Mi hermana
acaba de tener un hijo

María Rodríguez Alonso

El personaje es M,

abreviatura de mujer de 30 años cuya hermana acaba de tener un hijo.

El espacio es el escenario de un teatro.

0.

La actriz lleva una cabeza de conejo puesta. La fórmula química CaCO3 se proyecta al fondo, en el ciclorama. Es la actriz misma quien ejecuta las proyecciones desde un ordenador que hay sobre la mesa.

Figura 1. Fuente: Diego Montana.

M: ¿Sabéis qué es eso?

Eso es el carbonato de calcio. O sea, un compuesto químico, una fórmula. Se trata de una sustancia muy abundante en la naturaleza, forma rocas, forma rocas en todas partes del mundo. Y también esqueletos y conchas de muchos animales. El carbonato cálcico, llamado así en nomenclatura tradicional, está compuesto por un átomo de carbono, un átomo de calcio y tres átomos de oxígeno. Mis padres eran médicos, los dos. Trabajaban cada día por vocación y por dinero, para darle lo mejor a sus dos hijas. Guardias en La Vega, guardias en Clínica Belén, guardias en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Una guardia de presencia física de diecisiete horas, a 16.70 euros la hora, 283 euros, menos un IRPF del 19%: 250 euros la guardia. Si os parece mucho, no estáis entendiendo nada. Me refiero a que una guardia presencial en una puerta de urgencias no se la deseo yo a nadie. Clases particulares de inglés, clases de ballet, verano en Oxford, clases particulares de piano, clases de teatro, verano en Edimburgo.

¿Alguien tiene un billete? ¿Un billete? ¿No? Podría pedirlo para prenderlo. Quiero decir, para quemarlo. Me refiero a quemar el billete, aquí, en escena, como metáfora. Pero no lo pido porque sólo ofrecería el billete mi padre, que está entre el público... Y ya está bien.

No sólo invertían dinero en nosotras. Mis padres pasaban mucho tiempo con sus hijas. Especialmente mi madre. A mi madre no le importaba pasar todas las horas de la tarde con nosotras. Ella fue la que nos enseñó lo fundamental que sería para nosotras estudiar. Nos tomaba la lección cada día hasta que la supiéramos perfecta. Mi madre también me ayudó a estudiar formulación. Sin embargo, nunca me dijo que el carbonato cálcico es una sal ternaria formada por un metal, un no metal, y el oxígeno. No. No me dijo que el tres es la valencia del elemento metálico, el calcio. Nada de eso.

La actriz se quita la cabeza de conejo y mira al público.

Mi madre llamó al carbonato de calcio:

La fórmula proyectada se transforma. Ahora se puede leer:

conejo orejudo tercero comealfalfa

conejo orejudo tercero comealfala.

¡Me contó una historia! ¿No lo veis? Para que memorizara la puta fórmula se inventó un cuento. No era ciencia. Eran tres conejos. Tenían que ser tres conejos. Tenían que ser tres conejos, al menos, si este era el tercero. Tres conejos con las orejas grandes. Que se alimentaban de forraje, de alfalfa. Tres conejos comiendo, ¿no?

Aprobé con muy buena nota. Pero... me sedujo el cuento del conejo, no la química. Y todavía estoy pagando las consecuencias.

Desaparece la proyección. La actriz sale.

1.

La actriz reaparece en escena. Lleva en una mano un regalo, en la otra mano un globo de helio grande, blanco.

Ahora rompe aguas. Contracciones.

M: Ya no hay vuelta atrás. El borramiento del cuello del útero es del 50 %. Quiero decir, que la dilatación es de 1 cm. Mi hermana está ahí dentro, dilatando. El cuello del útero de mi hermana se está dilatando. Estoy en la segunda planta del hospital maternal. Desde aquí asisto a la tragedia.

La actriz se tumba sobre la mesa de quirófano. Trabajo de parto.

Figura 2. Fuente: David Martínez.

Es cuestión de horas, de minutos. El borramiento del cuello del útero será del 90 %. Habrá dilatado 4 o 5 cm. Ahora la matrona usará guantes estériles para comprobarlo. Irremediablemente pronto: 100 % de borramiento. 10 cm de dilatación. Ya no hay vuelta atrás.

Corta con unas tijeras el invisible cordón umbilical.

Un bebé nace por el canal de parto.

Yo recibo la noticia en la primavera de 2019.

Sonido de móvil. La actriz atiende la llamada, escucha...

Al público.

Mi hermana está embarazada.

Es entonces cuando pienso en mi madre. Justo antes del desvanecimiento general de todas las cosas. Justo antes de que mi hermana tenga un hijo, pienso en mi madre. Le pido cuentas a mi madre. Intento encontrar en su vida una explicación de la mía. ¿Qué le daré de comer a mis hijos? ¿Dónde irán de vacaciones? Días de fiesta. Días de navidad. Celebraciones de cumpleaños...

A ver. Estoy buscando un sentimiento de serenidad y de paz. Lo estoy buscando. No lo encuentro. Pero lo busco... Porque tiene que haber una... borrosa razón que explique este nacimiento. Envuelvo un peluche de un taxi amarillo, muy especial para mí, para regalárselo al bebé. Busco una tregua con el sinsentido. No la encuentro. Pero la busco... ¡Las dos! ¡Mi hermana y mi madre! Ambas profesaban un. culto secreto, pocas veces verbalizado, a la vida.

Por eso yo, en el fondo, ya me esperaba lo del hijo. Vamos, que yo me temía que mi hermana tendría un hijo. Yo realmente ya sabía que esto iba a suceder.

De nada sirvió que les advirtiera. ¿Aquí? Aquí ya no queda pretensión de salvamento. Ese niño nacerá pese a mis discursos. Ese niño es el reconocimiento del fracaso de la palabra. Y ahora sus padres mantendrán sus puestos de trabajo solo para engordarlo. Y sonreirán cuando descubran sus asquerosas heces en el pañal. Y abandonarán sus propias vidas y sus aspiraciones. Y limpiarán una y otra vez su piso soleado, no solo para que las visitas vengan a verlo, sino para disimular la bajeza de sus almas.

Joder. Si es que yo lo sabía. Yo lo sabía porque de una manera indirecta me lo advirtieron. Mi hermana y mi madre me lo advirtieron: ¡profesaban el culto a la vida!

Ellas en su amor por la vida siempre han necesitado dar amor. Amor de sus antepasados que transmitirán a sus descendientes. Amor de estirpe.

Tengo las pruebas. Hay pruebas. Declaraciones escritas que lo constatan. Ni a punto de nacer este niño me parece verosímil. A veces uno tiene que recurrir a las pruebas.

La actriz saca del paquete de regalo una postal. La graba con el circuito cerrado de forma que la comparte, en tamaño ampliado sobre el ciclorama, con todos los espectadores.

Año dos mil diez. Diez años antes del nacimiento del bebé. Mi veintiún cumpleaños. Felicitación de mi hermana en la que se puede leer:

¡"Felicidades porque... porque es una maravilla enamorarse del guapo en una sala de cine (e intuyo que eso nos sucederá aún cuando seamos hermanas de sobrinos .)"

¡Hermanas de sobrinos!, escribía. Mi hermana siempre me ha escrito, ¿no?, en cada cumpleaños, tarjetas de felicitación como esta. Pero es que aquí se le coló una prueba. Prueba que aclara que ella previó que seríamos hermanas de sobrinos. O sea, que con el transcurso de los años nosotras nos veríamos para que nuestros hijos se entretuvieran con sus primos. ¿Y nosotras qué?

No solo no hizo nada para evitarlo. Lo planeó.

Ídem con un cuaderno.

Un documento de 2003. Así reza el testimonio de mi madre, que escribe para sus dos hijas:

"No sé desde cuando os quiero pero si te puedo asegurar que aún antes de concebiros os amaba. Amaba a esas que serían mis hijas ".

Está claro. Mi madre también planeó su amor. Nada que añadir. Ya no hay vuelta atrás. Mi teatro, inútil, aniquilado ininterrumpidamente por lo real.

2.

M: Uso un circuito cerrado. A ver. No estamos en el paritorio número doce del hospital maternal. Estamos en un teatro. Deben ser las... siete y cuarto de la tarde. Y las imágenes de aquí del fondo que veis proyectadas las grabo con esta cámara. ¿Sí?

Me explico. Las imágenes las grabo con esta cámara. Viajan por un cable HDMI al ordenador. Del ordenador van al proyector. Y el proyector las lanza al ciclo. Estudio teatro. Uso un circuito cerrado porque el profesor de la asignatura "Cómo hacer las cosas en el teatro bonitas" insiste en que mostrar el truco es bonito en el teatro. La gracia es esa: que el circuito es cerrado, ¿no? Es decir, que vosotros veis el objeto y veis también la imagen del objeto proyectada, eh... Mira, no sé. El profesor dice que así es más bonito.

El profesor de "Cómo hacer las cosas en el teatro bonitas" es también el padre del hijo que va a tener mi hermana. Así es. Macbeth y mi hermana van a tener un hijo. A partir de ahora lo llamaremos Macbeth. Por la intertextualidad y la metateatralidad. Me refiero a que Macbeth necesita el respaldo de mi hermana para penetrar, perdón, para perpetrar su crimen. Su hijo es su crimen. Nooooo. No os engañéis. No es ella quien le convence de semejante idea. Ni mucho menos. Es él. Este hijo es la tragedia de la imaginación de Macbeth. Es fruto de su ambición, de sus anhelos y de sus deseos. Entre lo que él imagina y lo que él hace hay solo una brecha temporal. Pero, en el momento de la verdad, ¿quién se manchará las manos de sangre?

También lo llamaremos Macbeth para preservar la identidad del profesor de "Cómo hacer en teatro las cosas bonitas", claro.

3.

Suena un metrónomo. La actriz toca al piano la melodía de una canción infantil ("Debajo de un botón-tón-tón...). Se alterna una frase musical y una frase de texto proyectada.

Madres de 38 años llevan a sus hijos de 4 años a clases de piano.

Nueva frase musical de la canción infantil. Silencio y proyección del siguiente texto.

Las madres no saben tocar el piano.

Suena una tercera frase musical de la canción. Nuevamente se hace el silencio y aparece una nueva frase proyectada.

¿Por qué no aprenden a tocar el piano las madres de 38 años que no saben tocar el piano?

4.

Tal y como hizo previamente con los textos manuscritos, la actriz enfoca ahora su móvil a modo de prueba para mostrarlo en la proyección.

M: Conversación de whatsapp entre mi hermana y yo el día 28 de enero de 2020. Fecha probable de parto. Fecha a partir de la cual la ciencia estima oportuno que nazca el bebe.

Se proyecta al fondo la conversación que la actriz lee.

Hermana: Cierra Expolibro.

M: Ya lo vi. Me dieron ganas de llorar.

Hermana: Está cambiando el mundo.

Mi madre decidió la ropa que mi hermana y yo, sus hijas, llevaríamos a su entierro.

Yo una falda negra por encima de la rodilla. Y una camiseta blanca de manga corta de la marca Caramelo. Las letras y el símbolo de la firma, aquí, en beige y negro. Todo de estreno. Las sandalias también. Planas, negras. Con unas tiras de brillantitos que dibujaban salamandras en cada empeine. La tienda de la marca Caramelo estaba en la calle Fernández Ardavín. Sí, en Murcia. Al lado del Romea. El Romea es el teatro principal de la ciudad. Mira. Si tú te pones mirando al Romea, la primera perpendicular que da a Gran Vía, a mano izquierda, justo esa es la calle Fernández Ardavín. Cuando éramos pequeñas íbamos desde Mazarrón a Murcia a comprar ropa para las ocasiones especiales.

Cuando paso por la calle donde solía estar la tienda de la marca Caramelo pienso en mi madre. Pienso en que ella no está. Mi madre no está y tampoco está la tienda donde compró la ropa que lleve a su entierro. Parece como si hubiera un orden y un misterio, ¿no? Mi madre no está. Tampoco está la tienda... Cuando contemplo una coincidencia de ese tamaño comprendo que todo cuanto nos rodea fluye bajo un orden. Pero todo fluye bajo un orden que incluye el desorden. O sea, todo se da en una tensión que emana esperanza y belleza.

Se ilumina el globo que quedó en segundo término hace un par de escenas. Parece haberle interrumpido. A continuación la actriz se dirige al globo.

¿Qué? "¿Que la compraste en El Corte Inglés?" "¿Que compraste la ropa en El Corte Inglés?" No me jodas la historia, mamá. Es que si no la compraste allí no hay coincidencia. Hostia. Entonces no hay misterio, ni orden... Joder, mamá.

¿Pero no la compraste en la tienda de la calle Fernández Ardavín? ¡Mamá! ¡Cómo va a cerrar el Corte Inglés por mucho que tú te mueras! El Corte Inglés no atiende a tragedias particulares. El capitalismo está muy por encima de nuestra melancolía, mamá.

5.

Suena la nana de Sevilla.

Se proyecta el siguiente texto de Lorca:

Figura 3. Fuente: David Martínez.

Hace unos años paseando por las inmediaciones de Granada oí cantar a una mujer del pueblo mientras dormía a su niño.

Siempre había notado la aguda tristeza de las canciones de cuna de nuestro país.

¿Cómo hemos reservado para llamar al sueño del niño lo más sangrante, lo menos adecuado para su delicada sensibilidad?

6.

Sonido de cinematógrafo.

Se proyecta se proyecta una escena de Eva al desnudo, concretamente la que contiene el siguiente diálogo.

La actriz y el globo atienden a la película.

Margo: La chica, la joven, bajará dentro de un minuto. A no ser que prefieras subirle tú el martini.

Bill: Luego le haré otro. Karen, ¿una copita?

Karen: Gracias.

Lloyd: La atmósfera, en general, es muy macbethiana. ¿Qué ha pasado o qué va a pasar?

Margo: ¿De qué está hablando?

Bill: Macbeth.

Karen: Te conocemos. Te hemos visto así otras veces. ¿Ha terminado o acaba de empezar?

Margo: Ajústense los cinturones. Esta noche vamos a tener tormenta.

La actriz se dirige al público.

M: Mirad. Mirad y analizad el parecido físico de mi madre y mío. He heredado la forma del rostro. He heredado las pantorrillas. He comprendido la naturaleza de la herencia. Pienso en qué heredaran de mí mis hijos.

Mi padre tiene razón, siempre la tuvo. No me parezco en nada a él. Soy igual que mi madre. Idénticas hasta la confusión.

Ahora se dirige globo.

Realmente cuando cierro los ojos y pienso en ti, no te imagino así. Por lo general vienes a mí a la edad de unos cuarenta años, más o menos. Últimamente lo haces con una chaqueta de cuero. Así, como con muchos hombros. Y con tacones. ¿Sabes? Cuando me quedo sola y me dedico a invocarte cada vez te pareces más... ¡a Bette Davis!

"¿Que tú nunca fuiste tan vieja como Bette Davis?"

Yaaaaa. Pero no te apareces como ella de mayor. Mira. Exactamente te imagino como ella en su papel de Margo Channing.

¿Sabes mamá? Bette Davis fue la primera mujer en ser presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Como tú hubieras sido mamá. Y se enamoró del protagonista de Eva al desnudo y se casó con él. Como tú hubieras hecho.

Llevo diecisiete años sin ti y ahora apareces.

Se dirige al público.

Cualquiera que me observe con un poco de atención puede notar en mi ese nerviosismo de quien ha perdido su identidad porque hace diecisiete años y medio que su madre no dice su nombre.

7.

Suena música electrónica.

La actitud de la actriz y la luz nos trasladan a una especie de show, a una discoteca.

M: Verano de 2019. Mi hermana no es una mujer. Es un cuerpo que engorda. Es un cuerpo que envejece. Un cuerpo que reclama miles de cuidados.

La sociedad es condescendiente con el envejecimiento de los hombres, en cambio, es implacable con el de las mujeres.

Figura 4. Fuente: Rafa Márquez.

Sobre la base monótona suena la melodía de Those were the days, de Mary Hopkin.

Ahora la actriz canta. Sexy.

SUEÑO. MAREO. ESTRÍAS. VÓMITOS.

CLOASMA. ANGUSTIA. SUDOR. REFLUJO.

Al público. Vehemente.

Yo, yo pondría al niño en el cambiador, a un metro de altura, lo dejaría solo y saldría del cuarto. Sólo se puede hacer algo así cuando has comprobado, mes a mes, a medida que engordaba la barriga cada día más gigante, que tu hermana te decepciona. Que tu hermana es una persona despreciable y que está dispuesta a dejarte sola. Solo se puede hacer algo así cuando descubres que te han sustituido. ¿La gente? La gente se pone cursi con los bebés. No me jodááááis con los baberos y los putos sonajeros. ¿Qué sois? ¿Imbéciles? ¿Es que no os dais cuenta de que el nacimiento de este bebé es una injusticia? ¿Es que hace falta otro bebé más de mierda en este mundo de mierda de personas de mierda? ¿Es que vale aquí decir, desde el más que razonable sentido común, que no se puede matar a un bebé? ¿Es que vamos a darle la razón ahora aquí a mi hermana si se le ocurre ponerse a parir un hijo? Por eso yo pondría al niño en el cambiador. Lo dejaría solo. Saldría del cuarto. Ese sería el único gesto sincero. Y vuestros baberos y vuestros putos sonajeros os los podéis meter por el culo.

Sube el volumen de la música. Canta.

SUEÑO. MAREO. ESTRÍAS. VÓMITOS.

CLOASMA. ANGUSTIA. SUDOR. REFLUJO. LUMBALGIA. ECCEMAS. LOCURA. HAMBRE. MAMAAAAA. MAREO. INSOMNIO. AGOTAMIENTO.

Se detiene la música.

Susurra.

La belleza se ha marchado para siempre.

8.

Al globo.

M: Mi hermana se casó y no viniste a conocer a Macbeth. Decidí empezar arte dramático y no estabas aquí.

"¿Qué cómo ibas a venir si estabas muerta?"

Ya, claro. Dicho así parece una obviedad. Pero para mí no es una obviedad. Para mí es un motivo grande de preocupación. Que pongas cualquier excusa. ¿Y nosotras qué? ¿Tus hijas qué? ¿Cómo podemos dar semejantes pasos sin ti? ¿Pretendes que sigamos viviendo sin que nos castigues o nos apruebes?

Pero está claro que esta incomparecencia no te la podías permitir. ¡Mamá! ¿Un nieto? Un nieto tú no te lo ibas a perder.

"¿Que no podías tolerar esta grieta?"

¿Pero qué grieta? ¿Qué grieta mamá?

"La que se produce entre el pasado que vivimos y el presente que ahora empezamos a vivir". "Que vienes a conectar el pasado que vivimos contigo y el futuro que viviremos con el bebé para que no nos volvamos sombrías, para que para que no nos volvamos melancólicas y no se ennegrezca nuestra mirada".

Ah. Bueno.Te pongo al día. Me gustó la boda por lo que tuvo de natural. No, la mía no. La de mi hermana y Macbeth. Al estar muerta la madre de Macbeth quedó simétrico. No cojas disgusto. Claro, hubo dos padrinos, nada heteronormativo. ¡Hombre! Era el mes de agosto. El último fin de semana. Evidentemente, la fecha la elegimos nosotras para estar morenas y guapas. Ya sabes que las noches de verano aquí son enigmáticas hasta alcanzar la irrealidad. O sea, que yo creo que podías haber venido. Mi hermana estaba muy feliz.

9.

Suena el Himno a la Purísima Concepción, patrona del pueblo de Mazarrón.

La actriz canta.

M: Bien puedes Almazarrón publicarte agradecida a la que fue concebida sin culpa mancha o borrón. La la la la la la, la la la la la. La la la la la la. La la la la la la la la.

"Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?"

Marcos, capítulo 15, versículos del 33 al 34.

Al público.

Trabajo los veranos en el Centro de Salud de Mazarrón. Allí trabajaba mi madre. En el mismo Centro de Salud. Así que al salir del trabajo, cada día, voy a comer a mi casa de la playa. Mi padre está en esa casa veraneando. Así que durante una temporada como en la misma casa que mi padre, duermo en la misma casa que mi padre. Recobramos un orden que ya no existe.

Un recorte ilumina a una espectadora del público.

La actriz se dirige a ella:

¡Ascensión! Ascensión es una enfermera de mi Centro de Salud. Ascensión tendrá aproximadamente cincuenta años, ¿cincuenta? ¿más o menos?

Al público.

Ascensión y mi madre trabajaron juntas hace más de veinte años. Ahora quien trabaja con Ascensión soy yo. Me cuenta cosas de ella. Me cuenta que mi madre le daba consejos. Porque nosotras, mi hermana y yo, teníamos ya algunos años cuando Ascensión tuvo a sus hijos.

Se dirige nuevamente a la espectadora iluminada.

¿No? ¿Tus críos deben de ser algo menores que nosotras, no?

Lo cuento, ¿eh? ¿Lo cuento?

Al público, nuevamente.

Una de las preocupaciones de madre de Ascensión era no saber contestar a sus hijos cuando le hacían preguntas de matemáticas, lo pasaba mal si cometía errores al enseñarles cómo dividir.

Voy a hacer yo de mi madre un momento, ¿si? Para recrear la escena esta de los deberes de los hijos de Ascensión. Porque Ascensión está super participativa... pero igual hablar con un globo, igual ya le parece excesivo...Voy.

"Lo que necesitan tus hijos. . ."

Se acerca al globo que parece corregirle. Vuelve a su posición. Tose, se aclara la voz. Corrige la postura. Y lo intenta de nuevo.

"Lo que necesitan tus hijos es que le des una respuesta. Que sea o no la correcta no es tan importante. Necesitan tu decisión, aunque sea fingida. Quieren saber que alguien les puede contestar siempre. Buscan tu certeza, tu mentira firme."

Suena New York, New York de Frank Sinatra.

Es el año 2000, tengo once años. Toda mi familia hemos ido juntos de viaje a Nueva York. El último día subimos al Empire State.

Estando allí mi madre me dice que tengo veinte dolares para comprarme un recuerdo pero que me distribuya yo misma el dinero. ¡Veinte dolares! Pero que me distribuya yo, ¡yo misma!, el dinero. Yo estoy dudando entre una mochila de Harry Potter y un peluche de un taxi amarillo. Mi madre me describe las opciones con objetividad, intentando ayudarme, pero para que decida yo por mí misma.

Mirando al globo.

Figura 5. Fuente: Rafa Márquez.

¿Sabes que sabré elegir que regalo querré?

Se dirige al público.

Era mi madre quien me sacaba de estos abismos.

Se dirige globo.

No. No me mires así. Claro que entiendo perfectamente esta representación extravagante tuya en forma de globo. Si tú siempre viviste lejos del sentido común. Ese fue tu estilo, tu marca, tu temperamento.

Al público.

Era mi madre quien me sacaba de estos abismos. Pero ya no me saca nadie. Porque nadie entiende el lugar en el que me encuentro. Ni yo misma lo entiendo. Es el lugar de la desesperación.

Desde donde estés le pides a Dios que me conceda certezas. Le pides a Dios que me dé a mi lo que a ti te debe con intereses. Tú, mamá, desde donde estés, le pides a Dios para mí, tu hija, el valor y la voluntad de vivir.

10.

M: Mi abuelo siempre decía: "¿Qué es el arte Marieta?"...No sé abuelo. "El arte es tener frío y no tener con que taparte".

Mi abuelo muere en octubre de 2003, cuatro meses después que su hija, mi madre. Causa principal de la muerte: pena rápida.

Mi abuela es un teléfono fijo en el aparador, y el bolígrafo que guardaba justo debajo, en el primer cajón. Mi abuela era una mujer arrolladora y vital. Pero eso fue hace tanto que parece que nunca fue.

Mi abuela muere en mayo de 2015, once años después que su hija y su marido. Causa principal de la muerte: pena lenta.

De nuevo, sonido de teléfono.

Un haz de luz irrumpe en el espacio procedente del cielo.

¿Abuela? Abuela.... ¿Eres tú, abuela? ¡Abuela! Sííííí. ¡Abuelaaaa! Esta obra iba del hijo que va a tener mi hermana. Sí, abuela. Sí. Pase que se haya colado mi madre. Pero ¿ahora tú, abuela? ¿tú también? En esta familia... hay mucho afán de protagonismo. Chicas... A ver. Por favor, ¡silencio! Chicas. A ver. Un momento: tantos papeles con una sola actriz no podemos asumirlos.

11.

Al público.

M: Navidad de 2019. Octavo mes de embarazo. Se ha muerto el padre de Macbeth.

Macbeth salvó entonces algunas de las plantas que quedaron en casa de su padre. Dos helechos y una hosta de hojas moradas. Llevó esas plantas a la casa donde van a vivir mi hermana y Macbeth con el bebé. En esta casa nueva están ya preparados el cambiador, la cuna y un contenedor de pañales con capacidad para cincuenta pañales y tres cierres herméticos que impiden la salida de malos olores. Macbeth trasplantó las plantas, las cultivó y las cuidó. Ahora que va a nacer su hijo las plantas del padre de Macbeth siguen vivas. Resplandecen en el balcón.

12.

Al globo.

M: Mamá, tu sabes que yo quiero lo mejor para mi hermana. Pero que nazca el bebé me viene mal.

"¿Que es un motivo de alegría? Que no este triste". Ya.

No. Si enseguida se me pasa.

"Que lo que me pasa es que yo intuyo en ese nacimiento la volubilidad del tiempo".

¿Qué dices mamá? ¿Qué volubilidad?

"Que no es el bebé. Que es la transformación, el movimiento, el cambio". "Y que lo que me duele esa intuición porque yo anhelo que nada cambie".

¿Tú crees?

"Que a ti no te engaño, que me conoces como si me hubieras parido".

Ya...

"Que tú sabes perfectamente lo que hago con esta obra de teatro".

¿Ah sí? ¿Y qué hago? A ver... ¿Qué hago?

"Que es una treta, una trampa para impedir que el tiempo avance". "Que me lo estoy inventando todo para detener el mundo en este instante".

Venga. Sí, claro. Lo que tú digas. Claro. Sí, mamá. Como tú eres la madre te crees que tú siempre tienes que llevar razón. Sí mamá, sí. Lo que tú digas. Lo que tú digas, mamá.

13.

Suena la nana de Sevilla. Se proyecta el siguiente texto de Lorca.

La canción de cuna perfecta será la repetición de dos notas entre sí alargando su duración y sus efectos.

Pero la madre no quiere ser fascinadora de serpientes.

La madre tiene necesidad de la palabra.

Mientras viene el sueño entra al niño de lleno en la realidad cruda y le va infiltrando el dramatismo del mundo.

El texto provoca emociones en el niño y estados de duda y terror contra los cuales tiene que luchar la mano borrosa de la melodía que peina y amansa los caballitos encabritados que se agitan en los ojos de la criatura.

14.

Al globo.

M: Mi hermana también se te parece, no te creas. Me pasa, a veces, cuando estoy con ella, ¿no?, estamos hablando y de repente, no es su voz, ¡es la tuya! Te lo juro, mamá. ¡Es tu voz! ¡La vuelvo a oír! Me pasa, sobre todo, cuando dice palabrotas. Yo oigo "tonta del coño" y eres tú quien lo dice, mamá. ¡Estoy segura! Me pasa también cuando conduce. Y cuando señala, así, con el meñique. ¿De qué abuelo, abuela, bisabuelo, bisabuela procederán esas manos? ¿Serán así también las manos de mi sobrino?

15.

Al globo.

Figura 6. Fuente: Diego Montana.

M: ¿Pero por qué tanta clase, mamá? ¿Para qué quiero yo saber inglés? ¿Por qué hicisteis eso por mí? Cervantes no hablaba inglés. No, Goya tampoco.

Al público.

¿Lorca.? ¿Hablaba inglés Lorca?

Mira. Cuando rechazo un contrato de médico porque tengo un examen de la Escuela de Arte Dramático digo que tengo un examen de inglés. He hecho tantos exámenes de inglés en los últimos tres años que a estas alturas debería ser bilingüe. La gente se pone nerviosa si tú no quieres trabajar por estudiar teatro. Pero el inglés, oye, les tranquiliza. Probadlo. Yo quiero ser como esas personas. Las personas a las que les tranquilizan las clases de inglés. Por eso este septiembre pasado me apunté a la Escuela Oficial de Idiomas.

Al globo.

¿Mamá, eres tú quien insistes desde dónde estés? ¿Allí se habla inglés?

Al globo.

Logré resolver las burocracias pertinentes para entrar en el curso acorde a mi nivel guiada por el sentido del deber que tú me inculcaste. Compré los libros. Duré dos semanas. Si mi madre estuviera viva, yo sería una persona mejor. Si mi madre estuviera viva, yo sabría hoy tocar el piano. Si mi madre estuviera viva yo, seguiría recibiendo clases de inglés.

16.

Suena Unchained Melody. Se proyecta la letra traducida de la canción.

La actriz baila con el globo.

Cariño, he necesitado tanto tu tacto en este tiempo largo y solitario.

El tiempo pasa despacio y tiene tanto poder.

¿Acaso tú aún eres mía?

Necesito tu amor.

Que Dios envíe tu amor hasta mí.

Al globo.

Los ríos solitarios fluyen hasta el mar, hacia los brazos abiertos del mar.

Los ríos solitarios lloran.

Espérame, espérame, mi amor. Necesito tu amor.

Que Dios envíe tu amor hasta mí.

M: Lo que más me gusta de ser médico es tener algo en común con el papá. ¿Él.? Él no te imaginas lo bien que está. Ya. Ya supongo que tenéis algún tipo de comunicación. Siempre lo he pensado. El papá sin ti no sabría vivir.

Está muy bien. Es muy pesado... Si me habla de medicina, le contesto. Si me habla de otras cosas, a veces no le contesto. La verdad es que ha sabido darnos su amor y el tuyo. Lo veo poco. Pero está conmigo explorando a cada uno de los pacientes en la consulta. Mi pobre padre se arrastra por este mundo invocando un minuto de mi vida. La condición de padre es la del mendigo del amor.

¿Sabes, mamá? Yo hasta el año 2012 no me di cuenta de que te habías muerto. De verdad. Perdóname. Pero no lo noté al morirte, en 2003.

"¿Que la muerte de una madre es tan enorme, tan devastadora, que parece una fiesta?"

Bueno mamá. una fiesta tampoco. Pero no lo noté. Fue luego, ocho años más tarde. Fui presa como de un miedo desconocido. Alguien te muerde en el centro del alma. ¿Sentías tu algo parecido al saber que te estabas despidiendo de nosotras? En ese mordisco ávido de tu sangre va un ensanchamiento de tu percepción del mundo; ves más cosas, ves lo invisible. ves a los muertos.

Bueno, bueno, bueno... El papá se puso nerviosísimo. Me llevó al médico. Me recetaron unas pastillas que eran unos antidepresivos. Tomé algunos y los dejé. Entonces no lo sabía. Solo estaba en medio del dolor. Mirando cómo se extendía el vacío sobre todas las cosas.

Por eso el papá ahora está contento con que esté en la escuela. Está contento con Dani. con Romeo. Porque todo lo que me produce alegría es motivo de su adoración y de su profundo agradecimiento.

17.

Al público.

La actriz se limpia las manos ensangrentadas.

Y graba la palangana con agua que multiplica su tamaño proyectada sobre el ciclo mientras se tiñe de sangre.

M: Después del parto imagino que mi hermana pasará noches sin dormir. Su día y su noche se volverán borrosos. Ya no puedo hacer nada para evitarlo. El niño llorará. Pedirá comer. El futuro entero de mi hermana pertenece a esa única acción que junto a Macbeth ha consumado. El niño llorará. Mi hermana vivirá el tiempo del insomnio. Vivirá la memoria nostálgica del pasado en el que el mundo funcionaba con arreglo a leyes que todos conocíamos. Por eso desaparece en el tercer acto. Mi hermana desaparece en el tercer acto. Su papel se trunca. Mientras que Macbeth, seguro de ser invulnerable tras el primer hijo, seguirá engendrando. O sea, ¿este niño pronto tendrá hermanos?

Los días de mi hermana se convertirán en una oscuridad sin tregua. La veremos reaparecer en la primera escena del acto quinto sonámbula y atormentada.

No hay nada en el teatro de comienzos de la era moderna capaz de igualarse a esta escena. No. Ni siquiera la locura auténtica y desesperada de Ofelia. No. No hay nada en el teatro contemporáneo capaz de igualarse a mi hermana, sonámbula, atormentada, en la primera escena del acto quinto, que se lava las manos de sangre, las manos que ya ni todos los perfumes de Arabia perfumarían.

18.

Se proyecta el siguiente fragmento de Eva al desnudo.

Bill: El llamado arte dramático es algo por lo que no tengo una especial consideración.

Margo: Continúa.

Bill: Pero debéis acotar lo siguiente. Comillas. Esta noche Ms Margo Channing ha tenido una actuación en esa absurda obra tuya como yo no había visto jamás y pienso que no volveré a ver nunca. Cierro comillas.

Margo: No exagera, no. Estuve bien.

Bill: Estuviste grandiosa.

Lloyd: Ha sido una gran noche. Tengo entendido que tu sustituta, una tal Harrington, se piensa marchar.

Margo: Lástima.

Bill: Yo me muero de pena.

Lloyd: Por alguna razón el champán pide una especie de rito. Es preciso que alguien proponga un brindis ingenioso.

Bill: Voy a proponer uno. Sin ingenio, pero de corazón. Por Margo.

19.

Al público.

M: Pero ¿cuál es el peor terror de esta obra?

El hijo de la gran puta de Shakespeare nos obliga a identificarnos con Macbeth. Entonces somos nosotros mismos los que debemos ser temibles.

Así que ahora hago cálculos sobre un posible hijo mío.

Pienso cuánto dinero tengo en el banco. A veces tengo esos pensamientos. Porque mis padres me han dejado una casa, en la que vivo. Yo veo a mi madre en la casa en la que vivo, derramada, amándome a través del horno. Amándome a través de las estanterías y de la vitrina llena de copas. Mi madre amándome a través del dinero que les costó a mi padre y a ella pagar esta casa. Amándome a través del esfuerzo que hicieron para comprar un solar que vendían en la playa. Se puede amar a través de todas las cosas. Entonces: mi hermana se queda embarazada y yo calculo qué casa podré dejarles a mis hijos. Esas casas le serían de ayuda en el futuro. Pienso en mis futuros hijos. Pienso en mis padres. Me comparo con mis padres. Me doy de bruces con un pensamiento aterrador. Ese pensamiento es este: yo no soy capaz de hacer por mis hijos lo que mis padres hicieron por mí. Así que corto el curso de la sangre. Si no tengo hijos, mis hijos no se dispondrán a dejar una herencia a sus hijos. Tengo miedo. Bloqueo el túnel del tiempo.

Apaga la cámara.

20.

Al público.

M: Mi madre lo tenía tan claro. Quería tanto el sol de los veranos en la playa. Amaba tanto esa forma de estar en el mundo. Lo que más le gustaba era leer por la tarde en la orilla mientras tomaba café helado. Eso lo recuerdo sin concretar una época de mi vida porque sé que pasó siempre mientras ella estuvo.

También pasó cuando estaba ya mala. Me pedía que le echara crema del sol en la cicatriz de la operación. Mientas extendía y olía la crema Isdin pantalla total sobre la marca de su piel debajo de la axila derecha no prestaba atención. Pero ahora veinte años más tarde me doy cuenta. Creo que me lo pedía porque nunca hablamos de su enfermedad. Era una forma de decirme dos cosas:

"María, date cuenta de que estoy mala y puede que pronto no estemos juntas".

"Date cuenta también de que sólo hay hermosura en la vida: estoy mala pero está atardeciendo en la orilla y tengo un libro y un café helado".

21.

Voz en off:

Las cinco palabras que más te gusta oír: la función va a comenzar.

Al público.

M: Tengo miedo de que el bebé nazca por si mi hermana deja de venir conmigo al teatro a Madrid. Si no me gustan las obras, da igual. Pero si me gustan y mi hermana no viene, dudo de mis descubrimientos. No vi Luces de Bohemia de Sanzol. No vi El teatro bajo la arena en la sala pequeña del María Guerrero un fin de semana que llovía en Madrid.

Tengo miedo de que nazca el bebé y de perdonarle a mi hermana que no venga conmigo al teatro. Nadie tiene tanto miedo de que nazca como yo. Si ese miedo no es amor que alguien me diga qué es.

22.

La actriz coge el globo.

Coge también la cabeza de conejo y las tijeras.

M: Mira, mamá, vamos a conocer a tu nieto. No lo verás crecer. No te imaginas cuánto siento que no lo vayas a ver crecer. Pero es importante que ahora, mientras nazca, estés aquí. Que mi hermana y yo también estemos aquí. En un vendaval de amor. Porque sois dadoras de vida. Porque dais vida y dar vida es vuestra misión. Porque la materia estaba triste. Porque la llegada de la vida a la materia trajo la alegría.

La actriz abre la puerta de carga del teatro y sale. Una vez fuera de escena corta la cuerda. La actriz mira al cielo mientras el globo asciende.

Fin de la música.

Oscuro.