Diez años de Teatro de creación en la ESAD de Murcia

Discurso inaugural de las Jornadas

Concha Esteve Franco

Profesora de Interpretación y coordinadora del itinerario de Teatro de creación

Buenos días y gracias por asistir a estas Jornadas de teatro de creación. Unas jornadas que surgieron por una propuesta de Blanca Escobar y Sara Ruiz, dos exalumnas de la primera promoción, y cuya intención, en principio, era celebrar un encuentro de antiguos alumnos y simplemente darnos el gusto de recordar, celebrar el décimo aniversario de esa primera promoción y ver cómo ha ido evolucionando este itinerario.

Pero al ir contándolo, y viendo la aceptación y el interés que despertaba a todo al que se lo comunicamos, ha terminado convirtiéndose en estas jornadas, que, de verdad, han superado nuestras expectativas gratamente, y han reforzado la idea de consolidación de este recorrido pedagógico que implantamos hace diez años en la ESAD de Murcia.

Me gustaría hacer una mención especial en este inicio, a mi compañera Esperanza Viladés, que comenzó conmigo este proceso desde el departamento de Interpretación.

Gracias por la presencia de las compañías de teatro murcianas hoy presentes en este acto, ya que son muchas las que utilizan el teatro de creación para el desarrollo de su trabajo, y de una excelente diversidad y calidad; a los egresados que nos hablarán de sus experiencias, a los profesionales autóctonos o no, que desarrollan sus trabajos en otros lugares, y gracias a la respuesta de las ESADs nacionales, que han demostrado un interés extraordinario en participar en estas jornadas, lo que nos sugiere una demanda pedagógica por este modelo de teatro.

También una mención especial a todos aquellos profesionales con los que hemos contactado, y no han podido asistir por problemas de agenda, pero que han manifestado su gran interés en dejar por escrito sus reflexiones acerca de lo que trataremos estos días, y para lo que, seguramente, utilizaremos nuestra revista.

Como hemos dicho, hace 10 años estábamos celebrando que egresó la primera promoción de alumnos del nuevo y primer itinerario de Teatro de creación de España, pero 4 años antes se habían incorporado a mi vida dos nuevas responsabilidades, dos nuevas andaduras que me cambiarían por completo; mi hija llegaba desde la India, y el itinerario de creación se comenzó a gestar desde el plan Bolonia.

Mi hija y el itinerario han ido creciendo juntas, tuvieron celos mutuos, se incomodaron entre sí, y me demandaron mi tiempo, todo mi tiempo. Ambas con sus problemas y dificultades, mis errores y mis aciertos, y ambas compartiendo mi dedicación y cariño (obviamente no de la misma manera).

Han sido dos aventuras de crecimiento diferentes pero que han coincidido en el tiempo, y que me han hecho aprender y evolucionar desde perspectivas paralelas en mi devenir.

Claro que un itinerario no es una persona, pero lo componen y lo construyen personas, muchas personas; las que habéis pasado por él para vuestra formación y las que estábamos en el otro lado como formadores, pero aprendiendo también; porque estábamos, estamos y seguiremos aprendiendo con nuestro alumnado, ya que el hecho del intercambio en la enseñanza, y sobre todo en procesos de gestación colaborativos de esta índole, son oportunidades de visitar y adquirir visiones del mundo y la vida, diferentes a las personales. Es un valor de aprendizaje poder salir de las estructuras individuales de conocimiento, y que también a veces implica resistencias ante el ceder y permitir, ante el probar y fracasar.

Le pido disculpas a todos aquellos alumnos y alumnas con los que me equivoqué o no me di cuenta de sus necesidades. Porque, igual que hablaba antes de mi hija, mi intención siempre fue hacer lo mejor para su vida y su formación, pero no siempre sucede así. Las personas que estamos haciendo crecer este itinerario, que es ya un hecho, hemos aportado de todo, aciertos y fracasos, pero de ellos hemos ido generando un camino. Éramos un punto de partida, un proyecto piloto, y por supuesto, el proceso se ha basado en el ensayo- error.

Creo firmemente en un itinerario pedagógico teatral de esta índole. Creo que su objetivo fundamental dentro de las ESADs sería formar un alumnado con un perfil investigador - creador autónomo dentro del mundo del teatro; un proceso educativo que dé espacio a que este alumnado experimente, que pruebe y aprenda que en el abismo pueden aparecer aciertos, y que el fracaso es un elemento fundamental del aprendizaje y hay que mejorarlo siempre. Que sientan la necesidad de buscar sus propias estrategias para expresar y construir su discurso, que aprendan a buscar y recibir información, para que la criben desde su propio espacio vital sin juicio, pero sí con análisis y argumentación; ya sabéis: «si no lo justificas, no vale».

Empujar el pensamiento crítico y entender que no hay conocimiento si no hay información, y que esta, la información, sólo nos puede llegar de fuentes contrastadas. Creo que en el mundo en que vivimos, esto es cada vez más necesario.

Soy consciente de que pueden existir variadas opiniones acerca del teatro de creación, como de muchas otras cosas en el mundo del arte, y seguramente todas sean válidas en cierta forma. Pero, sobre todo de cara a la función pedagógica y divulgativa a la que nos emplaza este encuentro, me gustaría que estas jornadas ayudaran a aclarar conceptos, y a situarnos cerca en cuanto a términos y procesos. A ello me dedicaré a continuación.

¿Qué es el teatro de creación?

Es todo aquel teatro cuyo punto de partida no es poner en escena la literatura dramática ni una partitura musical creada previamente. Solo eso.

Al teatro de creación no lo define el resultado, sino su inicio, y que es generado a lo largo del proceso de trabajo. Porque como resultado puede llegar incluso a convertirse en un texto dramático o una partitura musical, o en otros tantos paradigmas teatrales.

Su punto de partida puede ser una idea, un material, una imagen, una referencia, un discurso por construir, etc., y para ello necesitamos de la investigación, de la búsqueda de datos, de referentes, de análisis y defensa de discursos propios. Por eso, en este itinerario subrayamos en el perfil de nuestro alumnado el de creador - buscador.

Además, partimos de la premisa de que para construir necesitamos de la aportación de todos los participantes, por eso entendemos el teatro de creación como un proceso colaborativo. No necesariamente colectivo.

No es que todos tengamos que hacer de todo, sino que los procesos se construyen a partir del intercambio, de la participación, cada uno desde el lugar donde mejor aporte a las necesidades que van surgiendo en el devenir de la pieza.

Los roles escénicos existen, están todos, pero, a lo mejor, no de la forma ortodoxa de otros modelos teatrales. La dramaturgia, la dirección, la iluminación, estética, plástica, etc., están, pero puede ser que, en otros tiempos, desde otras perspectivas, difusos entre actantes y observadores que participan.

Un teatro que se va construyendo, elaborando durante el proceso; y que, en la mayoría de las ocasiones, nos sorprende cómo va creciendo y haciéndose completo. Como un hijo…

Me gustaría leer un texto de A. Lepecki (2011), que me ayuda muchas veces ante el principio de los talleres de teatro de creación:

¿Cómo trabaja uno a partir de una pluralidad de casi- nada? La cuestión correlativa es, ¿cómo trabaja uno desde el no- saber?

Mi experiencia me lleva a decir que uno trabaja tanto desde la nada, o casi nada, como desde el no saber, o el casi no saber, a base de convertirse en un ávido recolector, seguidor de las reglas benjaminianas en favor del historiador materialista: ni un solo elemento o acontecimiento puede ser considerado menor o insignificante en el momento en que aparece. Cada elemento es potencialmente relevante para aquello que está por venir. (p. 173)

Una puntualización que también me gustaría realizar, se refiere a tres conceptos: CREATIVIDAD, TEATRO DE CREACIÓN y CREAR. Una misma raíz que a veces se mezcla.

Permitidme que os lea esta reflexión que el profesor Cristóbal González (2003), hace acerca de la creatividad:

Una concepción comprensiva de la creatividad nos la presentan Gillespie y Conner en su libro Creative Growth through Literature for Children and Adolescents (1975). Estos autores la definen como la capacidad de inventar algo nuevo, de relacionar algo conocido de forma innovadora o de apartarse de los esquemas de pensamiento y de conducta habituales. Gracias a esta capacidad específicamente humana ha sido posible el progreso y la civilización, ya que la repetición de pautas, con pequeñas variaciones, sobre el patrón de los instintos, haría inimaginable los logros que hoy en día ha alcanzado la humanidad.

Probablemente los atributos más específicamente creativos sean:

a) la originalidad (considerar las cosas o relaciones bajo un nuevo ángulo),

b) la flexibilidad (utilizar de forma inusual pero razonable los objetos),

c) la sensibilidad (detectar problemas o relaciones hasta entonces ignoradas),

d) la fluidez (apartarse de los esquemas mentales y rígidos) y

e) el inconformismo (desarrollar ideas razonables en contra de la corriente social). (p. 636)

Todo esto que nos está refiriendo el profesor González, es en relación con esa capacidad humana llamada creatividad. Una capacidad que empleamos en numerosas actividades humanas, entre ellas el arte. Y como toda capacidad humana se desarrolla con el conocimiento: a mayor adquisición de datos, más posibilidades tengo de ser creativo.

Cuando nos dedicamos al arte, nuestro trabajo es crear. Siempre con nuestra mejor intención, crear. Toda faceta, toda disciplina, profesión o rol dedicado a este mundo tiene la intención y finalidad de crear, por supuesto. Pero, por otra parte, no significa que, por descontado, vaya acompañado de creatividad.

Y, por tanto, crear algo nuevo con creatividad, tampoco es exclusivo del teatro de creación, porque yo puedo construir algo a partir de una idea, pero no ser nada original, nada flexible, ni con sensibilidad, fluidez o inconformismo. Y esos mismos atributos estar en una puesta en escena narrativa, o en una interpretación espectacular de Hamlet o Chicago, o en un poema, cuadro, performance, etc.

Simplemente quiero señalar que a veces estos tres términos se empastan como algo único e indisoluble y no tiene por qué ser así.

El teatro de creación sería entonces como «un molde», un proceso, una disciplina desde donde hacer teatro.

Otra cuestión que me gustaría abordar es por qué se asocia el teatro físico con el teatro de creación.

Esto puede que les suene extraño a todas las personas que vienen de fuera de la ESAD de Murcia, porque esta confusión no suele existir fuera de aquí. Y el motivo es el siguiente: al crear el itinerario e integrarlo dentro del plan de estudios reglado, tuvimos que poner nombre al tipo de interpretación que acompañaría al recorrido. Interpretación en el teatro textual y musical, por tradición y documentación teórica al respecto lo tenían bastante claro, porque hay muchos métodos y sistemas para trabajar textos dramáticos y partituras musicales. Pero al estar insertados en la especialidad de Interpretación, ¿qué tipo de metodología sería la correcta para hacer teatro de creación? Pues todas y ninguna en concreto, porque dependiendo el tipo de creación que hagamos necesitaremos unas u otras. El hecho de decidirnos por las técnicas y metodologías pertenecientes al estilo de interpretación de teatro físico, entendimos que podría incorporar al plan de estudios de la ESAD contenidos de otras disciplinas que no existían en ese momento en nuestra escuela y que, pensamos que enriquecerían la formación académica del centro. Pero es obvio que todos sabemos que el teatro de creación no es teatro físico, y que además dichas técnicas se pueden incorporar tanto al teatro textual como musical, como gestual, etc.

Ya hablaré del organigrama del itinerario en otro momento, pero en tercer curso sí partimos de las técnicas de teatro físico para el proceso de creación, y en cuarto curso, final de carrera, los estudiantes pueden elegir las metodologías de actuación que más se adecúen a la idea y proceso que quieran construir.

Y por último, también me gustaría referirme a esa idea de asociar siempre al teatro de creación con la modernidad, con lo transgresor, con lo radical. Es cierto que es el «recipiente teatral» que más se puede prestar a ello, suelen ir de la mano, ya que cuando algo se empieza a gestar desde lo presente, cuando las ideas que nos surgen se generan desde lo que nos rodea y nos provoca, lo usual es que lo más innovador se lleve a la escena.

Lo lógico es que, si construyo algo desde la nada para hablar de mi mundo, necesite de mi mundo y sus códigos para ello. El teatro de creación permite esto, evidentemente, con facilidad, pero no indica que sólo lo más innovador me esté hablando de teatro de creación. No me obliga a que sea un tándem fijo, aunque es cierto que mayoritariamente suelen ir de la mano.

Para finalizar solo me gustaría deciros, que me encanta que esta «segunda hija» esté creciendo, que camine también ya por su adolescencia, donde posiblemente sus hormonas están más activas, y de verdad que deseo que se haga madura y fuerte, y que tenga un largo recorrido tanto aquí como en otros centros pedagógicos.

Me alegra saber que cada vez más en las programaciones de los centros teatrales y espacios alternativos, se recurre a este modelo teatral para generar un estilo propio, o para investigación, o para trabajar en colaboración y crear sus propias compañías, o generar teatro aplicado en las escuelas, o trabajos de inclusión social, etc.

Por eso, ahora en la distancia, las veo a mis dos aventuras creciditas, adolescentes, buscando su propia personalidad y camino, y siento que sí, que ha merecido la pena.

Referencias bibliográficas

González, C. (2003). Creatividad aplicada al lenguaje. En A. M. Guervilla, Creatividad aplicada, una apuesta de futuro. Tomo II. pp. 635-651. Dykinson.

Lepecki, A. (2011). Repensar la dramaturgia. Errancia y transformación. CENDEAC.