Mujeres de letras: pioneras en el arte, el ensayismo y la educación
BLOQUE 5. Profesoras y pedagogas

La educación para mujeres en Marruecos

Fátima Aribou Mechtat

Colegio Rhouni-Río Martín

Resumen: En este tra bajo se describe la situación social y cultural de las niñas en edad escolar y las mujeres adultas en el norte de Marruecos. Son cada vez más frecuentes las mujeres que emprenden iniciativas originales para ofrecer alternativas a las jóvenes. Por otra parte, la posición de la mujer en la familia y la sociedad según las tradiciones patriarcales en ocasiones busca justificación religiosa; sin embargo los ejemplos de mujeres trabajadoras también se encuentran en el Corán.

Palabras clave: jóvenes, educación de adultos, patriarcado, religión.

Marruecos se considera uno de los países más desarrollados del norte de África. Es notable el esfuerzo realizado en todos los ámbitos: agrícola, económico, social y educativo; es decir, en todo aquello que consienta el día de mañana que pueda convertirse en miembro de la Unión Europea.

Como en cualquier sociedad, la mujer marroquí también constituye la mitad más importante de la sociedad, pero está muy lejos de sentir dicha importancia, a diferencia de su vecina, la mujer española, por ejemplo. Si hablamos del derecho a la educación, la sanidad, o el acceso a todo tipo de profesiones, la mujer árabe y en particular la marroquí, carece de esa sensación de libertad que siente y disfruta la mujer europea. Ello se debe a muchas razones, entre ellas la más importante no saber leer ni escribir. Otras razones no menos importantes y relacionadas con esta evidencia son: la pobreza, la mala educación cívica, la ignorancia absoluta de los propios derechos y deberes que normalmente cambian la mirada de la sociedad hacia la mujer y el valor que se le puede dar a todos sus comportamientos y a los trabajos que ejerce. Esta situación cambiaría si diésemos a la mujer marroquí la oportunidad de prepararse como persona positiva a los ojos de la familia y la sociedad.

En la clasificación sobre niveles educativos, Marruecos se encuentra en el quinto país en índice de mayor analfabetismo. Según las estadísticas, aproximadamente el 34℅ de la población en el año 2014 era incapaz de leer. La mayor parte de ese porcentaje son mujeres, especialmente las chicas jóvenes que viven en el campo. La mujer campesina en marruecos está olvidada, no existe ni aparece en ningún programa de asistencia a la escuela o algún apoyo educativo.

En algunas zonas existe algún tipo de ayuda por parte de asociaciones nacionales y extranjeras, pero es muy bajo el número de mujeres beneficiadas frente a la gravedad del problema. En Marruecos la chica del campo es una esclava que no tiene ningún control de mando sobre su vida, pues lo tiene su familia y ella no puede rechistar. Es su familia quien decide su destino. La edad de escolarización no está delimitada, pero hay otras muchas cosas más importantes que la familia espera de ella, como el matrimonio en edad prematura, o la necesidad de realizar todo tipo de trabajos en una casa del campo, dentro y fuera. A pesar de la dureza del medio, la mujer se pone al lado del hombre sin pensar ni considerar su edad, ni su sexo para recoger leña, cuidar el ganado, arar, regar, etc.

La pobreza encabeza las razones para la propagación del analfabetismo, unida a la ignorancia de los padres sobre la importancia del aprendizaje para la dignidad de una persona. En los casos en que las familias son conscientes de esta importancia, por lo general piensan en el hombre, no en la mujer. Persiste el error de que una mujer lo mejor que puede hacer es quedarse en casa, debido a ello el hombre con frecuencia humilla y maltrata a su compañera en todas las áreas. Actualmente aún son mayoría los pueblos donde se ve a los hombres jugando a las cartas, mientras la mujer lleva toda la responsabilidad de la casa y de los hijos.

La mujer marroquí campesina es toda una mujer: como esposa y madre se encarga de la tierra, del ganado, de traer agua, del cuidado de los hijos… No tiene tiempo para ella, siempre está al servicio de todos. Pensando y trabajando para los demás, se ve primero explotada por el padre y más tarde por el marido. Si bien, la situación está cambiando en las ciudades, todavía en muchos pueblos ella no tiene tiempo para estudiar o comprometerse con ninguna asociación o partido político. La mayor parte de las veces llega al matrimonio muy joven (una niña) con un hombre mayor; y además sin tener conocimientos sobre la vida sexual, la educación de los niños o los derechos de una esposa. La mayoría de las veces entra en callejón sin salida y la relación termina mal.

Hay notables diferencias con la mujer que vive en las ciudades. La mujer marroquí en general, y la de Tetuán en particular, donde nací yo, gracias a Dios está mucho más avanzada, tiene posibilidades para estudiar, mediamente consigue terminar los estudios fuera y dentro de Marruecos, y se percibe un cambio de formación entre las mujeres que han estudiado hasta la época del colonialismo español (cuando las oportunidades eran sólo para los ricos): en primer lugar frecuentaban el colegio coránico (msed), sucesivamente la secundaria, la facultad era para los chicos y las chicas ricas, terminando los estudios en extranjero o en Marruecos. La mujer tetuaní actualmente desempeña profesiones como maestra o profesora, doctora, abogada, secretaria… Aunque no ha llegado a trabajar en muchos otros sectores, que quedaron reservados para hombres, al no formar parte de grupos ni partidos políticos.

Conocidos como partido de la independencia, los socialistas han sido los primeros en abrir las puertas a la mujer para escuchar sus opiniones y su voz. Un derecho que aún no tiene la mujer campesina, la cual hasta hoya sigue ausente de la política, en un mundo de hombres donde no hay sitio para una mujer.

Una de las mujeres marroquíes famosas que más admiro es Fatima Mernissi. Escritora y socióloga, comprometida defensora del feminismo, nació en 1940 en Fez, en un ambiente familiar muy religioso aprendió primero en el msed y luego en un colegio superior; fue una de las privilegiadas que pudo estudiar y terminar su carrera en Francia y luego en América; terminó su doctorado antes de separarse de su marido, y sucesivamente el divorcio no le quitó las ganas de seguir estudiando, demostrando que no se necesita acompañante o protector para llegar donde ha llegado. Trabajó como profesora en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Mohamed V, también como investigadora en la Institución Nacional de Investigaciones Científicas en Rabat, ha sido miembro del Consejo de Universidades de Estados Unidos. Se ha dedicado a escribir sobre el islam y la mujer, analizando el desarrollo del pensamiento islámico; sus obras se han traducido a numerosas lenguas y ha alcanzado fama internacional. Destacan sus libros El velo y la élite masculina (1987) y Marruecos a través de sus mujeres (1984). Fátima Mernissi obtuvo el premio del príncipe de Asturias en 2003; en 2004 obtuvo el premio Erasmus de Holanda (en la sección religión y modernidad). Murió con la edad 75 años el 30 de noviembre de 2015, se interesó especialmente por el sufrimiento de la mujer árabe musulmana y en sus obras encontramos un valioso ejemplo para avanzar hacia la igualdad mediante la educación.

Las presiones en nombre del islam y a no ejercer la ley con credibilidad hablo del sufrimiento de la mujer trabajadora, del acoso sexual, de la desigualdad, el control total que tiene el hombre en todos los campos, cuestionado el trato que se le da a la mujer en nombre de la religión y la política dentro de la familia y la sociedad. Fátima Mernissi (1984) realizó visitas a pueblos para visualizar la forma de vida de la mujer en el campo, montó talleres de trabajo para concienciar a la mujer y las chicas, empujándolas a pretender una realidad mejor. Entre sus dichos famosos: «hay que aprender a gritar y a manifestarse completamente igual que aprender a andar y a hablar». También la mujer debe tener coraje siempre, para opinar y expresarse en voz alta, sin miedo.

Mernissi nunca estuvo de acuerdo con el trato que se le daba a la mujer en nombre del islam, por eso decía: «si los derechos de la mujer causan problemas a algunos hombres musulmanes hoy en día, no será por culpa del Corán, sino porque esos derechos están en lucha continua con los intereses de un grupo de machistas». Porque el islam no tiene nada que ver, ni la ley de la religión islámica, sino al revés: el islam ha dado a la mujer todos los derechos, el respeto, en todas las edades. Precisamente la madre es un ser sagrado para todos.

El mejor ejemplo del respeto que se le da a la mujer en la religión es el trato que dio nuestro profeta a su primera mujer: en primer lugar era mayor que él y además era empresaria. Hablaba con ella de todo, escuchaba sus opiniones y seguía sus consejos. Le agradeció siempre el estar a su lado apoyándolo, cosa que no vemos con frecuencia hoy en día.

El hombre es egoísta, se esconde tras la religión para maltratar a la mujer y poner las leyes siempre a su favor.

Con respecto a la mujer del norte de Marruecos, vemos que ha conseguido acceder a muchos trabajos que antes estaban reservados para el hombre gracias al estudio. Sobre el papel ella cobra el mismo sueldo que el hombre, teniendo las mismas oportunidades y la ley protege a ambos por igual. Sin embargo, en Marruecos todavía no hay igualdad real por culpa del soborno y el tráfico de influencias, no debido a la ley del trabajo.

La mujer es un ser fuerte, inteligente, ambicioso y trabajador. El ejemplo está en el sur de África. Para mí esa mujer es el ejemplo de la paciencia, la lucha, la fuerza física y mental para llegar al objetivo. Cruzan tantos países buscando una vida mejor, embarazadas, con niños en pateras, da igual, lo importante es llegar sabiendo que pueden perder hasta la vida en el camino. Otro ejemplo de paciencia, fuerza y valentía es la mujer palestina, capaz de seguir estudios de alto nivel, sabiendo que están en guerra décadas y décadas. La mujer palestina es una raza árabe musulmana resistente y revolucionaria, lleva consigo tanto dolor, pero sigue adelante; entierra a un hijo con una mano y con la otra levanta la bandera de su país, aguanta la falta de familia, de agua, de luz, de medicamentos, de colegios… Pero aprende, sigue viva, como abuela, madre y hija ¡es tan fuerte!

En el mundo entero hay muchos ejemplos de mujeres luchadoras que han realizado grandes logros. He pensado en muchas, pero llegue a una conclusión: que la fuerza, la voluntad, la paciencia, la comprensión, el cariño, la inteligencia, tienen sólo un nombre: Mujer. No importa el país, ni la religión, el idioma, el color, ni la edad; ella es un ser maravilloso, que da todo a cambio de nada. Ese ser que está siempre al lado del hombre, o detrás empujándolo a mejor. Puede decir con voz alta que es la mitad más importante de la sociedad, por ser la madre de una parte y la esposa de la otra; por todo eso merece un gran respeto y agradecimiento. Finalizo con una frase que escuché siempre pero hoy la quiero cambiar: Eres el nombre de mi vida ¡ya no ! Soy el hombre de mi vida.

Bibliografía

Mernissi, Fátima (1984). Marruecos a través de las mujeres. Madrid: Oriente y Mediteráneo.

(1987). El velo y la elite masculina. Traducido como: Sexo e ideología en el Islam. Madrid: Oriente y Mediteráneo.

(2012). El amor en el Islam. Madrid: Aguilar.

Estadisticas unicef http://www.unicef.org [01/04/2016].

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