El espejo de Samuel

Antonio José Ruiz Alguacil

Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia

En un espacio oscuro, como la noche sin estrellas, tan solo brillan, tenues, los pensamientos que brotan en la mente de Samuel. Titilan, casi imperceptibles en forma de personajes, a la vez que una lengua de fuego, frágil y fría, baila en la escena mecida por el aliento que producen todas sus voces. Voces pasadas, voces presentes y voces futuras manan de una misma boca en este mismo momento tan solo separadas por un gran espejo, el mismo que las guillotina con su frío cristal, cristal que encierra un frágil viso de esperanza deseando romperse.

SAMUEL. - El sonido de la última gota de agua presa anuncia dónde yace mi cuerpo, flotando en su ondular retenido. Pila inundada en la catedral vacía en la que tan solo estoy yo, sumergido, desnudo, con mi cuerpo totalmente mojado, abrigado por su templanza, con los ojos cerrados, cubierto de pétalos de amapolas. Dentro de esta blanca artesa intento no pensar en nada.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Intento no pensar en ese instante que sólo tú sabías sería el último; intento no pensarte, no verte, no oírte; intento sacarte de mi cabeza sangrando este corazón lleno de flores y espinas.

SAMUEL. - Sumergido en la bañera, cubierto de agua salada, entre nubes de espuma queriendo desaparecer, mi cuerpo yace, casi inerte.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Te resbalas de entre mis manos sin poder retenerte y, ya sin forma, vuelves al agua y en mí te inundas.

(Aparece una sombra enorme con la forma de una silueta humana orientada hacia él)

SAMUEL. - Y ahí está ella, quieta, mirándome. La noto. La siento ahí, porque ahí está ella, con su mirada fija en mí, sabedora de que no me rezagaré; sumergiéndome, más si cabe, en las profundidades de la demencia.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Tu agua me vela los oídos impidiendo mi respiración.

SAMUEL. - Me hundo en la oscuridad y todavía oigo cómo me observa.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Me rebosas.

SAMUEL. - Siento su atenta inexistencia ahí fuera, sentada, esperándome, esperando la nada.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Qué quieres de mí?

SAMUEL. - Le pregunto sin mover los labios.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Déjame, por favor, márchate. No puedo renacer si me miras.

SAMUEL. - Todavía sigue ahí, sin prisa alguna, como una estatua fría, imperturbable, mientras mi cuerpo se sumerge cada vez más en la noche oscura.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Qué quieres de mí?

SAMUEL. - Y ella me responde: "nada más".

(Pausa)

Refriego mi rostro con las manos entumecidas y lo descompongo en muecas estiradas.

¡Quiero borrarlo todo!, ¡negarlo!, si pudiera abrir mi mente sacaría de dentro todos aquellos pensamientos y los asfixiaría en las profundidades que me anegan.

(Pausa)

Yo soy esa catedral en la que estoy imbuido. Yo soy ese templo con el firmamento abovedado en sus techos, con sus pétreos troncos arraigados a la tierra, sosteniendo el mismo cielo.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Donde tú antes me iluminabas regente.

SAMUEL. - Yo soy la oscuridad ahora. Soy el limbo negro y lento donde nace la noche; solo iluminado por las débiles llamas de las ceras que arden en algún lugar desde mi alma.

(Pausa)

Me encomiendo a mi dios olvidado a través de un rezo callado, mudo, que cuelga en el aire incendiado como una invisible tela de araña.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Quiero salir de esta letanía repetida y sostenida.

SAMUEL. - Libaciones agridulces, férreas, de la vida y la salvación, tiñen mis aguas con la tinta oxidada.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - .de nuestra unión.

(Pausa)

SAMUEL. - Soy el nacer muriendo.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¡En esta noche te doy mi cuerpo por última vez!, te doy mi sangre, todo lo que te ofrecí en aquella alianza nueva y eterna que fue derramada por los dos, por ti y por mí, y de la que tú tan solo te salvaste.

SAMUEL. - Crucificado en este templo sin fieles ni devotos que es mi purgatorio. Clavado en la madera, sintiendo sus astillas rasgar mi carne, sus nudos señalan mis heridas. Clavado con los hierros oxidados de la indiferencia y del olvido. Colgado de la fría piedra, desnudo, transparente.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¡Yo soy este templo de la nada más absoluta desde el que irrumpe con fuerza una torrencial riada de aguas turbias y negras que destruyen los enormes portones que encierran lo poco que queda de mi fe esta noche!

SAMUEL. - Y mi cuerpo resurge del ahogo en este cuenco de porcelana.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Se ha ido.

SAMUEL. - Al fin se fue.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Dejó de mirarme.

SAMUEL. - Soy el nacer muriendo.

(Pausa)

Mi mente brota nublada mientras se desangra mi cuerpo. La cubre una niebla espesa que no deja ver las afiladas aristas escondidas tras esa bruma blanquecina donde los peñascos ocultan la belleza. Ocultan las heridas que sus filos dejaron en mis venas.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Porque este es mi cáliz. Cáliz de la perdición del que creo nacer muriendo.

(Aparece lentamente en el espejo el reflejo de un Samuel marchito frente a su Pensamiento)

SAMUEL. - Yo soy el hombre frente al espejo, yo soy el yo frente al . Y, en mi reflejo, veo un yo que no reconozco. Un ser con mi apariencia, desnudo completamente. Me contempla con una mueca descolgada y, con sus ojos profundos en la nada, me habla.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Qué has hecho, Samuel?

SAMUEL. - (Por su Pensamiento frente al espejo) Y yo le observo sin decir nada.

REFLEJO DE SAMUEL. - Mírame.

SAMUEL. - Y yo le hablo sin decir nada.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¡Mírame!

SAMUEL. - Un nudo se me enraíza entre el pecho y la garganta.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Qué has hecho Samuel?

SAMUEL. - Le ignoro por completo y dejo de observarle. Bajo la mirada en busca de mis brazos, de mi piel, de mis venas y ¡ahí siguen serenas! ¡Ahí sigo!, terso, todavía joven, piel blanca, inviolada. Me acaricio con las manos atrapadas y no dudo en observar el agua que antes tiñera de malva, todavía limpia y clara, a este lado del espejo.

REFLEJO DE SAMUEL. - (Girando levemente sus brazos hacia el espejo) ¿Buscas esto?

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Por qué juegas conmigo? ¿Por qué me imitas? Me sigues, me miras, eres el yo que no soy yo, eres un ser que ha copiado mi apariencia, juegas conmigo y en ti. me reconozco.

REFLEJO DE SAMUEL. -Dime, ¿buscas esto, Samuel?

SAMUEL. - Cierro los ojos y nuevamente oigo rezos en mi cabeza, letanías lejanas, ecos de incienso y velas.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Qué he hecho?

REFLEJO DE SAMUEL. - ¡Te he dicho que me mires!

SAMUEL. - Y no puedo resistirme a la violencia de su voz de ultratumba y buscar en ese que no soy yo unos ojos que no existen al otro lado del espejo. Le observo cómo lentamente alza sus brazos, me muestra sus muñecas segadas, abiertas, oscuras, secas.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Buscabas esto, verdad, Samuel?

SAMUEL. - Y tras un silencio de ecos mudos mi voz al fin suena también para él.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Sí.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Por qué lo has hecho Samuel?

SAMUEL. - Y mi mirada, derrotada, atisba en las profundidades unos ojos que son los míos.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¡¿Por qué lo has hecho Samuel?! Mira, observa ahora tu gran obra, pintor de cuchilla con pintura de carnicero. ¿Por qué lo has hecho, Samuel?

SAMUEL. - El nudo que antes me estrangulaba, el que me impidiera hablar, ahora brota por mi boca con rosas que son todas las flores, con sus espinas, con sus afiladas hojas.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Por qué le dijiste al afilado acero que me llamara con nuestra sangre, Samuel? Acaso, ¿no tuviste suficiente cuando nos sacaste los ojos? ¿Dejarme ciegos no te bastaba, Samuel? No, no era suficiente para ti, no era suficiente para ti callarme Samuel. Me quisiste cortar la voz, pero por más que me mutiles te seguiré hablando, Samuel. Te seguiré donde quiera que vayas, en cada reflejo, en cada cristal, me verás. ¿Sabes por qué? Porque casi lo consigues. Mírame. ¡Mírame, Samuel!

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - Déjame, por favor, déjame.

REFLEJO DE SAMUEL. - No puedo dejarte morir Samuel, porque soy el mañana que te espera, terco y tenaz, yo soy el futuro pasado, soy el vencedor vencido. No puedes dejarnos morir, Samuel. Vuelve a la superficie, despierta de las profundidades del mar oscuro y frío en el que estás y resurge desde tus profundidades como en un caer hacia arriba que cada vez se acelera más. Yo te estaré esperando, Samuel. Agárrate a mi mano, aférrala con fuerza, déjame sacarte de la agonía en la que estás. Rompe el espejo, Samuel.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - No puedo.

REFLEJO DE SAMUEL. - Rompe el espejo, libérame.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - No, no, no puedo.

REFLEJO DE SAMUEL. - Sí, sí puedes. ¡Vamos! No nos queda tiempo, todavía puedes salvarnos Samuel.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Para qué?

REFLEJO DE SAMUEL. - Mírame a los ojos. Mírate. El fin se acercará inevitable, te lo aseguro, pero ahora no es el momento de llamarle. ¡Sálvanos Samuel!, rompe el espejo. ¡Mírame! Rompe las cicatrices que encierras en este cristal, haz que se conviertan en mentiras, en ideas solamente, y. nada más.

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¿Quién soy ahora?

REFLEJO DE SAMUEL. - Tan solo puedes ser un reflejo pasado, Samuel, porque tú eres mucho más. Eres el ave con alas que puede volar, eres la semilla que transporta el viento al vientre de la primavera, eres la luz que rodea esa catedral, ¡Tú eres mucho más que un reflejo y nada más! Por favor, rompe el espejo, no queda tiempo, Samuel.

SAMUEL. - Me hundo en mi propia agua, en mi propia corriente, no tengo fuerzas para seguir.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¡Rompe el espejo! Por favor, Samuel.

SAMUEL. - La nada que antes me miraba sentada se apodera de mi voluntad, tira de mí hacia el fondo, esgrime el filo acerado con el que quiere que me dé fin, me lo ofrece complaciente.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¡No la escuches Samuel! No nos queda tiempo...

(Silencio)

REFLEJO DE SAMUEL. - Por favor Samuel. ¡Sálvanos!

SAMUEL. - Mi cuerpo cae plomizo hacia el fondo acristalado de ese mar de dudas donde no existen las fuerzas, mi propio yo me ha errado culpando a los demás de mi tedio, y ¿es mi propio yo el que viene ahora a salvarme?

PENSAMIENTO DE SAMUEL. - ¡Déjame! ¡Dejadme morir!

REFLEJO DE SAMUEL. - Por favor. Samuel, sálvanos. Rompe el espejo.

SAMUEL. - Y mi cuerpo se rompe en miles de pedazos, en miles de trozos de hielo cristalino, chocando contra los fríos afilados de las profundidades. Mi cuerpo se rompe violento contra todos ellos, extiendo la mano al fin.

REFLEJO DE SAMUEL. - ¿Samuel?... ¡Samuel! Estoy aquí, ya no puedo verte desde este lado, no puedo verte, pero estoy aquí, sigo aquí gracias a ti. Gracias, Samuel, gracias. Estoy aquí, estoy aquí Samuel, estás aquí, conmigo. A salvo, a salvo de ti, de nosotros, de todos, vivos.

Fin

Apuntes para la puesta en escena: en su primera concepción para ser representada, hace más de veinte años, esta obra de El espejo de Samuel fue concebida para que dos actores realizaran la interpretación de Samuel en su presente y en su futuro. Posteriormente, y para ser escrita, el Samuel del presente se configura como su propio narrador, adquiriendo la figura de ser el intermediador entre la dicotomía de sus pensamientos en su pasado y las consecuencias que tendrán sus actos en su futuro (de ahí que se materialice en tres personajes).

Obra pensada para ser representada en la fecha de Todos los Santos, con una humilde reverencia al ambiente oscuro y psicológico de Edgar Allan Poe (1809-1849), fue producida como relato sonoro durante la pandemia y subida a redes sociales, en el año 2020 (Ivoox y YouTube), con el único fin de colaborar entreteniendo a nuestra colectividad social en ese momento tan desconcertante. Interpretaciones realizadas gracias a la voz de mi querido amigo y actor Manuel Ortega Vidal, en el papel del último Samuel, y por la mía propia (el autor que te escribe ahora). Si quieres escuchar el relato puedes pulsar sobre el título de la obra, al inicio de la misma y accederás al canal de YouTube que se llama Radio Relatos Historias contadas. En caso de que lo escuches, comprobarás la importancia de los ritmos como parte poética de la palabra (marcados en el texto a través de los signos de puntuación, y en la narración a través de la interpretación y de los recursos paraverbales dados en el momento de la grabación). Además, comprobarás que coexisten dos composiciones musicales transformadas digitalmente para servir de soporte ambiental a las narraciones (violín y piano del tema Fratres de Arvo Pärt y música gregoriana).

Actualmente, y en el caso de realizar la puesta en escena de esta obra dramática, añadiría proyecciones de vídeo (con imágenes simbólicas de una iconicidad media baja y en blanco y negro o casi carentes de color, siguiendo las descripciones del personaje y sus variantes) e intentaría contar con la participación de una profesional de danza que plasme toda la narrativa dramática a través de su cuerpo, vehiculizando las emociones y la música con su figura. No hay indicación directa que hacer a elementos escénicos como la indumentaria y la caracterización, porque no deben condicionar al personaje y a la desnudez física y psicológica que muestra; dando igual, incluso, su sexualidad y que en lugar de Samuel se llame Carla (espero que tanto el coloreado de los distintos diálogos como los usos de la cursiva te ayuden a situar cada parte del personaje).

Pero, como siempre, y como habrás deducido llegando hasta aquí, lo mejor que podría pasarle a este texto es que quien lo lea imagine la escena sin condiciones previas y pueda darle forma con total libertad, por eso escribo esta información al final del mismo, aquí.