Mujeres de letras: pioneras en el arte, el ensayismo y la educación
BLOQUE 5. Profesoras y pedagogas

La “scrittura complessa” de Bianca Pitzorno, educadora de generaciones

Eva Muñoz Raya

Universidad de Granada

Resumen: La escritora sarda, Bianca Pitzorno, afronta en sus obras los problemas relativos a los derechos de la infancia y de las mujeres, siempre en desventaja a lo largo de la historia e, incluso, en la sociedad contemporánea; mujeres socialmente comprometidas, ajenas a los estereotipos que tradicionalmente transmite la literatura infantil. Su escritura no se basa en simplificar y ofrecer respuestas sino en hacer surgir preguntas, dudas a cualquier tipo de lector. Sus historias –con una marcada vertiente ético-educativa– se hallan plagadas de personajes femeninos que, desde el punto de vista axiológico, dan vida, poseen y experimentan los valores que la autora quiere transmitir sobre todo a un público infantil o juvenil. Valores que surgen tanto de la dimensión sociocultural como individual y otros más personales como la ecología, la inequidad del género o el choque intergeneracional, todo ello sin abandonar la vertiente de la diversión.

Palabras clave: Bianca Pitzorno; Literatura infantil y juvenil; scrittura complessa; educación ética; personajes femeninos.

1. Introducción

No es la primera vez que nos ocupamos de la escritora sarda Bianca Pitzorno; en otra circunstancia nos interesamos por los problemas que presentan sus textos ante el reto de su traducción, en concreto al español (Muñoz 2015). En esta ocasión hemos querido adentrarnos en la faceta educadora, hemos excavado en la vertiente ético-educativa que rezuman sus historias, si bien es una etiqueta de la que la escritora italiana huye.

La literatura no cumpliría su objetivo si no estuvieran detrás de ella los lectores, esos que leen por leer, por el puro gusto de leer, y por ello nos gustaría empezar nuestro trabajo con una reflexión general sobre la lectura y su papel dentro de la educación. El leer ha sufrido cambios, mutaciones o revoluciones a lo largo de la historia lo cual ha ido demandando el establecimiento de nuevas técnicas. Han sido muchas las variaciones: de ser un acto solitario, silente y vital trasformado por las modificaciones introducidas por la imprenta hasta las novedades que rodean la textualidad electrónica del presente. Pero en esencia sigue siendo lo mismo.

La lectura hay que entenderla como la inmersión en un texto que implica reafirmarse o negarse mediante la asimilación de los contenidos del mismo que se reconducen hacia el yo. Esto conlleva crecer personalmente, reflexionar sobre la propia identidad, indagar sobre el propio yo (Mariani 2005). No obstante no hay que entenderlo de forma restringida como subraya De Monticelli (2004: 88):

Il conoscere se stessi non va però misinterpretato in senso riduttivamente intimistico come «attenzione ai propri rumori e sapori interni», perchè questa emigrazione interiore corrisponde ad una perdita del mondo; invece il conoscere se stessi va inteso come un interrogare il sé in relazione al mondo che si abita, alle relazioni che vive e alle situazioni che esperisce. È dunque una pratica che non solo si attua su un piano intersoggettivo nello scambio con altri, ma si profila come culturalmente situata.

Es decir, el conocerse a sí mismo pasa por preguntarse sobre el mundo, las relaciones y las situaciones que se experimentan; se trata de aprender a cuidar nuestra existencia, en definitiva, a aprender el “arte de vivir” socrático. Y en este contexto, una de las vías fundamentales que tiene el ser humano en formación es, sin duda, la lectura que nos proporciona ese intercambio con el otro. Se subraya así el significado ético-formativo de la lectura, aunque será siempre el lector el que reconozca el significado del texto, lea el sentido para atribuirle un valor y el que lo convierta en una experiencia íntima como ha manifestado Franco Cambi, siguiendo la estela de Foucault, con independencia del tipo de texto del que se trate, más aún cuando se trata del texto literario. Combi apuntaba que:

attraverso la fruizione letteraria il soggetto dilata il mondo della propria esperienza, affina la dialettica dei significati, si intride del virtuale e - nel bene come nel male - articola il proprio sé, lo arricchisce di dimensioni ulteriori che entrano nel gioco complesso della sua formazione. […]. L’arte, l’immaginario agiscono come strumenti della cura di sé, anche se non possono, né devono, predeterminare dove porti quella cura di sé (2001: 113).

Y todo ello, en principio, sea cual sea el destinatario de ese proceso. Sin embargo parece que adquiere mayor peso, mayor trascendencia si nos situamos en el contexto de la literatura infantil y juvenil, aunque no debería, ya que un escritor tendría que escribir siempre lo que siente, no hacerlo solo pensando en la edad del público, o en que se quiere vender o educar al destinatario, hay que cautivarlos, motivarlos, engancharlos a una buena historia, a una buena literatura. Desde el punto de vista del autor, en primer lugar hay que tener un tema que uno sienta como ser humano, después hay muchísimos argumentos para escribir y uno más de ellos es la experiencia de la infancia.

El niño/joven vive en la sociedad y por tanto forma parte de su tejido social. No es un ser separado, apartado al que haya que proteger. Está en contacto con distintos estímulos como la televisión, escucha lo que dicen los adultos, observa la realidad que lo circunda y saca sus propias conclusiones. Por ello, no se le puede esconder las cosas, sería una hipocresía por parte de los adultos, hay que hablarle de todo para ir dotándolo de un comportamiento ético, solo es necesario cambiar o adaptar el tono. Y esta es la filosofía que irradia la obra de la escritora sarda, Bianca Pitzorno. Sus personajes han sido un instrumento valiosísimo para niños y jóvenes de varias generaciones, los mismos que se han preguntado sobre el mundo, las relaciones y las situaciones que han experimentado para poder conocerse a sí mismo; es decir, aprender a cuidar su existencia, aprender el “arte de vivir”, como comentábamos anteriormente.

2. La «scrittura complessa» de Bianca Pitzorno

Si queremos hablar de la literatura de Bianca Pitzorno, al menos de aquella dedicada especialmente a un público infantil y juvenil, primero tendremos que apostillar varios elementos. La concepción imperante hasta no hace mucho de que la literatura infantil y juvenil (LIJ) es, por lo general, una literatura de segunda categoría, una paraliteratura, en la que no se plantean conflictos, que busca llegar a un sector mayoritario de lectores con un gusto literario poco formado y escasamente exigente, cuyas historias están plagadas de personajes planos y estereotipados, con una acción, a veces, superflua, con desenlaces previsibles y pocos recursos literarios, con una escritura, en general, directa y eficaz se aleja bastante de la realidad y por supuesto de lo que vamos a encontrar en la escritora italiana. En referencia a la función psicológica que desempeña esta literatura –sobre todo desde el último cuarto del siglo pasado–, esta ya no es partidaria de presentar un producto tan edulcorado como antaño: el niño es considerado como una persona en formación que tiene que enfrentarse a la vida y no un ser indefenso al que hay que sobreproteger (Marcelo 2007: 25) y en esto Pitzorno también fue una auténtica pionera allá por la década de los setenta del siglo XX cuando empezó a publicar sus obras.

La propia escritora reconoce que en la mayor parte de sus historias se plantea “il dolore dei più piccoli, il loro disagio, senza la redenzione dell’adulto che arriva dall’alto e salva tutto e tutti” (Dell’Amore 2014). Este máximo respeto hacia su público, al que no subestina y al que habla de tú a tú –contraviniendo incluso criterios contrarios del ámbito editorial– y sobre todo el respeto hacia la literatura en sí con independencia de la edad de sus destinatarios serán sus mayores potenciales frente a aquella otra corriente de literatura juvenil que se mueve con mayor pericia por los circuitos editoriales, tal vez con barnices más comerciales. Varias generaciones de italianos han contado con páginas en las que la escritora sarda les ha proporcionado un enriquecimiento ético-personal que nos atreveríamos a definir como singular. En una entrevista que se le realizó a Bianca Pitzorno, Silvia Dell’Amore (2014), lectora y admiradora de su obra, reconocía ante ella que:

il suo narrare la vita senza sconti, mettendone in luce gli aspetti più scomodi e meno appetibili, raccontando a chi alberga nel mondo da poco che vivere è anche morte, e dolore, e ingiustizia, e povertà, e sudiciume. Ci vuole coraggio nel dire la verità, soprattutto ai più piccoli: Bianca lo ha sempre fatto con trasparenza e umiltà, senza atteggiarsi a mentore o maestra di vita, bensì per l’appunto in qualità di mera narratrice e cantastorie”.

De este modo se le reconoce una labor no tanto como maestra di vita (lo cual ni siquiera la propia escritora pretendía) que intenta “adoctrinar” a sus lectores sino como una narradora ni más ni menos, una de las que sabe contar historias y no lo hace desde planteamientos moralizantes1 sino desde planteamientos éticos, valiéndose de personajes reales y fantásticos, abordando, sin tapujos, cualquier tema o argumento de la sociedad en la que vive. La escritora sarda, por otro lado, da un paso más al considerar que desde su experiencia literaria no habla a los niños, sino de los niños, perspectiva innovadora que también es clave para entender lo que ha supuesto la difusión y aceptación de su obra entre el público infantil y juvenil. Tampoco hay que olvidar que con cierta frecuencia los recuerdos de la infancia de la escritora italiana afloran a través de las protagonistas femeninas de sus historias.

Estamos, sin duda, ante una literatura valiente que encuentra en las protagonistas femeninas, niñas y jóvenes, socialmente comprometidas y ajenas a los estereotipos tradicionales que transmite la LIJ, su denominador común. Gracias a ellas Pitzorno encuentra el tono apropiado para hablar de todo, sin desatender los rasgos distintivos de sus destinatarios; es decir, sin preterir su insuficiente competencia lingüística, su limitada experiencia del mundo y su escaso conocimiento de la propia cultura y de otras ajenas, todo ello lejos de frenarla la motiva para hacer una literatura con mayúscula.

Bianca Pitzorno es una escritora polifacética que afronta temáticas muy variadas desde los problemas relativos a los derechos de la infancia hasta los de las mujeres siempre en desventaja a lo largo de la historia. Estas historias no se pueden desligar de un contenido ético, pero tampoco dejan de lado la vertiente de la diversión para atraer y motivar la atención de su público. Con gran maestría Pitzorno salta de la realidad a la fantasía para sumergirse en cuestiones sociales relacionadas con la infancia, enfatizando la vida cotidiana, las relaciones con la familia y los amigos, la inequidad de género, la escuela y el choque intergeneracional. Es cierto, como hemos comentado, que se adivina cierta pátina educativa, aunque en principio no fuera perseguida por la autora, que subyace a otra, quizá más buscada y deseada, nos referimos a la dimensión ética la cual ha acompañado a varias generaciones, no solo de italianos2.

Las relaciones entre educación y ética son bastante complejas por razones históricas e ideológicas en las que la ética se entrelaza con la educación para empaparla de humanidad y de condicionalidad social, la que se exige en la formación de sujetos como ciudadanos. La ética como uno de los pilares de la educación, los valores morales e intelectuales constituyen lo esencial de todo proceso y producto educativo y a su vez de la formación humana. Los relatos de la escritora sarda constituyen una especie de denuncia contra la devaluación del niño como ser despreocupado y feliz, listo para ser domesticado. Por ello rescata y comparte con Milan Kundera el concepto de scrittura complessa, según la cual la tarea del escritor no es la de simplificar ni ofrecer respuestas, sino la de suscitar dudas y preguntas a cualquier lector, de cualquier edad. La autora sarda ha insistido siempre en que:

I bambini sono perfettamente in grado di capire quel che vogliamo dire loro senza la necessità di creare una storiella o un personaggio: possiamo parlare ai bambini direttamente. Se io racconto una storia che in qualche modo parla del destino di un essere umano, e se questo destino riesce a diventare, in qualche modo, specchio per una pluralità di persone, quella è letteratura, e quella è sempre stata la mia intenzione (Dell’Amore 2014).

2.1. La educación ética presente en la obra de Bianca Pitzorno

Apuntábamos anteriormente que para Pitzorno no existen temas tabú, desde sus primeras obras nos ha sorprendido con argumentos innovadores (aunque ahora no lo parezcan tanto), difíciles de explicar sobre todo a una persona de corta edad, pero para los que la escritora ha encontrado siempre el tono adecuado. Nos referimos a temas que transmiten valores más personales como: la ecología, la defensa de los animales, la desigualdad entre los géneros entre otros, que se digerían con cierta dificultad en el sector editorial infantil y juvenil de finales del siglo pasado como se apuntábamos.

Las relaciones entre adultos y niños son tratadas diluyendo las diferencias que los separan y abordándolas desde la igualdad, prácticamente al mismo nivel. Una comunión que vemos muy bien reflejada por ejemplo en La casa sull’albero, en cuyo título hallamos ya la representación de los dos mundos, el de los adultos en la “casa” y el de la infancia en el “árbol”: la casa-albero, un espacio real y a la vez fantástico, infinito, poblado por extraños vecinos (perros que vuelan, gatos que hablan, bebés que maúllan y plantas carnívoras) que rodean a Bianca –la adulta– y Aglaia –la niña–. Tanto el imaginario del adulto como el de la niña se dan cita en esta historia para desposeer de connotaciones reales al árbol y convertirlo en un espacio onírico en el que pueden convivir esos dos mundos: el infantil y el del adulto (el de Bianca que en realidad es la propia escritora)3.

Para nuestro estudio, y por cuestiones obvias, nos vamos a detener en algunas de las obras que ven la luz en las tres últimas décadas del siglo XX, empezando por Il grande raduno dei cow boys (1970), su primer libro para niños y Sette Robinson su un’isola matta (1973), libro para jóvenes, en el que prima la aventura y la necesidad de libertad, hasta llegar a Il re Mida ha le orecchie d’asino (1996) o Tornatrás (2000). Estamos ante el grueso de la producción de Bianca Pitzorno dedicada a un público infantil o juvenil (aunque seguirá escribiendo para este público algunos años más) y dentro de ella hemos seleccionado aquellas historias que consideramos más representativas para los objetivos que nos hemos planteado en este trabajo4.

En Clorofilla dal cielo blu (1974) –una historia “fantaecologica” como la define la propia escritora– se embarca en un relato en el que se defiende y se apoya a la naturaleza y al mundo vegetal frente a la contaminación que trae la moderna tecnología. Michele y Francesca son dos niños a los que sus padres mandan a Milán con un pariente. Allí conocerán a Clorofilla, una niña habitante de un planeta vegetal, que está muy enferma y su padre la envía a la tierra para que un famoso botánico la salve. Erasmus, que así se llama, consigue obtener un suero el “verdeplasma” que no solo hace que Clorofilla mejore sino que posee un gran poder que, gracias a las travesuras de Michele, Francesca y Lorenza (una amiga), convertirá la terraza del profesor en un auténtico jardín botánico; frondosidad que llega a afectar también no solo a todo el edificio sino que incluso lo hará con toda la ciudad. Ante un hecho tan insólito como este y el recelo de los vecinos y del resto de la ciudad interviene la policía. Son muchos los valores que muestra esta historia: desde la responsabilidad que demuestra Michele, el hermano mayor, en relación con su hermana pequeña; la confianza en la familia; la aceptación y adaptación a las distintas circunstancias familiares que se van presentando por parte de sus miembros (la madre de Michele y Francesca es espeleóloga y se va a encerrar en una cueva para un estudio, el padre va a apoyarla y por eso mandan a los niños con un familiar); la dedicación y entrega profesional del profesor; el altruismo y sensibilidad de la portera Cesira que, a pesar de estar pluriempleada, se encarga de los niños recién llegados; hasta la fantasía para crear una ciudad imaginaria, llena de vegetación o la serenidad frente a una situación conflictiva como es la desaparición de Michele y Francesca durante más de diez días debido a un equívoco.

El tema del extraterrestre también aparecerá en Extraterrestre alla pari (1979) donde vuelve a tomar como protagonista a un ser de otro planeta. Es la historia de un ser extraterrestre de nueve años que llega a la Tierra para vivir un tiempo con una familia italiana. Sus padres adoptivos preguntan por el sexo de la criatura, pero sus progenitores no lo saben, pues en aquel planeta no importaba ese detalle más que a la hora de tener hijos. La educación, como es obvio, es la misma para hembras y varones, algo incomprensible para los terrícolas. Con esta narración Pitzorno se sumerge en el espinoso debate sobre la inequidad de los géneros, reforzado por el tema de la educación diferente que reciben niños y niñas.

La casa sull’albero (1984) nos presenta la historia de Bianca y Aglaia, como ya hemos visto, una mujer adulta y una niña de ocho años. Ambas manifiestan el firme propósito de abandonar la ciudad y vivir en una original casa en medio de la naturaleza. Con ellas vive Prunilde, una gata divertida y lista, dispuesta en todo momento a ser útil. Entre las tres se dará una convivencia afectuosa, que será detectada y muy bien acogida por otros personajes que irán poco a poco ampliando la “familia”. El Sr. Beccaris Brullo simboliza al personaje indolente, atrevido y agresivo que pretende la atención de todo el mundo. Son víctimas de sus malos modales Amadeo, el perro bondadoso, y el pez torpedo que robó del acuario para que generara electricidad en su casa. Ambos acogen de manera afable a sus vecinas, dejando a su “dueño” completamente solo como corresponde a una persona poco tolerante y gruñona. Nina, la planta carnívora, es un personaje que inicialmente debería causar incomodidad al inoportuno vecino, sin embargo no es así ya que Beccaris le otorga un excelente trato, administrándole un filete diario5. También aparecen como sujetos pacientes cuatro bebés que nos llevan a una nueva atmósfera en la cual reflexionar sobre la adopción, el proceso de aprendizaje o el régimen alimenticio en el que se verán involucrados otros personajes, como la perra Dorotea que en su afán de colaboración asume un rol maternal perdiendo, incluso, su identidad al poner huevos y así poder satisfacer el cambio de dieta de los pequeños (además verá cómo le crecen alas). Y por último, aparecen los leñadores que van a representar la agresión externa a la naturaleza en general y a la comunidad de vecinos en particular. Su presencia e intervención es decisiva para que los habitantes de la casa-árbol reaccionen y unan sus fuerzas. La protagonista, Aglia, es valiente, generosa, sensible aunque la escritora no se detiene en describir muchos de sus rasgos, solo algún dato físico y nada más; se trata de una niña segura de sí misma, que defiende lo suyo con fuerza como cuando ve peligrar su casa del árbol; peleona como lo demuestra la primera vez que ve y discute con el otro inquilino de la casa, el Sr. Brullo: “cominciarono a picchiarsi rotolando come nei film di cawboy” (2012: 21), comportamiento poco apropiado para una niña desde los planteamientos tradicionales de la LIJ.

El denominador común de esta historia es la creatividad y la fantasía presentes en toda la narración (el árbol como escenario onírico central, las alas de Dorotea, la magia…); la cordialidad entre los miembros de una comunidad; la necesidad de colaborar para conseguir una convivencia grata; la estima por la Naturaleza desde el punto de vista estético y el aprovechamiento de sus recursos; el bienestar y la tranquilidad de un medio natural, que contrasta con el urbano, lo cual implícitamente lleva a la renuncia de muchas comodidades materiales; la responsabilidad y paciencia que asumen y manifiestan los personajes en el cuidado y educación de los niños; y la solidaridad que todos los personajes-vecinos muestran (incluido el Sr. Beccaris) a la hora de defender el interés común.

En L’incredibile storia di Lavinia (1985) nos encontramos con un argumento que puede parecer ciertamente peregrino y a la misma vez mágico, muy del gusto de los más pequeños, que le sirve a la escritora sarda para afrontar el tema de la lucha contra las injusticias. Un hada regala a la protagonista, Lavinia, una pobre cerillera, un anillo mágico con el que transformar cualquier cosa en “caca”; si bien en un principio lo utilizará para saciar sus propias necesidades, aprende a hacerlo para luchar contra las injusticias que la rodean. Estamos ante un relato, cuyos valores giran alrededor de los conceptos de autonomía y autorrealización (categorías determinantes en la formación de un ser humano). Se dice sobre Lavinia que “aveva solo sette anni, ma era molto esperta riguardo a queste cose perché, fin da quando aveva memoria, era sempre stata una piccola fiammiferaia randagia e aveva dovuto imparare a cercarsi da sola i ripari più convenienti” (1999: 16-17). La protagonista se muestra generosa con el hada a la que le regala una cerilla en lugar de venderle la caja; solidaria con los animales del zoo enjaulados e infelices frente a los que propone utilizar su magia para liberarlos: “e siccome Lavivia era convinta che ognuno deve avere ciò che preferisce, qualunque sia l’opinione degli altri, decise di servirsi della sua magìa per liberare i suoi amici animali” (1999: 75); pero este primer pensamiento de compañerismo, ciertamente irreflexivo, le impide ver el alcance de su plan hasta que su amigo Clodoveo le hace reflexionar sobre lo peligroso que sería para otras personas y para los propios animales que estos estuvieran sueltos. Con el tiempo y al darse cuenta del poder que tiene en sus manos, el poder de la magia, Lavinia aparta su modestia y toma una actitud más prepotente que le lleva a pensar que está por encima de los demás. Esta actitud la hace caer en su propia trampa y convertirse en “caca”, es el resultado de tanta vanidad desplegada. Pero aprende muy pronto la lección: “Essere stata lei stessa cacca anche se solo per un’ora, l’aveva riempita di saggezza. Capiva di non valere molto di più delle altre persone, e capiva anche che l’amicizia tante volte serve più di un anello mágico” (1999: 124). En esta historia se aprecia la hipocresía de las clases acomodadas que se solidarizan con los negretti y no con los necesitados que tienen delante como la pequeña cerillera: “Pensa a quei poveri negretti affamati che darebbero chissà che cosa per una fetta di panettone” (1999: 18). Y los personajes prejuiciosos como Eluterio Migliavacca, portero de noche de un hotel de lujo, que al ver a Lavinia con ropa cara y buenas botas piensa en una niña rica, a pesar de que llevaba la cara y las manos sucias y el cabello con nudos, y piensa que: “forse ha perduto i genitori o la gobernante”, pero no se le ocurre echarla tratándola como una “stracciona” (1999: 46), porque quien tiene ropa tan costosa “può permettersi anche la stravaganza di lavarsi poco”, “Questi ricchi originali” (1999: 47).

En 1991 publica uno de sus de mayores éxitos Ascolta il mio cuore, un libro que vuelve a reunir realidad y fantasía, todo lo que Bianca Pitzorno cuenta en esta historia sucedió realmente aunque no todo en el mismo año como ocurre en el relato. La historia posee una estructura peculiar, dividido en tantas partes como meses integran el curso escolar 1949-50 –de septiembre a junio–, desde la perspectiva de tres niñas de cuarto de primaria: Prisca, Elisa y Rosalba que con la llegada de una nueva maestra llamada Arpia Sforza (el nombre ya encierra toda la simbología del mal) convierten la escuela en un auténtico campo de batalla contra las injusticias. Se trata de la obra más autobiográfica de Pitzorno y cuyos personajes han permanecido durante varias generaciones en el corazón de muchos niños. Las protagonistas, Prisca, Elisa y Rosalba, son tres niñas luchadoras que defienden lo que creen justo, sin complejos, enfrentándose sobre todo a la actitud déspota de la maestra y a sus malos tratos.

Los mecanismos para la lucha diaria contra los atropellos son varios: Elisa abre un cuaderno bajo la voz Ingiustizie en el que apunta los despropósitos y abusos que la señora Sforza cometía (posiblemente con el ánimo de no olvidar ninguno en el momento de la venganza); y Prisca escribe una carta al director de la escuela para denunciar la expulsión injusta de una compañera, a pesar del riesgo de que llegara a oídos de la maestra y le aplicara el consiguiente castigo; la carta no obtuvo la respuesta deseada, obviamente, y el director se limitó a hablarle de la diferencia de clases y por ende de educación, con un tono bastante paternalista que molestó mucho a nuestra heroína:

Alla tua età si è troppo idealisti e non si riesce a capire quello che è veramente giusto. I grandi ci sono appunto per questo. Per guidarvi, per decidere quello che è meglio per voi. Quando sarai grande anche tu, ti renderai conto che certi elementi non sono in grado di profittare dei vantaggi dell’istruzione, e in una clase portano soltanto disordine, per cui è meglio allontanarli. Lo sai, no, cosa c’è scritto nel Vangelo? Se la tua mano destra ti scandalizza, tagliatela e gettala lontano… (2014: 169).

A Prisca solo le quedó el llanto para manifestar su impotencia y amargura. A lo largo de la historia encontramos a nuestras tres amigas inmersas en momentos de desilusión, de enamoramiento, de celos, de venganza, de dolor, de frustración, experimentando todo tipo de sentimientos y sensaciones, unos positivos y otros no tanto sobre todo cuando estaban provocados por Arpia Sforza o dirigidos a ella. Todo esto forma parte de la realidad del mundo que circunda a las tres compañeras y que las hará crecer como personas.

En Polissena del Porcello (1993) nos encontramos con una niña Polissena, que se entera de que es adoptada y decide escaparse y buscar a sus padres biológicos. Es una persona con mucha fantasía que se verá envuelta en mil y una aventuras de la mano de una compañía de saltimbanquis con los que conseguirá descubrir la verdad. Un libro de aventuras en el que se muestran las dificultades de crecer, la amistad y el tema literario del viaje. En el Re Mida ha le orecchie d’asino (1996), el descubrimiento del sexo se convierte en un hecho problemático e incluso dramático. Lalage entiende que existe un cuerpo no solo desde el punto de vita sexual, sino que ese cuerpo puede enfermarse y morir. Es necesario, desde el punto de vista de la escritora sarda, que los adultos no intenten esconder esta realidad porque, contrariamente a lo que se cree, los niños piensan en ello.

Por su parte Tornatrás6 (2000) es básicamente un libro contra el poder en el que tanto en la realidad como en la fantasía suceden cosas inesperadas que cambian la vida de los personajes. Se publica poco antes de las elecciones italianas de 2001 donde era previsible que ganara Silvio Berlusconi –como así fue– y en él se pueden apreciar ciertas críticas a corrientes y a personajes políticos del momento7. Colomba Toscani, la protagonista, es una niña de once años, huérfana de padre, que vive con se hermano y su madre; esta se encuentra sumida en una profunda depresión y se dedica a la compra compulsiva de productos que se promocionan en los canales de teletienda. La familia Toscani se traslada a Milán a una casa heredada; la madre es seleccionada para un programa de televisión de cambio de imagen, allí conoce a un divo del medio con el que se casa. Colomba y su amigo Pulce se dedican a luchar contra mostri selvaggi (más reales que ficticios). Los valores que se transmiten son los relacionados con la amistad, la fraternidad y la solidaridad y influencia alienante de la televisión, de la publicidad sobre las personas que, en ocasiones, llega incluso a anularlas.

Como ya hemos manifestado los protagonistas de las historias de Bianca Pitzorno siempre son mujeres –niñas o jóvenes– y una de sus peculiaridades más destacadas es que son exploradoras de los espacios de aventuras dedicados tradicionalmente a los representantes del género masculino. Son jóvenes que se presentan como personajes de carne y hueso, nada edulcorados, o como personajes fantásticos, pero siempre con cualidades humanas, cargadas de defectos pero también de virtudes. De igual modo, los animales de género femenino, están también presentes con rasgos de comportamiento propios de los seres humanos, participando en la convivencia diaria, compartiendo opiniones, e incluso llegan a aprenden a hablar (como la gata Prunilde), pero también manifiestan algunas cualidades negativas para la convivencia como por ejemplo en La casa sull’albero, donde Bianca le dice a Aglaia con respecto a la cigüeñas que llegan a la casa: “«Senti un po’ che bugiarde […], al giorno d’oggi si incontrano davvero delle persone poco raccomandabili….» «Una cicogna è una persona?» chiesse Aglaia. «Se sta dentro a una storia, sì» rispose Bianca” (2012: 40). Aunque Pitzorno casi siempre mezcla realidad y fantasía en sus historias, mantiene nítida la línea que las separa, sin desligar la literatura de la realidad; ello lo hace para no confundir a sus lectores, pero a la vez para darles una visión completa de dónde empieza una y donde acaba la otra.

Junto a la categoría de heroínas, hallamos un segundo círculo de personajes femeninos, casi siempre, que podríamos denominar como secundarios: amigas, madres, hermanas, maestras, etc. De todos estos arquetipos nos vamos a detener en una categoría fundamental, la de los “amigos”, muy visible y muy cuidada por parte de la autora, todas nuestras protagonistas de una forma u otra se rodean de amigos, se apoyan en ellos sin importar su edad. La figura de los amigos/as ejerce numerosas influencias en el desarrollo de la personalidad del individuo; como por ejemplo dan seguridad, permiten el control emocional, ayudan al desarrollo de la identidad personal, facilitan el desarrollo moral y contribuyen a las capacidades sociales. Las relaciones de amistad ofrecen seguridad emocional necesaria para afrontar situaciones nuevas o difíciles, y ello gracias a que potencian la capacidad de empatía: es más fácil compartir los sentimientos con los amigos que con los desconocidos, lo que facilita el control emocional. Por otro lado, las interacciones con los amigos (sean de la edad que sean), al ser de igual a igual e íntimas, permiten experimentar una amplia escala de sentimientos y valores, tanto positivos (cariño, apoyo, afecto, confianza, lealtad), como negativos (celos, enojo, resentimiento, tristeza). El individuo aprende a diferenciar estas emociones y a controlar aquellas negativas. Se dan varias posibilidades y alianzas que se sustentan en relaciones de amistad sin importar la edad o el género: Bianca –un adulto- y Aglaia en La casa sull’albero, Michele, Francesca y Lorenza en Clorofilla dal cielo blu, Lavinia y Clodoveo en L’incredibile storia di Lavinia o Prisca, Elisa y Rosalba en Ascolta il mio cuore entre otras.

3. Conclusiones

La ética y la educación son conceptos que van unidos en el ser humano y este satisface su naturaleza cuando establece relaciones con otro por medio de la comunicación, ya que está en su esencia. La filosofía que rezuma la obra de Bianca Pitzorno nos lleva a hablar de un auténtico proyecto multicultural que reconoce la diferencia, la pluralidad y la singularidad, al tiempo que trabaja para detectar las desigualdades y pretende restablecer la equidad. Su obra es un auténtico proyecto de educación basado en la ética y que en todo momento intenta favorecer la igualdad de oportunidades.

El eje central de todo proceso educativo es la relación interpersonal entre iguales y, muy especialmente, la relación entre un adulto y un niño, si bien hay otras también importantes; esta relación está fuertemente impregnada por imágenes, afectos, etc. Entre el adulto y el niño se crea un rico entramado de deseos, sentimientos, identificaciones y proyecciones que catalizarán cualquier tarea futura. La escritora italiana lo deja bien claro en el prólogo de Ascolta il mio cuore, recordando los años en la escuela:

Ma ciò che dava sapore alla vita, ciò che procurava felicità o disperazione, rabbia o entusiasmo, non erano le cose materiali, gli oggetti, i divertimenti, le comodità o la loro mancanza.

La cosa più importante, allora come oggi, erano i rapporti tra le persone. E nel caso dei bambini, i rapporti con i coetanei da un lato, e dall’altro col mondo spesso incomprensibile degli adulti.

È questo il motivo per cui nelle pagine seguenti incontrerete un numero cosí abbondante di personaggi, ognuno dei quali importantissimo nella vita delle tre protagoniste (2014: 9).

Como hemos visto a lo largo de este análisis, Bianca Pitzorno siempre ha mantenido que a los lectores más jóvenes se les tiene que ofrecer “buona letteratura”, textos cuidados desde el punto de vista de la lengua, de la estructura y de la profundidad de ideas. En este sentido, no es partidaria de darle prioridad al lector en detrimento del texto, sino que los objetivos literario y artístico deben ser los que prevalezcan sobre el exclusivamente pedagógico. Sin embargo la posición que adopta frente a la dimensión ético-educativa en sus obras, hilvanada en torno a una relación de igual a igual con su público, viene a sumarse a la calidad y originalidad que tanto aman sus lectores. Recordemos las palabras antes mencionadas de Pitzorno: “Se io racconto una storia e […] riesce a diventare, in qualche modo, specchio per una pluralità di persone, quella è letteratura, e quella è sempre stata la mia intenzione” (Dell’Amore 2014). Siempre se ha resistido a que se le impusieran etiquetas, a ser encasillada por parte de la crítica, ella escribe literatura sin establecer límites y mucho menos con respecto a la edad de sus lectores. Esta es la esencia de su scrittura complessa, aquella que no simplifica ni ofrece respuestas, sino la que provoca dudas y preguntas a cualquier lector, de cualquier edad. En este sentido Roberto Piumini (n.d.) hablaba de la comunión entre la escritora y su obra:

Certi scrittori sono meglio dei loro scritti, altri peggio. Bianca è esattamente quello che scrive, e scrive esattamente quello che è: una libertaria assoluta, cocciuta, struggente, irriverente, immersa fino al tallone, e oltre, in un’ironia umanistica e generosa, in complicità piena di vita e intelligenza, che i suoi lettori, istintivamente, riconoscono e amano.

Para terminar e ilustrar todo lo que hemos ido exponiendo en nuestro análisis le vamos a dar la palabra a una de sus lectoras que, sin duda, representa a tantas generaciones a las que Bianca Pitzorno les ha mostrado el mundo, la realidad que les circundaba; nos referimos a Silvia Dell’Amore (2014):

Per me e per tante bambine della mia generazione Bianca Pitzorno non è stata solo una brava scrittrice; è stata una mamma bis che, senza scapaccioni né rimproveri, ha forgiato, pagina dopo pagina, il mio carattere e i miei ideali, prendendomi per mano e portandomi a conoscere la vita vera, quella, purtroppo, spesso nascosta ai più giovani poiché ritenuti “troppo piccoli per”. Anno dopo anno, storia dopo storia, Bianca mi ha portata su, sempre più su, a rimirare il mondo dall’alto, rivelandomi cose che nessun adulto aveva ancora avuto il coraggio di dirmi.

Bibliografía

CAMBI, Franco (2001): “Classici e «cura di sé»”, Studi sulla formazione. Vol. 1:111-118.

DELL’AMORE, Silvia (2014): Intervista a Bianca Pitzorno en Le interviste di Finzioni [http://www.finzionimagazine.it/news/interviste-news/intervista-a-bianca-pitzorno/; 20/6/de 2016].

DE MONTICELLI, Robeta (2004): L’allegria della mente, Milano: Mondadori.

MARCELO WIRNITZER, Gisela (2007): Traducción de las referencias culturales en la literatura infantil y juvenil. Frankfurt: Peter Lang.

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MUÑOZ RAYA, Eva (2015). “La traducción de la literatura infantil: el caso de la escritora sarda Bianca Pitzorno”, (Gloria Corpas Pastor et al. Eds.). Nuevos horizontes en los Estudios de Traducción e Interpretación. Ginebra: Editions Tradulex, 718-727.

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(1999): L’incredibile storia di Lavinia. Trieste: Edizioni EL.

(1991): Ascolta il mio cuore. Milano: Mondadori.

(1996): Re Mida ha le orecchie d’asino. Milano: Mondadori.

(2000): Tornatrás. Milano: Mondadori.

(2012): La casa sull’albero. Milano: Mondadori.

(2012): Clorofilla dal cielo blu. Milano: Mondadori.


1 Aunque parezcan iguales y tengan una misma etimología “moral” y “ética” no lo son (el primero viene del latín “mos” y el segundo del griego “ethos” y ambos con el significado de “costumbre”). Nos referimos a “moral” como una serie de principios, normas y valores que rigen nuestro comportamiento; “ética” es el pensamiento previo, la parte reflexiva que nos lleva a configurar nuestros actos. La principal diferencia a nuestro juicio es que la primera tiene una base social, normas establecidas en el seno de una sociedad, y la segunda, la ética aparece como tal en la interioridad de una persona, resultado de su propia reflexión y elección.

2 Nacida en 1942, posee una personalidad poliédrica: traductora (J.R.R. Tolkien, David Grossman, Sylvia Plath entre otros) y escritora de historias tanto para niños y jóvenes como para adultos. Ha publicado desde 1970 medio centenar de obras con gran aceptación por parte del público, no solo italiano. Sus relatos se han traducido a más de una docena de lenguas entre ellas el español; por ejemplo La increíble historia de Lavinia (1987, 1989, 2013), Un extraño entre nosotros (1995, 2001), Clorofila en el cielo azul (1998, 2007, 2011), La casa del árbol (1999, 2005, 2012), Escúchame el corazón (2008), Pequeña bruja (2009) o La voz secreta (La Habana, 2014) entre otros. En 1996 comienza a colaborar con la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana a la que dota con más de un centenar de libros para niños. Al año siguiente obtiene el Premio La Rosa Blanca de la Asociación de Escritores Cubanos. Desde ese momento colabora con instituciones de la isla, traduce autores cubanos y algunos de sus libros verán la luz en la editorial cubana Gente Nueva. En el año 2000 es nombrada Goodwill Ambassador por Unicef.

3 La división de los dos universos –el real y el fantástico– aflora en muchas ocasiones a lo largo de la historia, aunque no siempre de la forma esperada; por ejemplo en un episodio relacionado con los bebés que llegan a la casa. Los bebés hablan en verso después de una semana intensiva de enseñanzas por parte de Bianca y Aglaia y ante el estupor de la gata Prunilde, Aglaia le dice: “In fondo sono dei bambini inventati. Lo abbiamo sempre saputo. E non c’è niente di male se i bambini inventati parlano in versi” (2012: 78).

4 Quisiéramos subrayar antes de continuar que Pitzorno es una escritora que no acepta clasificaciones ni encasillamientos literarios, así que no es nuestra intención circunscribirla a una etiqueta de escritora de la LIJ; así que nuestra clasificación obedece simplemente a un criterio meramente práctico.

5 En esta acción queda reflejada una vez más la actitud egoísta de Beccaris de tratar bien a quien se teme.

6 En este caso el título del libro corresponde a un término español que en Hispanoamérica alude a un descendiente de mestizos, con caracteres propios de una sola de las razas originarias según el DLE; sin duda un guiño a la relación tan estrecha de Pitzorno con esas tierras sobre todo con Cuba.

7 Por ejemplo el antagonista de la historia Riccardo Riciardi representa a un empresario que se ha enriquecido gracias a especulaciones inmobiliarias y que ha consolidado su imagen pública gracias un grupo de comunicación de su propiedad; uno de sus más firmes aliados y colaboradores es un periodista que se muestra a favor de la discriminación racial. Como se observa son muchos los paralelismos con Silvio Berlusconi, Il Cavaliere.

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