Talleres de escritura surrealista. Jugar a escribir poemas (en 2º ESO). Antonio Albertus Morales (coord.)
Cuarto poema: creaciones

Remando en el interior

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El ardor de la mente no me deja descansar.

Jarrones de vidrio caen del cielo.

Impactando contra el tejado.

Las puertas no se cierran.

Y por ellas entran las pesadillas.

El mundo espera tranquilamente hasta el final.

Adrián García González


La muerte de los libros

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Los copos de nieve se volvían de color rojo y las criaturas

de mi cabeza gritaban como cientos de niños en el patio de la escuela.

La tristeza esperaba a que los libros se durmieran,

para cometer un crimen,

que ni el más poderoso de ellos podría impedir.

Los niños seguían con el juego, mientras el patio se pintaba

de sangre y las amapolas iban marchitándose.

Después de la muerte de los libros,

ni la pena

ni la desdicha

ni esta desazón que entra silenciosamente en

      nosotros,

pudieron hablar. Pero,

al final del día, los niños seguían en el patio,

jugando con la nieve escarlata

y riéndose de la muerte de los libros.

Mateo Campillo, Paula


La crueldad

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Los mirlos acariciaban las hojas, pero las hojas eran malas.

Los sabios redondeaban sus espadas de afilado bronce.

Las almas irrumpieron sin descanso en los pobres niños.

Aquellos mirlos morirán llenos de dolor.


El mar no podía dormir pensando en qué haría

con sus criaturas que en peligro estaban.

No lo entendían ni la luna ni el sol.

¿Cómo el caballero de hojalata pudo haber hecho eso?

Ballesteros Tornel, Paco


Vivir feliz y dolorosamente

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El agua que respiramos nos da una vida muerta.

Está llena de angustia y dolor,

que produce una sencilla y muy compleja felicidad.


Todos los dioses del Olimpo desean que consigamos ese honor

de ser uno mismo y vivir libremente de las opiniones de los demás.

Aarón Moreno Ruiz


El paraíso de los monstruos

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Hoy, en esta oscuridad de mundo, han salido los monstruos.

Tenían hambre de felicidad. Querían devorarla para ser felices,

sin saber que de tanto engullir y devorar la dicha de la gente,

el mundo se lo quedarían los monstruos,

transformándolo en un paraíso.


Mientras los humanos veían que el mundo

se transformaba en un lugar increíble,

ellos no se preguntaron nunca

quiénes eran los verdaderos monstruos.

Ricardo Campos Pellicer


La bestia

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


La bestia mira con horror a su víctima,

tras darse cuenta de lo que ha hecho, tras ver que no puede volver atrás y revertir esa espantosa situación.

La horrible criatura llora al ver al ente muerto en sus brazos.

La bestia piensa que la víctima no debería de haber muerto; debería haber sufrido él.

Se dio cuenta de que nada ni nadie podía decidir el futuro de una persona, salvo ella misma;

pensó que para estar en paz consigo mismo debía tener el mismo final que la víctima.

Aun habiendo sufrido el mismo final que la víctima,

no se pudo quitar el dolor de haber matado a esa persona.

Esteban Cuevas Jiménez


Ausencias que duelen

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El dolor del no,

la ausencia del todo,

no queda vida sin destruir en la que se monten las montañas

con el amor que necesitan las nubes.


Los ojos viejos y polvorientos que solo veían la pared

en la que se dibujaba la nada y caía la lluvia.

Se entristece el corazón y, con él, el alma.

Alejandro Honrado Ayllón


El miedo

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Y yo me siento solo por las calles.

El sol se apaga y el dolor va aumentando.

Los peces van nadando y la sombra de un hombre me persigue sin cesar.

Siento escalofríos.

El aire es negro y los pájaros huyen de su maldad.

El hombre gritaba y lloraba: ¡era el miedo!

Ahora sé que el miedo vive en mí y en todos los rincones de mi casa.

Él me ve reír y llorar.

Siento que nunca se va a ir y vivirá siempre en mí.

Paula Sánchez Perona


Alfileres escamosos

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Aquella noche, mientras el pájaro lloraba brillantes alfileres,

el gigante del molino cosía con sus plumas nubes blancas,

y, a la vez, el caballero conquistaba la partida,

pero con un vacío en su pelo.


Al enterarse de todo, el rey de los abecedarios

donó letras a los niños que por ahí volaban.


Finalmente, el avión se estrelló en la casa del pingüino,

dejando una nube de peces alrededor.

Tras pasar todo, el gigante que en el molino estaba

se transformó en un olivo,

pero siempre manteniendo sus agujas y ojos en alto,

por si algún pez venía.

Pablo García Castejón


Nunca jamás

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Por prados verdes correteando,

en busca del cáliz de oro,

que les concederá la vida eterna.

Con cuidado pasarán los pájaros sin silbar,

para el descanso del cáliz no quebrantar

ni sus maldiciones despertar.


Pero, al fin y al cabo, todo tiene un final

y en algún momento todo despertará,

dejando a la paz y armonía de la humanidad

en nunca jamás.

María del Mar Giner Egidos


Cada cosa contiene su sentimiento

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El hombre alto de la esquina cazaba sofás con una red de porcelana,

mientras que aquella mujer de pelo de tijeras

le preparaba en un zapato unas lentejas con cebolla.

Las criaturas corrían despavoridas,

por los elefantes con orejas de mariposa

y las monjas se reían con las palomas con cuerpo de plátano.

La bailarina con doce pies vestía con un precioso vestido de lunares y estrellas,

que le regaló aquel libro de literatura.

Y el vigilante de la playa, quedaba asombrado:

¡aquellas aguas cristalinas reflejadas en aquel atardecer de color gris

le hablaban al oído!

Rocío Melgar Pinar


El mundo que no vemos

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


En mis ojos todo se nubla, y no puedo ver nada.

De repente, las nubes que atormentaban mis ojos se van.

Ahora empiezo a ver una luz. Sigo ese camino y llego al mundo

que los mortales no pueden ver.

Allí todo es distinto. Las personas vuelan, los pájaros andan;

los perros están en el mar y los tiburones por la tierra.

Al final decido volver al mundo de los mortales,

sabiendo que en otra vida hay un mundo distinto

que ahora no podemos ver.

Y lo veremos al final del camino.

Lucas Rufete González


La noche oscura

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Frente a la ventana, las calles oscuras pero no vacías:

dos enamorados paseando sin ir a ningún lugar concreto.

Encima de ellos dos palomas vestidas, solas, volando juntas,

sin preocuparse del humo contaminante de las fábricas.


Vuelvo a mi escritorio y pienso que hay un dolor de huecos por el aire, sin gente, y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

Miro por última vez la ventana y las calles ya están vacías.


Dos vagabundos habitan en ellas, en busca de comida

o de un hogar decente.

Me acuesto en la cama pensando que al día siguiente despertaré o no.

¡Y así fue!

Lorena Sánchez Muñoz


La sinceridad y comprensión del aire

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El aire es oscuro, doloroso y sufrido.

Hay quienes quieren disfrutar, pasárselo bien con él,

pero no pueden, porque, sin gente, se queda solo

y, sin los elefantes que le dan magia y esplendor a ese aire,

lo disfrutaría hasta la misma camiseta,

que bailaría con su pantalón.


Y esas son las cosas por las que uno puede pelear por su aire,

antes de que no tenga gente y dolores.

Antonio Abellán González


El dolor de la tierra

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Ese aire fresco, sin ningún rastro de contaminación,

se va convirtiendo en gas, sin sentido.


La Tierra verde ahora es más oscura

y el cielo ya no tiene esos coloridos atardeceres.

Los animales ya no salen a pasear,

ni los pájaros cantan esa bonita melodía al salir el sol.

Cien años han pasado y todo está igual:

un enorme desorden visual al respirar el suelo que pisamos.

Hay heridas que podemos curar, decisiones que podemos mejorar,

pero estas acciones han ido más lejos en esta frontera de la ciudad.

¡No hay límites para las nubes azules que quieren pasar!

Melania García Noguera


La vida

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Las estrellas y todos los astros se paralizan.

Los aviones caen como moscas y las piedras cobran vida.

Todo aquello que no tiene sentido ahora sí lo tendrá.

La hamburguesa de aquel plato se llenó de mostaza.

El sol está a punto de explotar, junto con la luna,

que se pelean por ver

quién ocupa el núcleo de aquel diamante tan costoso.

Laura Verdejo Albero


Los colores de la fantasía

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Avanzando entre la larga oscuridad, personas de gris

veo saltar de rama en rama sin ninguna preocupación.

Veo a personas azules llorando de tristeza, preguntando

qué han hecho mal, mientras que al otro lado lágrimas

de cristal veo pasar.

Encuentro seres de rojo recargando mucha furia,

preguntando por qué ellos y no los demás,

mientras que se descargan con las personas entristecidas.

Sara Álvaro Boulahia


San Halloween

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Atravesando las atroces murallas de un invierno escalofriante, me desperté.

Miré por la ventana.

El viento soplaba tan fuerte que creía ver dibujadas las nubes en forma de rostro.

La niebla roja me dispersaba por la carretera,

poco habitable en aquellas fechas.

La gente se iba a la escuela de idiomas.

Allí se encontrarían una araña con cabeza de murciélago

y cuatro hombres altos con rabo de toro,

dando ánimos y pasión a esa noche de luna creciente.

Los niños gritaban de ilusión por su primera noche de terror.

Los profesores, hartos de los aullidos,

se tapaban los oídos con superglue,

para saber si les funcionaba.

Algunos se suicidaban apartados de todos.

Andrea Alacid Mayor


Cosas de la vida

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


En Nueva York estaba la luna iluminando las calles,

para que los ciudadanos puedan ver cómo pasan los barcos entre las lágrimas de los animales,

llorando porque su ciudad será destruida.

En la otra punta del mundo, en la playa, se encuentra el dios de los mares, rezando porque no se sequen, tras la visita del sol,

en el mismo momento en el que yo me encuentro feliz.

En el bosque he encontrado un lugar de calma;

puedo descansar, como hace el sol por las noches,

o las estrellas y la luna por el día.

En el colegio los profesores siguen dando instrucciones

de cómo llevar nuestro futuro

para que no nos pase lo mismo que a Darth Vader

y convertirnos en los reyes de la maldad, junto al demonio.

Raúl Villaescusa Moreno


El alma y el dolor

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


El alma sale a descansar hacia el norte;

el norte sufre por ver llegar al alma.


Las lágrimas caen sobre el tejado del dolor;

el dolor no lo puede soportar y gritando está.

Ángel Antonio Cascales García


Lucha

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Pensando en aquellas noches estrelladas,

aquel mar, el sonido de las olas…

Y fue como un relámpago, que siempre permaneció

en sus vidas, pero esta vez estaba ausente.

Dejó un vacío enorme que les aturdía

y unas huellas pintadas de cobre.

Todo cobró sentido:

pasó de ser una noche estrellada a una lucha.

El dolor nos fue acompañando.

Inés Escolar Martínez


El cielo

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Esos pájaros de madera y metal,

que van volando por el cielo hecho de cordones de león.

Los tambores van caminando por el cielo,

entre las gaviotas azules.

El Mal, con sus feroces garras, va atacando a esos pequeños granitos de sal,

pero el esfuerzo defiende a estos con su espada de nubes.

Aunque esto pase a menudo,

los perros de lana ladran diciendo la palabra VIDA.

David Villaescusa Sánchez


Compañero de cuarto

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Y esos huecos, que se cubren por el sudor de nuestra piel, paran de respirar,

sin dejar nacer las criaturas verdes y rojas.

El aire es marrón, el cielo es marrón, el monstruo no puede soñar.

El agua es negra; su corazón está vacío.

Todo está hecho por ese amigo que está debajo de mi cama. Viviendo. Soñando.

Pero, si hay algo que no lo controla, es la inteligencia.

No puedo dejar de mirarlo, sabiendo que un día puedo dormirme y no despertar.

La naturaleza vive por las noches, cuando esos grandes ojos y la boca llena de dientes está cerrada.

Ahí es cuando podemos soñar y divertirnos. Como dos almas sin dueño persiguiendo una nube blanca,

llena de estrellas relucientes.

El castillo no tiene dueño; el gigante ha muerto.

Y, por eso, toda mi familia se muda, dejándome a mí

con el monstruo, llenando las noches.

Y no me deja dormir.

Irene Muñoz González


Murciélagos plateados

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

“1910” de Poeta en Nueva York (F.G.L)


Velará el río por la intensa hambre de la juventud,

iniciará la verdad su camino hacia el ingenio,

volverá la fugaz risa que entierra nuestro futuro,

interminables paraísos quemarán los papeles en busca de un invierno.


Reirán los plateados murciélagos con el infeliz interior de lo oculto,

esperando a que la llama de una estrella sin vida

se manifieste con una gota de rojo puro.


Un día se desvanecerán los extraños lazos que despiertan a las noches,

regresará la joven nostalgia que desvestía al universo,

gritará la alegría de frustración por un instante,

encerrarán nuestros reflejos al fuego para cuestionar al tiempo.


Nunca besará la barca el olor de un incendio camuflado en el odio,

tímidas locuras huirán del mundo tratando de contener a los miedos blancos,

escapará la luz colándose entre las nubes y los aviones desiertos,

horribles milagros dejarán de mentir a los momentos manipulados.


Adonde quiera que vayan aquellos fragmentos del alma,

zarparán los vientos que hoy decoran entusiasmados a las cartas, y,

lamentándonos de las pasiones que nos hirieron por vigilar a los pensamientos más intensos,

olvidamos que el tiempo es una cascada de oportunidades que vuelan sin alas.

Sofía Sáez Jiménez


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