Mujeres de letras: pioneras en el arte, el ensayismo y la educación
BLOQUE 5. Profesoras y pedagogas

La cruzada para la ciudadanía: activistas en la alfabetización de adultos

María Luz Arroyo Vázquez

Universidad Nacional de Educación a Distancia

Resumen: Esta comunicación plantea una reflexión sobre el trabajo de alfabetización que llevaron a cabo las mujeres activistas afroamericanas en las Escuelas de la Ciudadanía (Citizenship Schools) durante el Movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos. Las activistas afroamericanas eran conscientes de la importante relación existente entre educación y poder político y trabajaron de una manera ímproba en un extenso programa de alfabetización de adultos con el fin de lograr que la población afroamericana pudiera pasar las pruebas de alfabetismo que les permitiría poder registrarse y ejercer el derecho al voto. Nos centraremos en el compromiso de las profesoras y educadoras que trabajaron en el Highlander Folk School y explicaremos como consiguieron crear y expandir el programa educativo de las Escuelas de Ciudadanía con un claro fin político.

Palabras Clave: Escuelas de Ciudadanía; educación; programa de alfabetización de adultos; activistas afroamericanas; Escuela Popular de Highlander.

1. Introducción

En este artículo, se plantea una reflexión sobre el papel fundamental que desempeñaron las mujeres activistas afroamericanas en el campo de la educación y, en concreto, en la gran labor de alfabetización que llevaron a cabo en las Citizenship Schools (Escuelas de ciudadanía) desde donde lucharon para conseguir que los afroamericanos pudieran acceder al programa de alfabetización para superar las pruebas de alfabetismo que les permitiese poder registrarse para ejercer el derecho al voto.

El 26 de agosto de 1920 se aprobó la Enmienda 19 de la Constitución de los Estados Unidos que otorgada a las mujeres americanas el derecho al voto sin límites, pero del que quedaba excluida la mujer afroamericana así como el resto de la población afroamericana estadounidense. Esto llevó a que se empezasen a escuchar voces de las mujeres activistas afroamericanas que como Fannie Lou Hammer exigieran este derecho y criticasen las represalias a la que la población afroamericana estaba sometida por querer ejercerlo:

Ahora la pregunta que planteo, ¿es esto América? ¿La tierra de la libertad y el hogar de los valientes? ¡Donde se asesina, se lincha y se mata a la gente, porque queremos registrarnos y votar! “Ahora la pregunta que planteo, ¿es esto América? ¿La tierra de la libertad y el hogar de los valientes? ¡Donde se asesina, se lincha y se mata a la gente, porque queremos registrarnos y votar!1

Por ello, una de las cuestiones claves en el activismo de las mujeres afroamericanas fue lograr que el derecho a voto para la comunidad afroamericana fuese una realidad. En este sentido, resulta muy esclarecedor analizar el papel que desempeñaron mujeres activistas como Septima Clark, Bernice V. Robinson y Ella Baker, por poner sólo algunos ejemplos, al tratar de vencer el sistema injusto existente mediante la organización de actividades, talleres y campañas destinadas a hacer viable y posible el derecho a voto. Ellas serían algunas de las cabezas visibles que trabajarían junto a muchas otras para llevar a cabo programas educativos que concienciasen a la población negra de ese derecho durante el Movimiento en favor de los Derechos Civiles. (King 1969: 101)

En la década de los años 30 del siglo XX, una de las grandes pioneras que abogaron por la igualdad de derechos en educación, Mary McLeod Bethune (1875-1955) en su discurso “What does American Democracy Mean to Me?”, pronunciado el 23 de noviembre de 1939, afirmó que no existía una igualdad en educación a pesar de los avances en el norte del país, dado que en el sur profundo a un joven de raza negra sólo se le ofrecía una décimo quinta parte de la oportunidad educativa que el niño estadounidense promedio:

Las puertas democráticas de la igualdad de oportunidades no se han abierto del todo a los negros. En el sur profundo, a la juventud negra sólo se le ofrece una décimo quinta parte de la oportunidad educativa que se le ofrece a cualquier niño americano.. los trabajadores negros … están desprovistos demasiado a menudo de derecho constitucional del sufragio; y están humillados demasiado a menudo por la negación de las libertades civiles2.

Bethune nos invita a reflexionar sobre la desigualdad en la educación, la imposibilidad de que los afroamericanos pudieran ejercer el derecho al voto y la falta de libertades civiles.

Bethune fue en una de las mujeres afroamericanas que lograron participar en la vida política estadounidense3, destacando en la etapa del gobierno de Franklin Delano Roosevelt y jugando un papel decisivo en el avance de los temas de derechos de la comunidad negra estadounidense. En la Administración Roosevelt, Bethune formó parte destacada del “Black Cabinet4, un gabinete formado por un grupo de consejeros afromericanos en el gobierno federal que contaba con el apoyo de Eleanor Roosevelt. En realidad, Bethune era la única mujer afroamericana que tenía un puesto destacado en ese gabinete en el que formaban parte líderes del Movimiento por los Derechos Civiles como Charles H. Houston, Walter White, and A. Philip Randolph. El Black Cabinet no emprendió una cruzada por los derechos civiles, pero sí que se logró que el gobierno federal fuese más consciente de las necesidades de los negros. Así, se triplicó el número de trabajadores negros empleados en el gobierno y Roosevelt empezó a eliminar la segregación racial en los lugares de trabajo en los distintos organismos gubernamentales y a contratar a afroamericanos para que desempeñasen puestos en el gobierno del New Deal.

Unas décadas más tarde, en los años 50 y 60 del siglo XX, nos encontramos con mujeres afroamericanas que emprenden una verdadera cruzada para conseguir ejercer el derecho a voto, entre ellas, la gran activista Ella Baker y las educadoras afroamericanas Septima Clark y Bernice Robinson, quienes, al igual que Bethune, creían en la educación era un derecho al que todos debían acceder, como garantía de igualdad de oportunidades5.

En este breve ensayo, nos centraremos en la labor tan esencial que las educadoras realizaron en las Escuelas de Ciudadanía y destacaremos el trabajo que llevaron a cabo Septima Clark y Bernice Violanthe Robinson, pero también, haremos referencia a la colaboración de Ella Baker y su cruzada para la ciudadanía. Su labor obruvo sus frutos legislativos. El 6 de agosto de 1965, el Presidente Johnson firmó The Voting Rights Act (La Ley del derecho al Voto), una ley clave que eliminó las pruebas de alfabetismo que se requerían a la población afroamericana como prerrequisito para permitirles inscribirse para votar en muchos estados sureños6.

2. La Escuela Popular de Highlander

En 1932, Myles Falls Horton (1905-1990), Don West (1906-1992), educadores americanos, y Jim Dombrowski (1897-1983), intelectual ministro metodista, fundaron la Escuela Popular de Highlander, Highlander Folk School, una escuela popular en una granja de Monteagle, Tennessee. Horton, West y Dombroski, los tres de raza blanca, fueron miembros muy activos en el movimiento por los derechos civiles afroamericano en las décadas de los años 50 y 60.

En 1931-1932, Myles F. Horton estuvo visitando escuelas populares en Dinamarca y ello le sorprendió e influyó de tal manera que a su regreso a Estados Unidos decidió crear una escuela similar en el Sur de los Estados Unidos, donde los alumnos y los profesores pudiesen interactuar. En sus comienzos, en los años 30 y 40 del siglo XX, Highlander se centró más en abordar temas relacionados con la organización de los trabajadores y desempleados y servir a organizadores y líderes sindicales7.

En los años 50 y 60, en Highlander se llevan a cabo talleres integradores. El primero tuvo lugar en 1954. Highlander Folk School se convirtió en un lugar de referencia que buscaba la igualdad y la justicia social y que estaba comprometido con acabar con la segregación, era un espacio donde era posible que personas de distintas razas se mezclaran y hablaran de distintos temas; la educación, la vivienda, el empleo, una sociedad multicultural y multirracial, etc., tratando de buscar soluciones a los distintos problemas.

La escuela popular de Highlander fue un centro de entrenamiento en derechos civiles que preparó y reclutó a importantes activistas del movimiento por los derechos civiles. Los talleres que allí se organizaron sirvieron de base para que se llevase a cabo importantes iniciativas del movimiento por los derechos civiles tales como las Escuelas de Ciudadanía, el Montgomery Bus Boycott y el Student Nonviolent Coordinating Committee (SNCC).

Desde el principio, las mujeres participaron activamente en Highlander, como maestras y como alumnas, que, según Donna Langston, “reconocían el significado político de “Cultura y educación” (Langston 1993: 145). Entre las mujeres del movimiento por los derechos civiles que estudiaron o enseñaron en Highlander Folk School, cabe mencionar las siguientes; Rosa Parks, Septima Clark, Bernice Robinson, Fannie Lou Hamer, Ella Baker, Zilphia Horton, la activista por la integración Anne Braden, Bernice Johnson Reagon, Sue Thrasher, Diane Nash, Constance Curry y Diana Nash.

En 1954, Séptima Clark y Bernice V. Robinson asistieron a la Escuela Popular de Highlander. Su paso por allí no sólo fue un episodio crucial en sus vidas sino que a la larga supondría un cambio cualitativo en la situación educativa de la población afroamericana en el Sur de los Estados Unidos.

Una de las alumnas de los cursos que allí se impartieron fue Rosa Parks que Parks pasó 10 días del verano de 1955 en Highlander, recibiendo educación de adultos8. Rosa Parks comentaba lo siguiente de su estancia allí:

Tenía cuarenta dos años y fue una de las pocas veces en mi vida hasta ese momento en el que no sentí hostilidad por parte de la gente blanca. Experimenté a gente de distintas razas y orígenes, reuniéndose en talleres y viviendo juntos en paz y harmonía9.

Allí, Parks coincidió con Séptima Clark y con Bernice Johnson. Clark dirigía un taller para desarrollar el liderazgo y Rosa Parks participaba en él. Parks, que colaboraba con la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP)10, pocos meses después, desafió las leyes de segregación racial estadounidense al negarse a ceder el asiento a un hombre blanco en Montgomery, Alabama, en 1955, pues estaba cansada del maltrato que los afroamericanos padecían11.

En 1956, Séptima Clak aceptó el puesto que Myles Horton le ofreció de Directora de Highlander que, con frecuencia, era objeto de redadas policiales. En una de esas redadas, Clark fue arrestada. De las dificultades que tuvo Séptima Clark en Highlander, Rosa Parks comentaba que Clark sufrió el rechazo de la comunidad fuera de los muros de Highlander pues quemaron el edificio cuando ella estaba allí, fue encarcelada y acusada de muchas cosas como beber licor y ser comunista (Haskins y Parks 1992: 105). Clark comenta en su autobiografía Ready from Within que se llamaba comunista a todo aquel que estaba en contra de la segregación y afirma que “blancos sureños no podían creer que un sureño pudiera tener la idea de igualdad racial; pensaban que debían venir de algún otro sitio” (Clark y Brown 1999: 55).

A pesar de esas redadas en Highlander, Clark continuó extendiendo el programa de creación de escuelas de ciudadanía, recaudando fondos y formando a otros profesores. Así, en 1961, consiguió que 82 profesores que se habían educado en Highlander dieran clase en Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Tennessee (Clark y Brown 1999: 60).

Hacia 1961, los colegios de ciudadanía eran tan numerosos que resultaba complicado a Highlander administrarlos. La Southern Christian Leadership Conference (SCLC), que, en ese momento, era la organización líder en la lucha por los derechos civiles, expresó su voluntad de hacerse cargo del programa, así que Clark se puso a trabajar para la SCLC en el puesto de Directora de Educación.

La escuela popular de Highlander cerró en 1961, víctima de acoso policial y acusaba de tener vínculos comunistas, pues resultaba sospechosa por su trabajo a favor de los trabajadores y de los derechos civiles. No tardó en abrir cerca de Knoxville, Tennessee, bajo el nombre de Centro de Investigación y Educación de Highlander que continua abierto en los albores del S.XXI. En mayo de 2016, el Presidente Obama recordó el trabajo de Highlander como centro clave para el avance en la justicia social12.

3. Las Escuelas de Ciudadanía

El proyecto de las escuelas de ciudadanía fue una respuesta a la legislación en los estados sureños que requerían la alfabetización y la interpretación de varias partes de la Constitución americana a la población afroamericana para poder registrarse para votar.

La Escuela Popular de Highlander en Tennessee apoyó y fomentó las Escuelas de Ciudadanía. El programa se inició bajo la dirección de Séptima Clark, Esau Jenkins y Bernice Robinson y contó con la ayuda de Myles Horton y de mujeres activistas que participaron de manera activa como educadoras y como estudiantes que tuvieron entre sus ideales la búsqueda de igualdad de oportunidades en educación. Se estimaba que había unos doce millones de negros analfabetos en el sur. Además de la alfabetización de adultos en el sur profundo, los colegios de ciudadanía también enseñaban a los alumnos a actuar de manera colectiva y protestar contra el racismo.

El programa se inició en las islas de Carolina del Sur bajo la dirección de Séptima Clark, Esau Jenkins y Bernice Robinson bajo los auspicios de Highlander. Highlander prestó el dinero a Clark y a su alumno Jenkins que inauguraron la primera escuela en Johns Island y como esa primera escuela tuvo un gran éxito, a pesar del miedo a las represalias y del sentimiento de los participantes de que tal vez deberían estar haciendo algo más productivo que aprender a leer, Clark y Jenkins fueron abriendo poco a poco otras cuatro escuelas en Johns Island y en las islas cercanas. La primera clase estaba formada por tres hombres y once mujeres que asistían a clase después de cumplir con sus obligaciones laborales.

El modelo que funcionó en Johns Island se repitió en otras escuelas y así las Escuelas de Ciudadanía se diseminaron por todo el sur de los Estados Unidos, permitiendo a miles de afroamericanos votar por primera vez13.

Entre 1957 y 1970, se crearon 895 colegios. En 1964, había 195 escuelas. Se extendieron a un número de escuelas en los estados sureños, ampliándose tanto que con la recomendación de Myles Horton y Martin Luther King, Jr., el programa fue transferido a la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), en 1961. Clark alcanzó prominencia nacional al convertirse en la directora de educación y enseñanza de la SCLC. Como directora del Programa, Clark viajaba a los once estados del Sur de los Estados Unidos para reclutar activistas que la ayudarían en las tareas educativas y en la organización de las escuelas. El número se escuelas se fue ampliando con éxito, no sólo cumpliendo sino superando las expectativas de los organizadores del programa.

La SCLC junto a otras organizaciones the Congress of Racial Equality, the NAACP, the Urban League, y the SNNC crearon el Voter Education Project en 1962 que tenía como misión preparar a profesores para que trabajasen en las escuelas de ciudadanía. Entre 1962 y 1966, se formaron 10.000 profesores para trabajar en las escuelas de ciudadanía y en ese período de años se registraron casi 700.000 votantes negros en el sur de los EEUU. Entre 1965 y 1970, se registraron otro medio millón de votantes.

En 1972, dos personas afroamericanas sureñas fueron elegidas al Congreso de los EEUU, Andrew Young14, que fue congresista entre 1973 y 1977, y Barbara Jordan15, que fue miembro del Congreso entre 1972 y 1978.

4. Educadoras en la alfabetización de adultos

Una de las grandes educadoras americanas que destacó por su activismo en la lucha por los derechos civiles en el sur de los Estados Unidos fue Séptima Clark (1898-1987)16, ejerciendo una extraordinaria labor en la defensa del derecho a la educación, del derecho al voto y a la igualdad en los Estados Unidos.

Séptima Clark nació el 3 de mayo de 1898 en Charleston, Carolina del Sur. Sus padres se esforzaron en darle estudios y, después de terminar la enseñanza secundaria, se examinó para convertirse en maestra, que era una de las profesiones a las que las afroamericanas podían acceder. Aprobó y trabajó en una escuela en Johns Island, en Charleston, Carolina del Sur, de 1916 a 1919. Era consciente de la discriminación existente en educación, teniendo muy presente la situación en las escuelas en las que trabajó (McFadden, 1993: 86). Colaboró con la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) (Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color) y, en Columbia, hizo campaña para la equiparación de los salarios en las escuelas públicas en el salario de los profesores blancos y negros. Un abogado de la NAACP, Thurgood Marshall17, llevó el caso a los tribunales federales y el juez del distrito federal J. Waties Waring de Carolina del Sur dictaminó en 1945 que aquellos profesores blancos y negros que estuviesen igual de cualificados deberían ganar lo mismo (Clark and Brown 1999: 117). El juez William Waities Waring también estaba en contra de que el partido demócrata fuera un club privado donde no todos podían votar (Parks and Haskins 1992:104).

Clark siguió formándose, obteniendo una titulación universitaria en 1942 y en 1946. Pocos años después, a través de su trabajo con la asociación Young Women’s Christian Association (YWCA) en Charleston, se enteró del funcionamiento del Tennessee’s Highlander Folk School, un centro que trataba de promover la lucha por los derechos civiles, dirigido por el también educador Myles Horton.

Clark visitó el Highlander Folk School por primera vez en el verano de 1954, quedando sorprendida al ver que blancos y negros pudieran convivir y sentarse a dialogar en la misma mesa como les pasaba a todos los que acudían allí (Clark y Brown 1999:43). En realidad, el funcionamiento de esa escuela era un gesto de valentía ya que promover la interrelación entre ambas razas iba en contra de las leyes y costumbres sociales que regían en aquel momento.

Clark estaba cada vez más convencida de que sólo a través de la alfabetización de adultos, los afroamericanos podrían lograr ejercer el derecho a votar y así podía elegir políticos que estuvieran dispuestos a defenderles. Esta convicción de que la educación era el camino a seguir para que los afroamericanos avanzaran y adquiriesen más derechos civiles que tenía Septima Clark era compartida por su alumno de Johns Island, Esau Jenkins, y por el cofundador de Highlander, Myles Horton. En 1955, Clarks coincidió Parks quien la recuerda su labor en su paso por Highlander de esta forma:

Cuando conocí a Séptima Poinsette Clark […] estaba enseñando clases de ciudadanía en Highlander . Estaba a cargo de la “escuela de ciudadanía”, y su trabajo consistía en enseñar a los adultos a leer y escribir y aprender sobre la ciudadanía básica para que pudieran llegar a ser maestros de otros, para que pudieran registrarse para votar (Parks y Haskins 1992: 104 y 105)18.

Después de haber ejercido durante 40 años de maestra en Charleston, Carolina del Sur, Clark fue despedida en 1956 por ser miembro de la NAACP (Parks and Haskins 1992: 103). Sin darse por vencida, Clarks se involucró del todo en el activismo, lamentando en su libro Ready From Withinla falta de apoyo de otros compañeros que, temiendo represalias, dejaron la NAACP y otros lo mantuvieron en secreto.

En 1956, Myles Horton ofreció a Septima Clark un trabajo de directora de los talleres en Highlander Folk School en Monteagle, Tennessee. Como ya había estado anteriormente dos veranos antes, sabía lo se esperaba. Allí, Clark empezaría su programa de “escuelas para la ciudadanía”, que rápidamente extendió por el Sur de los Estados Unidos.

Séptima Clark decidió crear la primera escuela para la ciudadanía en Johns Island, en Charleston, en el estado de Carolina del Sur. Se trataba de una escuela de alfabetización de personas adultas. Séptima Clark convenció a su prima Bernise Robinson para que empezase a trabajar de profesora para ayudar a la población adulta a que se convirtiera en ciudadanos de pleno derecho y que les permitiría pasar los difíciles exámenes, evitar errores en los formularios de inscripción y realizar bien lectura y comprensión que les permitirían votar.

Clark se dedicó a alfabetizar a la gente adulta para darles la posibilidad de ejercer el derecho al voto. Enseñaba a la gente a escribir su nombre, a rellenar un talonario de cheques o un formulario para votar, y a comprender los derechos y deberes de los ciudadanos estadounidenses. Clark consideraba que los derechos políticos iban ligados a la educación. Así, explicaba que ella pensaba que no se podía hacer que la gente se registrase y votara hasta que no se les enseñase a leer (Clark y Brown, 1999: 53).

Séptima P. Clark opinaba que poder ejercer el derecho al voto sin límites era clave para conseguir el poder político, por eso no sólo llevó a cabo proyectos educativos para propagar la idea de la plena concesión del derecho a votar, sino que también participó en las marchas y manifestaciones que tenían lugar en todo el país. No obstante, una de las debilidades del movimiento por los derechos civiles fue “la manera en la que los hombres veían a las mujeres”, aunque a finales de la década de los cincuenta y sesenta obtuviesen cierto reconocimiento a su labor (Clark y Brown 1999: 79). Como explica Clark el papel participativo de las mujeres fue decisivo: “en historias sobre los derechos civiles se oye hablar casi siempre acerca de los pastores negros… el movimiento por los derechos civiles nunca hubiese despegado si algunas mujeres no hubiesen comenzado a alzar su voz” (Clark y Brown 1999: 83).

Otra de las educadoras que tuvieron un papel destacado en las Escuelas de Ciudadanía fue Bernice Violanthe Robinson (1914-1994), que desempeñó un papel clave de maestra y activista social, destacando en la labor de alfabetización19.

Bernice V. Robinson nació en Charleston, Carolina de Sur. Su padre, James C. Robinson, era albañil y su madre, Martha Elizabeth Robinson, asistenta y costurera. Robinson cursó sus estudios en Simonton Elementary y en Burke Industrial High School, graduándose en 1931. Después, se fue a vivir a Harlem, en Nueva York, donde compaginaba su trabajo en el distrito de la moda con sus estudios de cosmética en la Poro School of Cosmetology. Regresó a Carolina de Sur en 1947, donde abrió un salón de belleza y trabajó en la rama de Charleston de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP).

En 1954, Bernice asistió al taller de la escuela popular de Highlander, en Tennessee. Como ya hemos mencionado anteriormente, allí coincidió con Rosa Parks que asistió a Highlander el primer año en el que se impartió educación de adultos. Rosa Parks recordaba así a Bernice:

Una peluquera negra llamada Bernice Robinson enseñaba una clase, que tenía lugar dos noches a la semana y tenía catorce estudiantes . Ella les enseñaba cosas básicas, como la forma de escribir sus nombres , cómo escribir un cheque, cómo escribir una carta a alguien del Ejército . Tras finalizar esa clase, ocho estudiantes pasaron la prueba de votación (Parks y Haskins 1992: 105)20.

En 1957, Bernice Robinson cedió a la petición de su prima Séptima Clark y Esau Jenkins21, hombre de negocios y líder en el movimiento por los derechos civiles, y se convirtió en la primera maestra de ciudadanía que se encargó de la alfabetización de adultos en la escuela de ciudadanía de John Island, en Carolina del Sur.

Bernice trabajó de voluntaria y empleada a tiempo parcial, impartiendo clase de lectura y escritura a adultos afroamericanos. Se encargaba de la tarea de alfabetización, de que el alumnado leyera y comprendiera documentos del día a día, rellenar formularios, etc. Además, en las clases, enseñaba al alumnado aspectos de la Constitución y del sistema electoral Americano. Bernice Robinson era una persona sin una formación de profesora pero, como señala Clare Rusell, con gran experiencia laboral, que trasgredió normas sociales y de género (Russell 2011: 31).

Cuando Highlander transfirió el programa a la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), Robinson permaneció en Highlander, llevando a cabo talleres para resistrase para votar y de educación política en Louisiana, Alabama, Mississippi, Tennessee, y otros estados sureños. En 1964, se unió a la SCLC y trabajó de Supervisora de Educación de Adultos e instructora de lectura, y de directora de talleres educativos para la Investigación y Educación Highlander Center. Robinson dejó la SCLC en 1970. Fue candidata a la Cámara de representantes en Carolina del Sur (1972 y 1974) pero no tuvo éxito.

Otra de las líderes más prominentes, carismáticas y comprometidas con el Movimiento por los Derechos Civiles fue, sin duda alguna, Ella Baker (1903-1986), quien llevó a cabo una gran cruzada a favor de la ciudadanía.

Ella Baker creía que la acción política debería dar poder a la gente para que resolviese sus problemas (Mueller 1993: 57). Baker deseaba que la gente se involucrase activamente en la lucha por los derechos civiles, poniendo énfasis en el liderazgo centrado en el grupo y no en un solo líder y en la idea de que el papel del líder era facilitar y hacer que otros sacasen fuera todo su potencial (Mueller 1993: 63).

Ella Baker se planteó participar en la política y llegó a convertirse en Presidenta de la NAACP en Nueva York, en 1952. En 1953, renunció a seguir en dicho puesto para participar por el Partido Liberal en las elecciones para el puesto de consejera municipal de Nueva York, aunque no lo logró.

Ella Baker viajó a Atlanta, en 1957, para ayudar a Martin L. King a fundar la Southern Christian Leadership Conference, (SCLC) y para organizar un programa de registro de votantes. Ella Baker creía que votar era la llave para la libertad. 22La campaña que emprendió para registrar a los votantes negros en el sur se denominó la “Cruzada para la ciudadanía” (Crusade for Citizenship) y aspiraba a que los líderes en las iglesias se interesaran por dar clases de ciudadanía, aunque no consiguió involucrar a los líderes como habría deseado (Mueller 1993: 58-60).

Baker persuadió a la SCLC para que invitara a estudiantes universitarios a la Southwide Youth Leadership Conference en la Shaw University. Fue en esta reunión cuando se formó el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (Student Nonviolent Coordinating Committee, SNCC). Su discurso, “More than a Hamburger” (“Más que una hamburguesa”) urgía a la audiencia a pensar sobre la discriminación racial en términos más amplios. Tras la reunión, Baker renunció a la SCLC y pasó a trabajar para el Student Nonviolent Coordinating Committee. Ella Baker tuvo un papel clave en el este Comité, apoyando a los jóvenes estudiantes que realizaban sentadas para protestar de un modo pacífico.

Ella Baker vivió en Atlanta durante dos años y medio y fue directora ejecutiva de la SCLC hasta que Wyatt Tee Walker asumió el puesto en abril de 1960.

Baker vivió de manera comprometida como demuestra que no dudase en colaborar y apoyar a Séptima Clark cuando ella le pidió en 1960 que fuese a Highlander para participar en un taller sobre liderazgo y responsabilidades políticas para jóvenes (McFadden 1993: 90).

En 1964, Ella Baker ayudó a organizar el Mississippi Freedom Democratic Party (MFDP), como una alternativa al Partido Demócrata en Mississippi. El MFDP ejerció gran influencia en el Partido Demócrata, ayudando a elegir a muchos líderes negros en Mississippi, y obligando a la Convención Nacional Demócrata a aceptar a mujeres y a representantes de las minorías raciales y étnicas23.

Pocas mujeres llegaron a ocupar un papel destacado en las organizaciones relevantes para el Movimiento por los Derechos Civiles. Según Ella Baker, existía una discriminación de género en organizaciones como The Southern Christian Leadership Conference (SCLC) donde “los hombres, los pastores en particular, de manera consistente mantenían su dominio en los altos cargos de la jerarquía de la SCLC. En el nivel ejecutivo, sólo había dos áreas en las cuales las mujeres participaban activamente: en el programa de educación para la ciudadanía y el departamento para la recaudación de fondos” (Robnett 1997: 93)

5. Conclusión

Durante el Movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos, en las Escuelas de Ciudadanía, se llevó a cabo la mayor campaña efectiva de alfabetización de la población afroamericana adulta que jamás hubiera tenido lugar en los Estados Unidos hasta entonces. La labor de alfabetización de adultos que allí se desarrolló fue clave pues para erradicar la segregación racial era necesario conseguir que los afroamericanos pudieran votar.

Las mujeres afroamericanas educadoras que hemos recordado en este artículo por el papel prominente que tuvieron, Bernice V. Robinson and Séptima P. Clark, tenían la idea de que la educación es la clave para acabar con el analfabetismo, para poder conseguir el derecho al voto y alcanzar el poder político. Su compromiso para conseguir expandir las Escuelas de Ciudadanía en el Sur de los Estados Unidos fue responsable de que miles de afroamericanos se registrasen para votar y pudieran acceder a puestos de liderazgo político en el ámbito local, estatal y nacional.

En definitiva, las activistas afroamericanas que hemos destacado en este ensayo, Bethune, Clark, Johnson y Baker eran conscientes de que había que acabar con el analfabetismo en el ámbito educativo que afectaba enormemente a la comunidad afroamericana en el sur de los Estados Unidos, pues entendían las conexiones existentes entre analfabetismo, pobreza y falta de poder y vinculaban el progreso social, económico y político con el avance en educación.

Bibliografía

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http://photos.state.gov/libraries/amgov/30145/publicationsenglish/Black_Women_Lead ers_eJ.pdf Fecha de acceso: 20 de junio de 2016.


1 Traducción de la autora. Cita original: “Now the question I raise, is this America? The land of the free and the home of the brave? Where people are being murdered, lynched and killed because we want to register and vote! Fannie Lou Hammer fue una activista que tuvo un papel muy activo y organizó “los veranos de la libertad en Mississippi”. Hammer fue una líder cultural en el movimiento por los derechos civiles, con una gran capacidad oratoria, siendo aceptada como líder, a pesar de carecer de educación formal y a pesar de su condición de mujer. Véase: Fannie Lou Hamer, mass meeting, Hattiesburg, Mississippi, 1963, Moses Moon Collection, Program in African American Culture, Archives, National Museum of American History, Smithsonian Institution, Washington D.C. Citado por: Bernice Jonson Reagon ”Women as Cultural carriers in the Civil Rights Movement. Fannie Lou Hamer”, en Viki L. CRAWFORD et al. eds., Women in the Civil Rights Movement: Trailblazers and Torchbearers, 1941-1965, Bloomington and Indianapolis, Indiana University Press, 1993, pp. 209-217, p. 209.

2 Traducción de la autora. Texto original: “The democratic doors of equal opportunity have not been opened wide to Negroes. In the Deep South, Negro youth is offered only one-fifteenth of the educational opportunity of the average American child. The great masses of Negro workers … are deprived too often of the Constitutional right of suffrage; and are humiliated too often by the denial of civil liberties”. Léase: Mary BETHUNE. What Does American Democracy Mean to Me?” en la emisión de radio “America’s Town Meeting of the Air”, New York City. 23 de noviembre de 1939. Internet. 12-06-2016.

http://americanradioworks.publicradio.org/features/sayitplain/mmbethune.html

3 Franklin D. Roosevelt nombró a Bethune directora de African American Affairs (Asuntos Afroamericanos) en la National Youth Administration en 1936 y consejera en Asuntos de Minorías, ocupando dicho cargo hasta 1944. Para ampliar información sobre Mary MacLeod Bethune, véase: Arroyo Vázquez,Mª Luz, “Superación de los obstáculos para la inclusión de las mujeres afroamericanas en el panorama político estadounidense,” en Teresa Mª Ortega López y Miguel Ángel del Amo Blanco, eds., Claves del mundo contemporáneo. Debate e investigación. Granada: Comares, 2013, pp. 1-14.

4 Este gabinete, también denominado “Black Brain Trust”, fue primeramente conocido como Federal Council of Negro Affaire.

5 Esas ideas de defensa de la educación recuerdan a Horace Mann (1796-1859), educador y político americano defensor de la educación universal, cuando afirmaba que “la educación… es el gran igualador de las condiciones de los hombres…”. Cita original: “Education, then, beyond all other devices of human origin, is the great equalizer of the conditions of men -- the balance-wheel of the social machinery”. Internet. 18-06-2016. http://www.ranker.com/list/a-list-of-famous-horace-mann-quotes/reference

6 Un año antes, el 2 de julio de 1964, el Presidente americano Lyndon Johnson había firmado otro hito legislativo, The Civil Rights Act (la ley de Derechos Civiles) que prohibía la discriminación en los lugares públicos, estipulaba la integración de los colegios y otras instalaciones públicas y convertía la discriminación en el empleo en algo ilegal. Asimismo, esta ley supuso un gran avance para las mujeres ya que prohibía la discriminación laboral debido al sexo.

7 Fuente: véase información la facilitada sobre la Escuela Popular de Highlander. http://highlandercenter.org/media/timeline/ Fecha de acceso 24/6/2016

8 Rosa Parks, pionera e icono del movimiento por los derechos civiles,estuvo en los cursos antes de que tuviese lugar el conocido episodio en un autobús que provocaría el Montgomery Bus Boycott.

9 Traducción de la autora. Cita original: “I was fourty-two years old, and it was one of the few times in my life up to that point when I did not feel any hostility from white people. I experienced people of different races and backgrounds meeting together in workshops and living together in peace and harmony.” En: Rosa Parks and Jim Haskins, Rosa Parks: My Story. Nueva York: Dial Books, 1992, p.106.

10 Antes del incidente del autobús, en 1943, Rosa Parks había trabajado como secretaria local en la National Association for the Advacement of Colored People (NAAP) y, en 1949, se convirtió en asesora de la citada asociación en pro de los derechos civiles. Por ello, la NAACP se ocupó del caso y la fianza para que saliera de la cárcel, a pesar de que no había considerado otros casos semejantes que habían ocurrido poco antes, pues no eran idóneos para ejercer una presión legal. Parks fue la tercera mujer que era detenida en pocos meses. Las mujeres anteriores fueron Mary Louis Smith y Claudette Colvin.

11 Ese acto de valentía de Rosa Parks en 1955 tuvo una gran repercusión, formándose la Montgomery Improvement Association, que dirigida por Martin Luther King Jr. organizó un boicot al servicio de autobuses que acabaría con la segregación racial en el transporte público. En 1956, el Tribunal Supremo declaró que la legislación que legitimaba la discriminación en el transporte público era anticonstitucional. Comenzaba así una nueva etapa más propicia para luchar por la defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos.

12 Cita original: “I might not be standing here were it not for the efforts of people like Ella Baker and the others who participated in the Highlander Folk School” Fuente: https://www.washingtonpost.com/news/reliable-source/wp/2016/05/13/full-transcript-of-president-obamas-toast-at-the-nordic-state-dinner/ Fecha de acceso: 20/07/2016.

13 Fuente: Guía de la Exposición Freedom’s Sisters. Internet 10-6-2016. http://www.sites.si.edu/spanish/freedoms_sisters_spanish.pdf

14 Andrew Young (1932-) trabajó en las escuelas de Ciudadanía y fue congresista entre 1973 y 1977, embajador de Naciones Unidas (1977-1979) y alcalde de Atlanta(1982-1990). Internet. 5-05-2016. http://civilrights.uga.edu/cities/atlanta/mayor_andy2.htm.

15 Barbara Jordan fue líder en el Movimiento por los derechos civiles, educadora, abogada y política, fue la primera congresista afroamericana por el estado de Texas, ejerció su cargo entre 1972 y 1978. También fue la primera mujer elegida al senado de Texas en 1966. Internet.5-05-2016. http://www.biography.com/people/barbara-jordan-9357991#later-years

16 En este artículo sólo me he centrado en la labor de Séptima Clark en las Escuelas de Ciudadanía. Para ello, me he basado en un trabajo previo en el que analizaba su figura en toda la labor que realizó en el ámbito educativo. Véase: María Luz Arroyo Vázquez (2009): “Séptima Clark, una educadora “revolucionaria” en el sur de los Estados Unidos” (Estela González de Sande y Ángeles Cruzado Rodríguez eds.), Las Revolucionarias. Literatura e insumisión femenina,. Sevilla: ArCiBel, 77- 90.

17 Dos décadas más tarde, en 1967, Thurgood Marshall fue nombrado en el primer Juez afroamericano en el Tribunal Supremo.

18 Traducción de la autora. Cita original: “When I met, Septima Poinsette Clark…was in her late fiftees and teaching citizenship classes at Highlander. She was in charge of the “citizenship school,” and her job was to teach adults to read and write and learn about basic citizenship so they could become teachers of others, so they could register to vote” (Parks 1992: 104 -105).

19 Véase: Bernice Robinson Papers: http://www.loc.gov/folklife/civilrights/survey/view_collection.php?coll_id=2617

20 Traducción de la autora. Texto original: “A black hairdresser named Bernice Robinson taught one class, which was held two nights a week and had fourteen students. She taught them basic things, like how to write their names, how to write a check, how to write a letter to someone from the Army. After that class ended, eight students passed the voting test”.

21 Esau Jenkins (1910-1972) nació y se educó en Johns Island y fundó el Progressive Club en 1948 para animar a la población afroamericana a que se registrase para votar. Véase: Civil Rights Digital Library http://crdl.usg.edu/people/j/jenkins_esau_1910_1972/?Welcome Fecha de acceso: 12/07/2016

22 Fuente: http://ellabakercenter.org/about/who-was-ella-baker

23 Para ampliar información sobre Ella Baker, léase: Barbara RANSBY (2003): Ella Baker and the Black Freedom Movement: A Radical Democratic Vision. Chapel Hill: University of North Carolina Press y Carol MUELLER (1993): “Ella Baker and the Origins of “Participatory Democracy” (Viki L. CRAWFORD et al. eds.), Women in the Civil Rights Movement: Trailblazers and Torchbearers, 1941-1965, Bloomington and Indianapolis: Indiana University Press, 51-68.

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