esta pueda romperse. Les digo que con esta cuarta entrega completaremos un total de unos cien poemas y que “nuestro libro de poesía surrealista”, además de la calidad que ya les adelanto yo que tiene, dados los poemas que ya han presentado, tendrá una extensión considerable; una estupenda consideración de libro. Y mi promesa es esa: dar formato real a este libro que estamos escribiendo entre todos, para poder remitírselo por correo – una vez que lo haya completado y dado forma –. ¡Sé que lo entenderán como un bonito recuerdo!

En estos veinticinco poemas vuelve a haber de todo, con una amplia variedad temática, como en los anteriores. Sin embargo, para no destripar en exceso lo que los poemas conceden a quien los lee, no adelantaré mucho. Si acaso un par de comentarios:

En el poema de Lorena, “La noche oscura”, el yo lírico contempla una noche vacía. En un primer momento, solo dos vagabundos en ella. Va y viene de la contemplación de la ventana y su exterior, al interior, a su escritorio. Y seguramente es entonces cuando, con genial maestría, incluye y hace suyos los versos de la cita de Federico, en sus propios versos:

Vuelvo a mi escritorio y pienso que hay un dolor de huecos por el aire, sin gente, y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

Puede parecer sencillo este recurso, pero no lo es. Y, en cualquier caso, la poetisa lo realiza haciéndose eco de la imagen del granadino para sentir ese vacío de la noche que ella contempla, esos “huecos por el aire”. Vuelve a la ventana y, ahora sí, las calles ya están vacías:

Miro por última vez la ventana y las calles ya están vacías.

Y un final de vértigo que “¿cierra?” el poema. ¿Lo cierra realmente? ¡Sensación de miedo suspendido al no saber qué ocurre!

Me acuesto en la cama pensando que al día siguiente despertaré o no.

¡Y así fue!

La otra anécdota me llega con Sofía – ¡otra vez Sofía, tan especialmente especial siempre! –. Con ella cierro nuevamente otra entrega, la cuarta, y el libro. Su poema, “Murciélagos plateados”. Hay versos en él que tienen tanta fuerza visual que parece mentira que los haya hecho una niña de trece años. Pongamos algunos ejemplos:

-“Velará el río por la intensa hambre de la juventud”.

-“Reirán los plateados murciélagos con el infeliz interior de lo oculto”.

-“Regresará la joven nostalgia que desvestía al universo”.

-“Nunca besará la barca el olor de un incendio camuflado en el odio”.

-“Olvidamos que el tiempo es una cascada de oportunidades que vuelan sin alas”.

Poco más habría que añadirse. Pero me van a permitir que, además, contextualice el proceso de creación y algunas anécdotas que me ocurrieron con Sofía. (He pedido permiso a la protagonista para ello).

En primer lugar, me “advirtió” al entregármelo que no sabía cómo había resultado el conjunto, pues ella estaba “poco inspirada”. ¡Vean simplemente los versos anteriores, que solo son una muestra del poema – que ya les digo que es el último de este bloque, por si quieren adelantarse– y juzguen ustedes mismos! Pero, como en aquellos dibujos animados que nos decían “no se vayan todavía, que aún hay más”, en este poema de Sofía, “aún hay más”. Me lo comentaba en su mensaje, que llegó cuando la fecha que yo les había concedido ya expiraba, el viernes 25 de noviembre a las 23.16 h. (Lo transcribo de manera literal, tal y como ella me lo envió, a pesar de que haya algún error o falte algún signo de puntuación):

Buenas noches profe:

Aquí te envío el último poema que mandaste. Hay un detalle que he añadido que no sé si te darás cuenta, así que, cuando me lo devuelvas, dime si lo has encontrado. Si no lo ves, te diré qué es.

Nos vemos el lunes en clase.

Si ustedes conocieran a Sofía, si tuvieran la suerte de darle clase, sabrían que de Sofía se puede esperar todo. Por eso leí el poema de mil formas: desde arriba, desde abajo; mirando la métrica, la rima; observando la utilización de posibles figuras literarias; la sorpresa que pudieran tener algunos encabalgamientos, si los había… Y “el detalle” seguía resistiéndoseme. Ya les digo que era viernes – casi sábado; yo seguramente, dadas las horas, lo leería sábado –, así que no pude esperarme al lunes. Y en mi respuesta de correo, el domingo 27 a las 17.14 h. además de devolverle el poema “corregido de puntuación y ortografía”, le dije:

Hola, Sofía:

No paro de darle vueltas al poema "en busca del detalle".

No sé si puede ser la intención de buscar una "rima asonante" en las estrofas.

Pero me tienes intrigado. ¿Me dices qué es?

Como siempre, apenas "toco" tus creaciones. Además, destilas eso que yo quería conseguir: imaginación, creatividad, seriedad a la hora de hacer poemas, sin dejar de jugar con las palabras...

Y todo ello me parece que te gusta y te divierte. ¡Qué bien, Sofía!

Un saludo.

PD. No sé si podré esperar al lunes para que me desveles el "detalle" que has incluido...

Y entonces comenzó una cadena de mensajes, que demuestran parte del “yo” de Sofía. Ya digo que le he pedido permiso para reproducirlos de forma literal – o casi, suprimo aspectos que no tienen que ver con este poema concreto, para no extenderme en exceso. (Reproduzco el día y la hora, para dar fe de esa interesante tarde de domingo y, como en las buenas series o novelas negras, mantener la emoción y la intriga, hasta llegar al desenlace)–.

Domingo 27 de noviembre de 2022. 17.30 horas. SOFÍA

Buenas tardes, profe:

Como me has dicho que no sabes si esperar al lunes para saberlo, ya no sé si decírtelo o dejarte con la intriga. No es la rima asonante en las estrofas. Se me ocurrió hacer el “detalle” porque un día en clase, explicaste que un escritor famoso hizo esto, entonces me acordé y decidí intentarlo yo.

Lo siento, pero mañana te lo digo. Así te quedas con la intriga.
Saludos.

Domingo 27 de noviembre de 2022. 17.36 horas. RESPONDO

Como siempre, Sofía, un placer saber que lo que os cuento os sirve para conocer nuevas cosas. Y, como siempre, un placer aprender de ti. Solo agradecerte, siempre, que seas mi alumna.
Aunque no me gustaría que te acostumbraras a "esconderme los detalles" y "mantenerme en pura curiosidad e intriga".

No sé si podré esperar. Pero, más gracias.

Domingo 27 de noviembre de 2022. 18.06 horas. SOFÍA

Venga, te lo digo. Realmente el poema no tiene casi nada que ver con lo que pensé al leer el verso que tú pusiste. Lo que sí que tiene que ver es la frase, bueno, oración, que se forma al juntar las iniciales de cada verso. Aunque en el penúltimo verso, que has modificado tú, está la “y” primero, y para que saliera bien la oración tendría que estar la palabra “lamentándonos” antes que la “y”. La puse así a propósito, aunque sé que quedaba raro. Es lo que en verdad está relacionado con lo que añadiste al principio, porque por motivos que no sé cuáles son, al leer el verso me vino una imagen a la cabeza y, después, esa oración.

Gracias. También es un placer aprender de ti.

Siguieron otras cadenas de mensajes a continuación, pero para no cansar y no desvelar todo, les cuento ahora lo que los mensajes anteriores significan. Cuando le devolví el poema a Sofía, también modifiqué mínimamente la “longitud”, el “corte” de los versos. Por eso, uno que acababa con una “y”, le propuse poner esa “y” en el verso siguiente. Y es entonces cuando me explica – en el último mensaje que adjunto arriba – el porqué de esa decisión. Resulta que un día les mencioné – según me cuenta Sofía, porque yo ni me acordaba, como no me acuerdo de la razón por la que lo hice – que la Celestina fue, durante bastante tiempo, una obra anónima, hasta que se descubrió que el autor confesó su autoría en unos versos iniciales, donde se encriptaba el siguiente mensaje: “El bachiller Fernando de Royas acabó la comedia de Calysto y Melivea y fve nascjdo en la Pvevla de Montalvan”. Así que, como le dije a ella, cuando descubrí la intención y propósito de Sofía.

¡Cómo iba a imaginar que serías como "el bachiller Fernando de Rojas", y que tus versos acrósticos esconderían tan bello mensaje!

Menudo fin de fiesta que nos regala Sofía para cerrar el libro. Su mensaje cifrado, como todo lo demás, no tienen desperdicio:

“Vivir es urgente. Hazlo”.

Así que poco más me queda por añadir a este deseo de Sofía. Yo les transmití a todos mis alumnos, lo mismo que, en esa tarde de domingo de correos que se cruzaban desvelando propósitos e intenciones, le dije a ella:

Hazlo siempre, Sofía, incluso en los momentos en que la vida "no te trate bien o venga de espaldas, que ojalá sea nunca”.

Ya les dije antes que había tenido mucha suerte al ser profesor en este curso de 2º de la ESO. ¿Me entienden, verdad?

¡Ojalá que este libro acompañe siempre a quienes lo escribieron y nunca se olviden de eso que siempre he repetido a lo largo de toda mi trayectoria docente a mis alumnos y que tantas veces se lo repetí a ellos también, para que lo aplicaran a la propia vida: “si luchamos, podemos perder; si no luchamos, estamos perdidos”.

Unas últimas palabras de Sofía, que son recíprocas con toda la clase:

Profe, si te digo la verdad, me has emocionado. Mil gracias.

A ellos.

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