Las actividades diseñadas para trabajar la educación emocional requieren de una serie de consideraciones previas que debemos tener en cuenta. En este sentido, una de las estrategias más importantes es poner en común lo escrito y reflexionado para, de ese modo, poder reflexionar íntima y comúnmente sobre nuestras experiencias contrastándolas con las experiencias de otros. Obviamente, debido a ello pueden surgir situaciones complejas de gestionar por la problemática particular de cada uno de los alumnos. Por ello, ante los posibles debates que puedan surgir, debemos:
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Crear un clima de seguridad para que los alumnos puedan opinar libremente.
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Procurar que se respeten los turnos de palabra.
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Fomentar la participación de todos los alumnos, cuidando especialmente a aquellos que, por ser más introvertidos, tienen mayores dificultades para poner en común sus reflexiones o vivencias.
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Escuchar sin juzgar.
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Reforzar todo aquello que consideremos positivo para nuestros alumnos.
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Buscar la autocrítica.