La nueva tierra

Detrás de un sueño hay un color. Y ahí está la luz amarillenta
que sale del cascarón, irrumpiendo para que anochezca en los días más deseados.
La yema se derrite. ¡Oh no! El fin se acerca.
Mientras que los albañiles intentan reconstruir ese dolor para la humanidad,
el hombre se despide con un adiós muy grande.
Nómada y sin saber adónde ir, le acompañará una barca,
pues allí navegarán sobre el río que atraviesa el paisaje.
Los pájaros les guiarán desde el cielo y un nuevo hogar encontrarán.
Alacid Mayor, Andrea
Las almas rotas

Dos hermosas almas unidas en un mismo caparazón
son separadas mediante los rayos que emanan del sol.
Una se queda en silencio sentada;
la otra intenta llevarse las gotas de tristeza
que en su momento eran de amor.
La pena intenta unir, otra vez,
lo que antes era un capazo lleno de amor,
pero el alma, que tan enamorada estaba,
se llevó las lágrimas de su otro ser amado.
Álvaro Boulahia, Sara
Los andamios flotantes

Los mirlos lloraban al entrar en aquel río lleno de sirenas,
pero los peces se relamían de su glamour.
Los hombres llamaban a gritos al caparazón recién abierto por satán.
Las viejas tórtolas se posaban en lo alto de los endebles andamios,
los tiburones salían al ataque a cada barca que veían.
Cuando la noche caía, el sol seguía ahí, sin mover ni un pelo.
Los pobres esclavos se veían obligados a venerar a ese terrible dios.
Las nubes se querían alejar, pero estaban atrapadas en ese universo paralelo.
Los humanos salían de ese río trastornados y sin alma.
En ese lugar no existían los pétalos rosas de una rosa,
Y, de vez en cuando, los monstruos acechaban a lo lejos.
Ballesteros Tornel, Paco
La carrera del sol

El día empezaba
con la muerte de otros
y pintaba el cuadro de color naranja.
El agua respiraba de ese color
a nuevo amanecer,
mientras bebía de sus propios hijos,
que trataban a su madre
como un rey a su esclavo.
Estos le ponían las patas a la mañana
y se las cortaban a la noche,
que cada vez se volvía más oscura y débil al sol.
Sol que empezaba su camino
con la esperanza de, algún día,
llegar a la Luna.
Mateo Campillo, Paula
En otro mundo

Ese apocalipsis del que tanto hablamos tú y yo llegó.
Aunque nuestro amor valía oro, tuvimos que separarnos
en otro mundo.
Vi el reflejo del sol en el agua y pensé en aquellas tardes
que pasábamos juntos. Pero ahora tú estás en otro mundo.
Yo me quedé sentada y esperé a la muerte.
Las horas pasaban y, mientras la gente salía corriendo,
yo seguía sentada en el borde de aquel lago, pensándote.
¡Ese miedo a la muerte del que tanto me hablaste era el
miedo que tenía yo de perderte!
Sánchez Muñoz, Lorena
Comenzar de cero

El pasado olvidado provoca una brecha en el espacio-tiempo,
haciendo realidad tus sueños,
concentrándose en el punto más importante.
Justo cuando las nubes se esparcen, tu corazón late más fuerte,
mientras piensas en lo que podrías perder durante ese periodo de tiempo.
La tierra se alinea con todos los astros del universo haciendo tocar las siete campanas del mal y del bien,
mientras escapas en un barco para empezar una nueva vida.
Moreno Ruiz, Aarón
Las causas de la salida del sol

La noche se rompe para que aparezca el día liderado por el sol, si no, el día no sería lo mismo.
El agua se seca tras los rayos de las estrellas
y la emoción que sentimos por las ganas de vivir,
al mismo tiempo en el que yo muero por la falta de felicidad.
Cuando el mundo desaparece en esos momentos en los que el sol sale, La Tierra deja un gran hueco en la galaxia.
Mientras tanto, en la ciudad hay un gran atasco provocado sin intencionalidad por los dinosaurios
que resucitan de la muerte, enterrados en tumbas
que se crearon cuando los niños estaban comiendo espaguetis aquel día.
Villaescusa Moreno, Raúl
La realidad

A través de la ruptura de aquel mundo,
parecía que todavía algunas personas querían coserlo de cualquier forma.
El color naranja predomina como los rayos que daban justo en el centro de la diana.
Las personas, cansadas, cruzaban el río con tal de tener dónde sobrevivir,
puesto que los animales van buscando algo similar.
En el fondo del océano encontraban piedras preciosas, como los atardeceres.
A través de sus ojos veías un mundo diferente, lleno de naturaleza sin dañar.
La expresión del mundo hacía inhumana aquella vista desde las montañas.
Verdejo Albero, Laura
Los obreros invisibles

Se quiebra el gran huevo de marfil.
De él emerge una yema que emite una inmensa cantidad de vida.
Cuando el hombre escapa del virulento lago,
los peces que habitan en él aprenden la forma de sobrevivir.
Los obreros intentan reconstruir la enorme cáscara,
porque, si no, habrá una gran catástrofe:
la gran yema emitirá calor durante toda la eternidad.
Los polos se derretirán y aquel oso que fue a buscar comida para sus ositos nunca volverá.
Los blancos búhos se volverán grises y la nieve se extinguirá.
Los obreros las cáscaras deben unir para volver a ver esa capa de cuarzo que se forma en invierno,
para poder volver a ver a sus hijos jugando en ella, lanzándose bolas y divirtiéndose.
Al acabar de juntarlas, la yema dormirá y, cuando despierte, se volverá a repetir.
Cuevas Jiménez, Esteban
El dolor

Los corazones se abren cuando hablan los rayos solares;
las personas escapan del dolorido clima.
El agua se seca por las lágrimas de las nubes,
y los pájaros huyen de la guerra del sol.
Cascales García, Ángel Antonio
Trabajo duro

Los hombres trabajan para conseguir la vida,
cuando la vejez se lo impide.
Ese sol, brillante con su sonrisa,
parece un agua cristalina con los peces tocando la música.
Los árboles hablando lo más fuerte posible
y los gusanos escribiendo en las ramas que quieren salir.
Las nubes se disuelven con la luz,
porque la luz ataca más fuerte y mejor.
Villaescusa Sánchez, David
La vida es muy sencilla

La vida es como un huevo, frágil pero importante:
si se rompe, no la puedes reconstruir.
Pero en la vida, si estás pasando por malos momentos,
puedes encontrar la felicidad,
como los peces que fluyen por el cielo sin rumbo,
sin saber adónde ir, sin pensar. Sin remordimientos.
Abellán González, Antonio
La vida en su estado original

La noche se rompe y nace el sol - y con él la vida - de esa cáscara de estrellas,
pero la más grande permanece tan brillante como la luz de esos rubíes rojos hundidos bajo el río que lleva hacia el mar.
Las nubes forman un amanecer, con un color amarillento en el cielo,
que contrasta con la tierra húmeda que hay al finalizar esa agua de piedras preciosas.
Aunque es de día, la noche todavía está presente y con ella la muerte.
Más allá de esas tierras de colores hay ramas y árboles secos, sin vida y, por supuesto, sin brillo en esas hojas que normalmente solían ser doradas y plateadas.
Al nacer el sol, todo se quemó, y solo quedó la estructura sólida y fuerte en la que había sido creado,
hecha cenizas por el fuego elaborado por el propio ambiente que había en el aire.
Esas cenizas se convirtieron en tóxicas por esa lluvia de diamantes negros,
los que antes eran brillosos como lentejuelas, que cayeron de las nubes.
En cada sitio por donde pasaba, ese humo negro de olor a vainilla
- que podía parecer una especia para echar a una tarta-,
lo mataba todo, sin ninguna posibilidad de volver a su estado original.
Así fue como una selva llena de colores verdes y de animales, igualitos a ese amanecer,
entre los árboles se destruyó en tan solo unas horas,
por no cuidar ni darse cuenta de lo que el sol podía hacer en ese cielo azul,
sin necesidad de ninguna ayuda para que fuera más rápido.
Porque en vez de crear más vida salvaje nueva,
crearon un infierno de monstruos inimaginables de pensar.
Todos corrían, pero ninguno estaba a salvo.
Nada ni nadie podía arreglar el desastre que habían producido los mismos que habían creado a la humanidad
y ahora se estaba extinguiendo por culpa de la impaciencia.
Solo queda esperar a que el tiempo lo solucione
y ver qué pasará después de cien años más,
sin ninguna prisa para hacerlo,
y así todo volverá a ser como antes, tan vivo y lleno de alegría.
Muñoz González, Irene
La luna y el sol

La luna se rompió en pedazos por el destello del sol,
los humanos cogían agua del río de los peces rojos,
el sol brillaba entre nubes,
y los pájaros volaban hacia él.
Las plantas se secaron
y los monstruos del lago se disecaron.
García Noguera, Melania
Sol bajo el cascarón

El sol sale del cascarón y, con ese brillo dorado, se oculta bajo el mar.
Mientras el barquero navega, la tierra y los constructores arreglan la cáscara.
Cuando el sol se disuelva en el mar, el cielo se tornará muy negro
y dejará paso a la luna, que atormentará a la humanidad.
Campos Pellicer, Ricardo
La vida

Primero nacemos y la luz del sol nos ilumina los ojos para poder seguir adelante.
Crecemos, trabajamos, destrozamos la vida con nuestras propias manos.
Los pájaros vuelan felices y las nubes se juntan formando un huracán
que se lleva todos nuestros pensamientos bajo tierra.
Disfrutas al máximo de la vida con una sonrisa puesta cada día.
Cuanto más mayor te haces, el sol te ilumina menos el camino de disfrutar y te alumbra más el de la muerte.
Trabajando sin cesar hasta que no puedes más.
Las nubes negras se apoderan de ti y tú, con una sonrisa,
recuerdas todos esos momentos vividos hasta el fin.
Sánchez Perona, Paula
El huevo de la vida

…Mientras, el huevo se parte dejando entrar al sol naciente y al comienzo de la vida.
En muchos casos para el inicio de la vida.
También se abre un camino de agua para los humanos, gracias al cual todos estamos ahora mismo vivos.
Ese huevo se abrió porque estaba resistiendo
muchos ataques del ser humano, hasta que ha eclosionado.
Pero todavía quedan restos de esa materia que había dentro del huevo, esparcidos por la tierra.
Esto también nos va a servir para valorar las cosas, antes de que se rompan.
Rufete González, Lucas
Lo que se empieza, se sella con tierra en las manos

Era un caluroso día de noche.
Los pájaros se sentían los gladiadores.
El grandioso huevo eclosionó por el llanto de las vacas
y los humanos, asustados, se llevaron toda el agua que pudieron,
ya que no sabían cuándo volverían a casa.
Todas sus construcciones que representaban el culto hacia aquel huevo
eran destruidas por el huevo mismo.
¡Pero qué suerte la de ellos!
Porque los grandes salvadores llegaron para sellar lo empezado.
García Castejón, Pablo
El amanecer

El sol se enciende y la luna se quiebra,
mientras los barcos navegan por las aguas verdosas que no mojan.
Los duendes miran a las nubes con sentimiento de soledad y ansias de amar
y los más grandes reconstruyen lo que la realidad quiso montar para hacer mejor a los demás.
En ese mundo de malas prioridades,
que desmonta lo bueno de verdad y no trata de censurar las tragedias
los elfos que quieren volar no prueban ni a caminar.
Honrado Ayllón, Alejandro
Nueva era

El destello que desprendía esa mirada,
llena de color y pasión entrelazada,
en las nubes rosas que aquel cielo azul poseía.
Huyendo de aquella exageración,
una barca, los peces bajo aquellas aguas cristalinas,
el comienzo de una nueva era
y un miedo que habitaba en unos cuerpos vacíos.
Escolar Martínez, Inés
Sin rumbo al mar

Una bola radiante de fuego me deslumbra fuertemente, rumbo a la nada.
Sin saber mi destino ni adónde me dirijo,
escucho a los pájaros cantar en el gran mar azul de arriba,
donde las almas perdidas encuentran su camino
gracias a la bola de fuego radiante con algodones blancos.
Llego a un lugar después de haber pasado horas incomunicada,
solo hablando con los agradables animales voladores,
que te cuentan sus despampanantes aventuras en el gran mar de arriba.
Giner Egidos, María del Mar
Atardecer

Cuando el huevo se abre, aparece el Sol en forma de atardecer.
Las grises nubes lloran de dolor por los rayos que las atraviesan.
Las ramas son penetradas por el verde césped de tallos largos de color beis.
El hombre huye por el agua que hace que las carnes se le irriten.
Los albañiles pelean con los cementos pintados de blanco,
que se burlan de los pájaros cuando se dirigen al lejano oeste.
Rocío Melgar Pinar
Distorsión irreal

El vacío absorbe la civilización.
Las mentes se corrompen destrozadas por los muertos.
Una construcción se termina bajo el costo del mar.
El entendimiento de la existencia es aspirado por la luz.
La extinción afecta hasta a la más resistente bacteria.
Cuando el absoluto se pudre, la salida desaparece.
Y todo acaba con la ruptura de la realidad.
García González, Adrián
El ciclo permanente

Los pájaros vuelan en el mar de libros,
las palmeras cantan a la oscuridad del sol,
la maldad se manifiesta entre los peces muertos,
y, sin embargo, los años sufren con su ardor.
Cuando las nubes de la tragedia buscan refugio en mentes vulnerables,
la brillante espuma de la felicidad se despierta,
creando un aire de medialuna camuflado por despedidas,
donde reina la presencia de un fruto sin sangre.
Pero, igualmente, las estrellas disfrutan viendo a los miedos aullarles a los vientos,
siguiendo las hojas de nuestro cuerpo hacia la consternación,
mientras que los espíritus pelean por la demencia de los cazadores,
por aquellos recuerdos que gozan presos.
El oro puro se retuerce en la barca,
en la que muchos fueron torturados con la mirada de los astros,
y despertaron con ámbar en las manos,
a la orilla de un mundo en llamas.
Marchita como la memoria de una casa abandonada,
la madera cede su ilusión a los nuevos crepúsculos,
olvidando así el gris albor de un momento soleado,
y dejando paso al verde y denso líquido del destino.
Sáez Jiménez, Sofía