Mujeres de letras: pioneras en el arte, el ensayismo y la educación
BLOQUE 4. Artistas, mujeres de teatro y espectáculo

“Más vale sudor de madre que leche de ama”. Imagen y percepción del ama de cria en la sociedad española (finales del siglo XIX y principios del XX

Dolores Cantero

Universidad de Murcia

Resumen: En este trabajo se abordará uno de los trabajos remunerados que la mujer ha realizado desde la Antigüedad, será el de nodriza o ama de cría y la imagen que de estas madres se proyectó en la sociedad española de finales del siglo XIX y principios del XX. La lactancia asalariada ocupó un lugar relevante en el debate público. Fueron muchas las voces discordantes en contra de esta práctica que desde distintos ámbitos de la sociedad; políticos, religiosos, o educativos, entre otros, cuyos ideales de feminidad serían de buena esposa o “madre ideal”. El análisis propuesto se articulará en dos ejes analíticos, por un lado y desde una perspectiva sociohistórica, serán analizadas estas mujeres a través de las fuentes literarias o la prensa periódica. El segundo eje irá dirigido a contrastar el discurso con la imagen de estas madres en las artes plásticas, donde se aprecian elementos de diferenciación, vestimenta o adornos dependiendo para quién se trate y del lugar donde ejerciesen su profesión.

Palabras clave: Maternidad; amas de cría; nodrizas; mujer; lactancia materna; lactancia asalariada.

1. Introducción

El refranero recoge numerosas alusiones a la crianza infantil, por ejemplo “Más vale sudor de madre que leche de ama” que resume bien la cuestión planteada en este trabajo1. La época referenciada, finales del siglo XIX y principios del XX, será una época de cambios políticos y socioeconómicos, que llevarán a colectivos de distintos ámbitos, a preocuparse por la situación social producida por el aumento poblacional que generaría la industrialización. Según Wikander serían tres los problemas sociales a resolver “la cuestión social”, la “cuestión laboral” y el problema de la mujer” (Wikander 2016: 50).

Uno de éstos colectivos, los médicos, hicieron hincapié en esta “enfermedad social”. Esta regeneración moral y física tuvo a la familia burguesa como referente, según Morata “De cuyo seno fueron rescatadas las mujeres como enclave paradigmático de la gran obra social regeneradora de la Higiene. Se propugnará un ideal de feminidad de mujer-madre esencial para la sociedad, como responsable de los nuevos ciudadanos. (Morata, 2003: 165-166). Para ello se consideró que ya no bastaba con el modelo Rousseau, de madre cuidadora, ahora debía ser educadora también, o como ha definido García Galán “madre científica”, (García 2011: 36).

Este cambio referente a la imagen de la maternidad y su función, se venía produciendo desde finales del siglo XVIII. Para Badinter, si bien el amor maternal ha existido siempre, es en esta época cuando se visibiliza ante la sociedad un nuevo concepto el instinto maternal. Considera que la maternidad “se trasforma en una función gratificante porque ahora está cargada de ideal. […] “noble función” con un vocabulario sacado de la religión (es corriente evocar la “vocación” o el sacrificio” maternal). (Badinter 1991:186).

Un ejemplo gráfico de este interés para formar a las madres, en el cuidado infantil, pertenece a la obra del Dr. Estrada Para las madres. Como se cría a los niños, en el prólogo, dirigiéndose a las madres de todos los extractos sociales dice: “con aquel estilo sencillo que empleamos en nuestra consulta para inculcaros consejos curativos é higiénicos, he escrito unas cuantas cuartillas solo para vosotras, con el afán de que sean vuestro credo de higiene infantil”2.La primera parte dedicada a la Madre, deja claro cuál era la función primordial de la mujer y el valor que la sociedad le otorgaba al cumplir con su función. (Estrada 1912: 7).

La madre debe criar á su hijo ó hacer los posibles por criarle. La mujer se engrandece siendo madre y se diviniza al criar a un hijo: es su misión sacrosanta que todos bendecimos y jamás olvidamos; solo por esto la mujer es sagrada. De aquí el que condenemos las antinaturales corrientes de la moda, que obligan á algunas damas á entregar sus hijos á pechos mercenarios para ellas no desatender sus obligaciones sociales, que la alejan del hogar. (Estrada 1992: 28).

La cita señalada del Dr. Estrada, sólo es un ejemplo que define bien la importancia que se le otorgó a la lactancia materna. Desde sectores como la medicina, la reforma higienista, la educación o la moral, que consideraban que la “buena madre” sería aquella que alimentaba ella misma a sus hijos e hijas. No sólo veían el amor y dedicación de una madre y los vínculos afectivos que se creaban entre la madre y el bebé, sino también la protección a una infancia, con un alto índice de mortalidad. Estas voces discordantes, totalmente contrarias a la lactancia asalariada o mercenaria, fueron las que a través de discursos canalizados en manuales, artículos periodísticos, fuentes iconográficas… asentaron en la sociedad decimonónica amplios debates, que realmente no mostraban ideas nuevas sobre la lactancia materna o asalariada, pues la temática ya se venía tratando desde siglos anteriores.

El objetivo de este trabajo será contrastar algunos de aquellos discursos y prácticas, reflejados en tratados médicos o literarios, entre otros, precedentes a la época señalada con los publicados posteriormente. Asimismo, en el último apartado dedicado a las artes plásticas, se pretende contraponer la figura del ama y su percepción en la sociedad con aquellos discursos candentes del momento.

Abordar el tema de la maternidad y la lactancia materna requiere de una interrelación entre distintas disciplinas. En este estudio se ha utilizado un enfoque interdisciplinar. Para ello se han tenido en cuenta diversos estudios, como los llevados a cabo desde un contexto socio-histórico (Badinter 1991, Colmenar 2007; Pech, 2007; Franco 2010 y Morel 2010). De gran interés son también las aportaciones de la etnohistoria y la etnografía referentes a las nodrizas, son destacables los estudios (Fraile 1999, 2000; Soler 2010, 2011; Herradón 2010), desde la medicina (Martínez 2014). El valor que se le otorga a la infancia en la época ha llevado a investigar su situación, sin obviar la figura del ama de cría y el desempeño de su labor en las casa de expósitos (Pérez 2005). Las investigaciones sobre la temática referida a la lactancia materna, están completándose con nuevas aportaciones desde distintas perspectivas, como ya se ha referido (Sterling 2016).

2. La lactancia materna y la lactancia asalariada: del rechazo a la aprobación

El oficio de nodriza ha estado presente desde la Antigüedad hasta bien entrado el siglo XX, en todas las culturas y civilizaciones, al igual que el discurso crítico y negativo dependiendo las causas por las que se contrataba a estas mujeres.

El rechazo a dar el pecho por coquetería. Ya aparece recogido por Bernardo de Gordonio, médico occitano del siglo XIV cuyas recomendaciones fueron tenidas en cuenta a la hora de buscar un ama. Si era imprescindible el recurrir a éstas por causas naturales, él no rechaza la elección de un ama:

Dezimos que la leche de su madre es más conveniente al hijo que otra ninguna, porque es semejante al engendramiento del gobierno que tuvo dentro de la madre mas porque las mujeres son delicadas, o son muy viciosas, o que no quieren trabajar con el niño, o que es el peçon del pecho muy corto o que es enferma […] conviene poner remedio y buscar ama que sea loable (Gordonio 1697: 307).

En el capítulo IV referente a la elección del ama, considera que serán diecisiete las condiciones que debe reunir, algunas de ellas, perduraran hasta bien entrado el siglo XX. Para Gordonio, además de la edad adecuada también es importante su comportamiento y reunir cualidades personales para beneficio del infante, como se refleja a continuación3:

La primera, que sea de edad de veinte y cinco hasta treinta, porque ella es la edad buena y muy perfecta, la segunda condición es, que no sea muy flaca, ni muy gorda, mas sea medianamente en esas qualidades. […] La octava condición es, que la ama sea de buenas costumbres conviene que no se enfurezca de ligero, ni se enoje, no entristezca, ni sea loca, ni endemoniada, ni apoplerica, ni golosa, ni se embriage, porque las tales condiciones hacen daño al niño, y lo hacen negligente. […]. La onzema condición es, que sea sabia, y enseñada el ama en componer al niño, conviene a saber en cantos, y en música, y lo dice Avicena, la qual prueba es manifiesta, que al poner el pecho al rostro del niño cura todas sus enfermedades (Gordinio 1697: 306)

En el siglo XVI médicos, moralistas y eclesiásticos también se pronunciaron a favor de la lactancia materna y en contra de la contratación de nodrizas. Un ejemplo será el de Damián Carbón, en su obra Libro del arte de las comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños, publicada en 1541, en el prólogo especifica que es “cosa de mujeres”, el capitulo treinta y dos y treinta y cuatro lo dedica a cómo dar de mamar al niño y como elegir una buena ama, según éste “la más dulce cosa para el niño es la leche de la madre […] la leche materna es más conveniente que otra”(Pech 2007:494). Siguiendo otro ejemplo, pero éste en la figura de un religioso Fray Juan de Pineda en 1589 publica Diálogos familiares de la agricultura cristiana, dice que “la que no cría lo que pare, parece no ser más de media madre” al igual que recoge una idea común ya señalada anteriormente, sobre la trasmisión a través de la sangre de los caracteres de la nodriza, en el Diálogo XV señala: “Que mujer morisca ni de sangre de judíos criase a hijo de cristianos viejos, porque aún les sabe la sangre a la pega de las creencias de sus antepasados, y sin culpa suya podrían los niños cobrar algún resabio que de hombres le supusiese mal” (Pech 2007: 497).

Ante estas publicaciones y discursos masculinos reseñados, es necesario aludir aquellas mujeres escritoras, y preguntarse cuál fue su opinión respecto a la Maternidad y en su caso a la lactancia asalariada. Para Trueba, el discurso diferenciador entre ambos sexos en el siglo XVIII “Los hombres del siglo XVIII toman, pues, la palabra y hablan, como venía siendo su costumbre en nombre de las mujeres, o mejor de la mujer en singular”. (Trueba 2003: 419). Una de estas ilustradas fue Josefa Amar y Borbón, una de sus obras, dedicada a la educación de las mujeres con el titulo; Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres en 1790, en el capítulo II, dedicado al parto y la lactancia de los niños, no difiere mucho de los moralistas masculinos:

La obligación de criar las madres á sus hijos es de derecho natural. El mismo Criador que por su sabia providencia ha dispuesto que la muger concibiese y pariese, le ha dado los medios é instrumentos para alimentar su prole, sin que en este punto se advierta la menor diferencia entre una muger de baxa esfera, y la señora mas ilustre y distinguida. (Amar 1790: 23).

Si entiende que en caso de no poder la madre atender al recién nacido se debe buscar un ama. Para ello la escritora cita a otros médicos o tratadistas de épocas precedentes, con algunas recomendaciones, cuando menos curiosas:

Plutarco encarga mucho que ésta sea de buenas costumbres, cuidadosa de librar á la criatura de los defectos corporales que suelen adquirir por su descuido; pero sobretodo que no sea amiga de inspirarle patrañas ni malas inclinaciones […] Ludovico Septalio es de dictamen, que la ama se ha de buscar muy parecida en todo á la complexión de la madre; pero principalmente que sea sana, de buenas costumbres, apacible, casta, sobria y afable. Mr. Ballexferd concuerda también en la igualdad de complexión; encarga que sea desde 20 hasta 35 años de edad, que la leche no pase de quatro ó cinco meses, y que haya tenido un parto feliz. Prefiere la leche de las que tienen el pelo negro ó castaño; porque la de las rubias comunmente es agria; que el aliento sea suave y los dientes blancos, porque todo esto indica buena linfa (Amar 1790: 32).

María Rosa Gálvez, dramaturga nacida en Málaga, en una de sus poesías dedicada a la Beneficencia4, ya muestra una opinión muy crítica de las nodrizas, aún siendo éstas necesarias para el sustento de los expósitos acogidos , una de las estrofas dice así “Mirad como era entonces el asilo/de tantos inocentes/ asilo de dolor, y la fiereza/ ved los desnudos niños, que impacientes/ claman por el sustento y la dureza/ con que una vil nodriza los castiga/ y los deja expirar de hambre y fatiga” (Trueba 2003: 497-498).

Un ejemplo muy significativo, de lo señalado anteriormente, respecto a la negación de la profesión de nodriza es un grabado del siglo XVII de Pierre Brébiette La enfermera en el espejo. La escena muestra a una nodriza, sujetando a un bebé mientras le da el pecho de una manera descuidada mientras se mira en el espejo, mostrando una actitud desenfadada y de irresponsabilidad5.

2.1. Las madres y las nodrizas “El licor lácteo ¿es propiedad de la madre ó del hijo?”

A finales del siglo XIX la profesión del ama de cría, estaba totalmente asentada en la sociedad española, siendo tres espacios donde prestan sus servicios; en la Inclusa, en sus casas y en las casas de familias adineradas donde son contratadas como parte del servicio, en éstas últimas serían muy apreciadas las nodrizas pasiegas (Soler 2010:172) ¿Por qué este oficio estuvo tan demandado en esta época? Entre las causas se pueden considerar las naturales, Soler indica que “la ausencia de la madre, incapacidad para lactar, enfermedad o ausencia de leche. El índice de mortalidad entre las mujeres que dan a luz es bastante elevado” (Soler 2011: 136). Asimismo se puede tener en cuenta otra causa, en la que coinciden numerosos intelectuales de la época, serían las mujeres que optan por el lujo o la moda y una activa vida social, como argumento para no criar sus hijos/as (Fraile 2010: 10). La fuerte demanda de este oficio llevará a estas mujeres a ofertarse a través de diferentes medios, entre ellos en agencias de contratación dedicadas a este menester, al igual que en la prensa periódica. Hay una gran cantidad recogida de estos anuncios (Martínez 2014: 157). En el ejemplo expuesto a continuación se resalta como el ama que se anuncia alega ser poseedora de buena moral “Quién necesite una nodriza de veinte y cinco años de edad, leche fresca de tres meses, con mucha robustez y decencia acuda a la misma imprenta”6.

Una aristócrata española, la Condesa del Campo Alange, afirma que una rama enteramente sui generis del servicio domestico es la nodriza. Es contraria a esta práctica en el capítulo referido a éstas mujeres, tiene una opinión muy crítica y negativa de ellas, “Hay mujeres en sus aldeas, junto a la vaca y el ternero, conciben la idea, o alguien se la sugiere, de explotar su maternidad en potencia. A veces se hacen fecundar con ese solo fin”. No aprueba que dejen a sus propios hijos en la aldea, las trata de caprichosas, incultas y egoístas, así como considera que económicamente es bueno para las que hicieron el sacrificio de la maternidad, (Campo Alangue 1964: 146) un ejemplo gráfico de estas ideas es referido a continuación a continuación:

La soltera es rechazada por las familias honorables, que exigen que la nodriza de su hijo sea una mujer como Dios manda. Exigencia superflua y hasta contradictoria, puesto que se les impone que abandonen el hogar y se les prohíbe ver al marido. […] mientras tanto el hijo de la nodriza quedó allá, en la aldea, al cuidado de la abuela o de la tía, alimentado con leche de vaca, de cabra o de burra, o con sopas de ajo. Una gran mayoría de estos niños mueren. A las amas de cría se las suele mimar desmedidamente. Se las alimenta con abundancia […]. Las amas son exigentes, y para que no abandonen a la criatura a mitad de la crianza, hay que contentarlas por todos los medios. Se las viste lujosamente con el traje regional de las pasiegas y cuando el niño echa el primer diente, se les hace un esplendido regalo; otro al final de la crianza (Campo Alange 1964: 148).

A finales del siglo XIX continua la tradición reflejada por otros tratadistas, ya enunciados, Fermín Martínez Suarez, en su discurso de entrada en la Academia de Medicina, con el título Perniciosa influencia que causa à la sociedad física y moralmente considerando el abuso de la lactancia mercenaria, sería muy crítico con las madres que dejan a sus hijos en mano de “amas venales o mercenarias” .Llama a sus antecesores “apóstoles de la ciencia con sus escritos , viendo cada día cundir más y más esta perniciosa costumbre, que llega hoy en pleno siglo XIX á un total de más de un 25 por 100 en la clase media de nuestra sociedad, las que tiene amas para sus hijos”7. Toma del discurso Roussoniano dos ideas esenciales:

Desde que las madres han desdeñado su primera obligación, no queriendo lactar a sus hijos, ha sido preciso fiarlos à mujeres mercenarias, que viéndose madres de hijos ajenos, en cuyo abono no les habla la naturaleza, solo ahorrarse trabajo han pensado. Estas madres que desprendiéndose de sus hijos se entregan á las diversiones y pasatiempos de las ciudades (Martínez 1974: 14).

Respecto a las nodrizas dice “la que cría a un hijo de otra en vez del suyo, es una mala madre. Alude que ante está “industria nodricera” señala la opción de la lactancia animal o artificial, refiriéndose a otros países, Inglaterra o Francia. Incluso apuesta por crear asociaciones que difunda este tipo de alimentación, así dice al finalizar su discurso que: “La práctica coronará nuestros esfuerzos, à la par que enseñando sus buenos efectos, corregirá la aglomeración de tanto inocente expósito, moralizará las madres y destruirá por completo esta serpiente de nuestra primera edad” (Martínez 1874:91).

El médico Dío Amando Valdivieso en una conferencia con el título: La Lactancia por medio de nodrizas ¿es conforme á la moral, al derecho y à la higiene?, vuelve a corroborar la idea de algunos de sus coetáneos sobre la lactancia asalariada, “Una triste y miserable especulación humana, más perjudicial que útil á las sociedades, permitida á pesar de no estar conforme con el derecho natural, fuente donde se originan todos los derechos; dolorosa para la familia y contraria á la moral pública” (Valdivieso 1898:4). Este médico va más allá al considerar, que el licor lácteo pertenece al hijo, pues sin la concepción y alumbramiento, no existiría y sobre la conveniencia de la lactancia ajena, esta totalmente en contra, considera que no hay causas orgánicas, nocivas, que la impidan. “el acto de ser madre, sino también la lactancia y educación de la prole; no puede ni debe consentirse, en absoluto porque la naturaleza lo rechaza” como ejemplo dice que ni los animales cometen una acción de esas características. Al igual que los demás es partidario, en caso necesario y muy justificado cuando no es posible que sea la madre la que lacte, se recurra a la lactancia artificial, y en casos muy contados, encontrar nodriza sin hijo, de buenas condiciones, en cuanto a las Inclusas aconseja establecer establos en las mismas y combinar la lactancia animal con la artificial (Valdivieso 1898: 7-16).

Pero otras voces no serían tan negativas, uno de ellos el Dr. Ulecía, no será tan crítico con las nodrizas. En su obra El arte de criar a los niños, es cierto que aconseja la lactancia materna pero acepta la mercenaria en caso de no ser posible la anterior, sobre las amas en su defensa anuncia”todo cuanto se escribe en contra de la nodriza mercenaria, en mi humilde concepto, puro lirismo […] la nodriza debe ser pues, digna de más consideración de lo que generalmente se le guarda” (Ulecia 1914:65-67). Al igual que considera que ante los disgustos o impertinencias que puedan ocasionar las nodrizas, igualmente se debe valorar su servicio a la sociedad ya que da la leche de su hijo al de otra mujer. Sobre la cuestión relativa al color de pelo, ya señalado en párrafos anteriores, considera que nada tiene que ver para ser mejor o peor nodriza8.

La escritora y abogada Concepción Arenal, en una de su obras La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad9 denuncia la situación que viven los expósitos en los hospicios e inclusas, la mala alimentación entre otras, debido a la situación personal de las nodrizas, mala alimentación, exceso de niños a su cargo, así dice “La naturaleza a dado una madre a cada hijo; la Beneficencia da muchas veces dos o tres niños a cada mujer mercenaria que va a criar la Inclusa cuando no encuentra casa donde criar”. Sugiere que ante la dificultad de éstas mujeres de trasladarse a la ciudad a realizar su trabajo en las inclusas, sean los niños llevados al pueblo y voluntariamente acogidos por alguna nodriza que seguro le atenderá mejor, Arenal ve positivo esta opción, en cuanto algunos niños serían adoptados por la familia. Arenal también reconocerá la labor llevada a cabo por las Juntas de Señoras y las Hermanas de la Caridad en la atención a estos centros (Arenal 1894:IV).

El modelo de esposa y madre propugnado por la sociedad decimonónica encuentra también contestación en algunas escritoras de la época, Pilar Sinués es muy consciente de la preferencia de una amplia mayoría de mujeres de no lactar a sus hijos, en su obra El Ángel del Hogar en un alegato a favor de la Maternidad, anima a las mujeres a cumplir con sus deberes: “¡Madres jóvenes y hermosas! ¡Ya os escucho declamar contra mí y calificar de inhumano sacrificio, de martirio insoportable lo que os exijo!” la escritora aclama por el reconocimiento social que le otorgará a la sociedad: “! Pero si supierais cuanto ganaríais en belleza, si os adornase la solicitud maternal…! ¡Cuánto más interesantes pareceríais a vuestros esposos dando el pecho a vuestros hijos! ¡Cómo conquistaríais su corazón, y cuan óptimos frutos recogeríais de tan santo y hermoso sacrificio!”10.

Respecto a la figura de la nodriza no tiene buena opinión, aquí no solo la presenta como irresponsable, sino también el peligro que supone estas jóvenes estar junto a los maridos “y la nodriza, para conservar por más tiempo su lucrativo puesto, niega a vuestra hija el alimento cuando lo apetece y obliga a la pobre niña a que se nutra con el oro del padre, en vez de alimentarse con la savia del seno materno”(Prado 2003: 228-229).

3. Imagen y percepción del ama de cría

Las artes plásticas a lo largo de la historia han ilustrado gráficamente aquellos discursos y críticas hacía ambas madres, tanto la que da su hijo a criar, como la nodriza que igualmente deja al suyo en manos ajenas por una remuneración económica. La conveniencia de enviar a los bebes al campo para su crianza a manos de nodrizas quedó recogido por varios artistas de la época. Uno de ellos Charles Baugnier, en Visita a la nodriza, 1858, refleja bien el momento en el que la madre visita a su hijo en la casa de su nodriza, la imagen de la madre arreglada con lujo, marca la diferencia social entre ambas madres, destaca en la escena que es la nodriza quien en su regazo mantiene al bebé que muestra ante su madre, justificando así su buen hacer11. En 1802 la artista francesa Marguerite Gerard, realiza una obra La nourrice, en un interior burgués, una nodriza da el pecho al niño, la madre permanece junto a ella, ambas miran al niño con total complicidad, compartiendo juntas el momento de la lactancia. Esta artista, a su vez también realizó otra obra muy significativa, Los primeros pasos o la madre nodriza en1804, en ella se aprecia como una doncella acerca al niño hacia la madre que con un pecho fuera le espera para alimentarlo, esta última, muy acorde con el discurso Roussoniano que tanto instaba a las madre de la aristocracia o burguesía a alimentar a sus propios hijos.

La imagen negativa de la nodriza fue igualmente reflejada. El dibujo de Richard Daglay, The Mother , también conocido como La muerte como nodriza en 1828, es bastante significativo, mientras una nodriza representada por una mujer esquelética, imagen de la muerte que amamanta al bebé, junto a ella, ajena e indiferente a la nodriza se prueba vestidos ante otra mujer, aquí la imagen de la mujer vanidosa, despreocupada y muy acorde con el prototipo de mala-madre, está presente, y la imagen de la nodriza se ajusta a los discursos, ya mencionados en apartados anteriores12.

Otro vehículo donde se canalizaron aquellos discursos críticos y negativos sería la prensa. En el periódico satírico francés Le Rire, Karl Wagner, en 1900 publica un dibujo bastante ilustrativo, titulado La nodriza; junto a la chimenea una nodriza mantiene en su regazo a un niño escuálido y desnutrido, se aprecia en como lo muestra, el vientre hinchado, brazos y piernas esqueléticas y sin pelo alguno, la nodriza riendo le acerca la cuchara a su boca, a pesar del acto de alimentarle, la escena no deja duda alguna de la maldad de esta mujer (France 2010: 809).En España el periódico Blanco y Negro también mostró a un tipo de mala nodriza, despreocupada e inexperta, como ha señalado Morata, las madres burguesas estaban exentas de estas críticas, como se muestran en las viñetas “la nodriza descuidada de Juan Pérez Zúñiga en 1892 o la Terquedad de Rojas en marzo de 1902 (Morata 2003:174-175).

En la sociedad española, desde principios del siglo XIX hasta bien entrado el XX, la demanda de amas de cría del norte del país llevaría a crear un arquetipo en el cual, el traje y los accesorios, adquiere un signo de distinción, el traje de ama pasiega como señala Herradón “constituía, pues, una carta de presentación inigualable, a la hora de ofrecer sus servicios”(Herradón 2010: 231). Esta imagen de ama pasiega sería recogida por numerosos medios, entre ellos la prensa, un ejemplo en la revista La Ilustración Católica. La hormiga de oro el 24 de abril de 1909, en su portada, con el título Las amas de cría en la ciudad, se aprecia un grupo de tres amas de cría pasiegas, como lo atestigua su tarje de cuadros, pañuelo en la cabeza dé pico y aderezos. Este modelo sería el más común, pero también aparecen otros traje, en esta misma revista el día 27 mayo de 1911 con el título En el Paseo de Gracia, aprovechando la brisa, dos amas caminan de espalda al fotógrafo, empujando sus cochecitos de bebé, una de ellas con el traje pasiego y la otra con falda, delantal y camisa negra. Esta imagen que ofrecían en la calle totalmente arregladas dista mucho de la que ofrece de nuevo esta revista el día 17 abril de 1909 Las amas de cría en el pueblo, aparecen dos mujeres campesinas, con pañoleta al hombro y la cabeza cubierta con pañuelo de pico, llevando en sus brazos a dos niños, a excepción del título aclaratorio, más parecen unas madres de un pueblo de cualquier región13.

La pintura o la fotografía es una fuente documental de gran valor, pues recoge testimonios de la vida de la nodriza, tanto en los ámbitos públicos como privados, así se conoce los modelos que vestían, adornos y complementos que tanto gustaban de llevar. Aquellas nodrizas aparecían junto a reyes, aristócratas o la familia para la que trabajaban. Es muy representativo el ejemplo, entre otros, del día del bautizo de la Duquesa de Alba, en la cual ésta, aparece en brazos de su nodriza junto a sus padrinos los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia14. En la fig.1, se aprecia uno estos momentos de ocio en familia, aquí la madre y la nodriza ocupan el centro de la escena, pero es la madre quién sobresale respecto al grupo. Aquí la nodriza, como es común, va muy bien vestida pero no del traje pasiego, sino uno más acorde con la moda europea. En los retratos de estudio de familia, se encuentran algunos donde a la nodriza se la sitúa en el grupo, fig. 2.

Fig. 1. Anónimo. Grupo familiar con nodriza, ca.1910. Col. Particular.

Fig. 2. F. Cepillo. Fotografía en estudio con familia y nodriza. Cádiz, ca, 1900. Col. particular.

Al igual que otros retratos donde el ama de cría es representada con el traje pasiego y con el collar y pendientes de filigrana Fig. 3, en otros casos también eran agasajadas con collares y pendientes de monedas de plata, un uso que se les dio cuando éstas dejaron de tener valor legar en el Reinado de Alfonso XII y Alfonso XIII (Herradón 2012:8).

Muy ilustrativa es igualmente la del ama en es este retrato, fig.4 donde tras un fondo neutro, una nodriza de Pamplona, mantiene a la niña en brazos, vestida en tonos claros, pero más que el traje, llama la atención una larga trenza rematada con una cinta.

Fig. 3. Busquets. Ama traje pasiega con niña, ca.1900. Barcelona. Col. particular.

Fig. 4. E. Pliego. Nodriza con niña, ca.1900. Pamplona. Col. Particular.

Para finalizar, se muestran dos imágenes, ambas de principios del siglo XX, en un estudio, cuyas nodrizas, ya visten más a la europea, con cuellos blancos, cofia pero al igual que en épocas anteriores, el delantal blanco bordado seguiría siendo un elemento muy significativo en la indumentaria. La última de ellas pertenece a una criada, bien de las que se quedaba tras la crianza, llamada ama seca o bien contratada para continuar con el cuidado de los niños. Es destacable su pose ante la cámara, situada ésta entre la niña y el niño, en una pose que bien podría remitir a las matronas romanas.

Fig. 5. J. Gil. Nodriza con niña, ca, 1915. Orense. Col. Particular.

Fig. 6. E. Velo, sucesor de Napoleón. Nodriza con Miguel y Gloria, 1915. Madrid. Col. Particular.

4. Conclusión

La multitud de discursos reflejados en este trabajo, son solo una pequeña muestra, de épocas precedentes que no difieren tanto de los existentes a finales del siglo XIX y principios del XX. Algunas ideas irán variando respecto a las características que debían poseer estas mujeres, raza o religión, pero no la concepción sobre ellas. Las amas de cría estuvieron expuestas a las críticas y detractores de cada época. Al igual que tampoco estuvieron exentas, las madres de la sociedad burguesa que solicitaban sus servicios. En contraposición, se debe destacar la importancia de la lactancia mercenaria, como una actividad fundamental para la crianza infantil hasta la aparición de nuevos métodos más científicos. Las fuentes iconográficas recogen abundancia de imágenes de nodrizas en sus distintos ámbitos de trabajo, las cuales nos permite conocer cómo era la vida de aquellas. Las imágenes atestiguan que más allá de su oficio, con sus trajes y adornos mostraban el estatus familiar para el que ejercían su profesión. Una muestra de reconocimiento al valor de estas mujeres y darles visibilidad, independientemente de las investigaciones y publicaciones sobre el tema, hay que destacar su presencia en museos, como el Museo Romántico de Madrid, o en expositores como el del Museo del Traje de Madrid, así como la creación de un Museo de las Amas de Cría Pasiegas en la localidad de Selaya, en Cantabria. Valles pasiegos en el año 2007.

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1 Este refrán pertenece a la obra Teatro Universal de Proverbios, publicado en el año 1560 por el jurista y escritor español Sebastián de Horozco, en su obra Teatro Universal de Proverbios Editados por Alonso Hernández, Luís (2005): Sebastián de Horozco. Teatro Universal de Proverbios. Salamanca, Universidad de Salamanca.

2 El Doctor Manuel Estrada dedicó esta obra a la Excma. Sra. Marquesa de Argüelles y a la Junta de Damas de “La Gota de leche” y señoritas. Dividida en cuatro partes; la primera dedicada a La Madre, la segunda parte dedicada a La limpieza, habitación, vestido del niño, etc, la tercera parte a La lactancia artificial y la cuarta parte a Los baños de mar y la medicación marítima. Estrada González, Manuel (1912). Para las madres. Cómo se cría a los niños. consejos de higiene infantil. Oviedo: Hospicio Provincial.

3 En todo el texto se respetará la grafía original.

4 La Beneficencia. Oda a la Excma. Sra. condesa de Castroterreño, con motivo del discurso que pronunció en la Real Junta de Damas en elogio de la Reina Nuestra Señora.

5 © Nancy Museo de Bellas Artes. http://www.culture.gouv.fr/public/mistral/joconde_fr?ACTION=CHERCHER&FIELD_1=REF&VALUE_1=05120003884 [consultada 16 /6/ 2016].

6 Archivo Municipal de Murcia. Boletín Oficial de la Provincia de Murcia.21/5/1835.

7 Entre ellas destaca la de Juan Gutierrez de Godoy, publicada en 1626 titulada: Tres discursos para probar que están obligadas a criar a sus hijos a su pechos todas las madres cuando tiene buena salud, fuerzas, buen temperamento, buena leche y suficiente para lamentarlas. Otra obra referenciada es la escrita por el médico de cámara de los Duques de Alba, Jaime Bonells en 1786: Prejuicios que ocasionan al género humano y al Estado las madres que rehúsan criar a sus hijos y medios para contener el abuso de ponerlos en ama. Madrid: Miguel Escribano. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000101740&page=1 [consultada 12/ 5/2016].

8 Ulecia y Cardona, Rafael (1912): Arte de criar a los niños. (Nociones de Higiene Infantil). Biblioteca para las Madres. Madrid: imprenta de Hijos de Nicolás Moya.

9 Arenal, Concepción (1894): La beneficencia, la filantropía y la caridad. Madrid: Librería de Victoriano Suarez. [http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcmk682; 12/5/2016].

10 Estas citas pertenecen a la obra de Pilar Sinués El Ángel del hogar, “De la primera edad de la mujer”. Cap. I. Prado, María (2002).” La vida cotidiana”. Caballe, Anna (Dr.) La pluma como espada. Del Romanticismo al Modernismo. Barcelona: Círculo de Lectores, Vol. II, 185-294.

11 Musée royaux des Beaux-Arts de Belgique. Bruselas. https://www.fine-arts-museum.be/fr/la-collection/artist/baugniet-charles-1 [consultada 29/6/20161].

12 La imagen en http://www.orderofthegooddeath.com/death%E2%80%99s-doings-by-richard-dagley-1807 [consultada 2/5/2016].

13 Las portadas digitalizadas comentadas en la BNE. http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm [consultada 5/6/2016]

14 La Esfera 24/4/ 1926 http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm. [consultada 5/6/2016].

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