La música y la danza árabe en el aula de música • Carmen Serrano Martínez
2 Introducción a la cultura musical árabe

Comenzamos haciendo un breve y fugaz repaso a algunos hitos de la historia de la música oriental y occidental. Nos comenta Álvaro Martínez León (músico, compositor y director de orquesta) en su documento “La Música Árabe” (2000) , que según numerosos estudios, el origen de la música árabe fue la poesía. Esto se puede apreciar en obras clásicas de la música egipcia como Imta Omri de Ohm Kalsoum, entre otras.

En el año 711, con la llegada de los árabes a la península ibérica, aparece al-Ándalus. En el año 716 al-Hurr fija la capital de al-Ándalus en Qurtuba (Córdoba), comenzando una etapa histórica donde se fusionan las culturas hispanas árabe y cristiana, con algunos elementos judíos y bereberes. Cuando Abd al-Rahman II, gran protector de las artes, subió al trono, estaba bajo su tutela Zyriab, un músico de origen persa que había huido de Bagdag. Zyriab introdujo grandes modificaciones y novedades en la música. Desarrolló un método de educación vocal y creó las primeras escuelas de canto. Hasta entonces, el oud tenía cuatro cuerdas y se punteaba. Él le añadió una quinta cuerda e introdujo, para tañerlo, la pluma de ave. Sus conocimientos y enseñanzas sobre música e instrumentos fueron muy influyentes en sus contemporáneos cristianos; pero su máxima aportación a la música árabe fue la nawba, que es una especie de suite clásica, vocal e instrumental, en la que se combinaban las influencias cristianas, judías y bereberes con el clasicismo oriental como base. La nawba llegó hasta Oriente, donde se le conoce, actualmente, como la wasla o suite clásica oriental de origen andalusí.

Es en el siglo XVIII cuando se tiene constancia de que se comienzan a recopilar los primeros cancioneros de este estilo; ya que, hasta entonces, la música se comunicaba puramente por transmisión oral.

Según nos cuenta el músico y referente de la música árabe, Mario Kirlis (1999), en Occidente, a partir del siglo IX, los estilos occidentales y orientales evolucionan de manera muy diferente. La música oriental suele ser melódica, en la que apenas existe un acompañamiento rítmico. Sin embargo, en Occidente aparecen las primeras manifestaciones armónicas y hay un gran desarrollo en este aspecto. En Oriente, por el contrario, la música es muy espiritual, de carácter marcadamente religioso y con un sentido profundo y místico. Esto se puede observar en los ragas hindúes, en los patet del gamelan de Indonesia y en los macam de la música árabe.

Cabe destacar la gran importancia que la música y la danza tienen para las personas de origen árabe. Está presente en su vida cotidiana, en sus celebraciones, y es un medio muy utilizado para comunicar sus sentimientos. Solo es funcional en algunos ámbitos religiosos como, por ejemplo, determinados ritmos, o macamat, que se utilizan para determinadas actividades religiosas por algunos judíos árabes.

Cuando hablamos de países árabes nos referimos a Jordania, Irán, Arabia Saudita, Yemen, Egipto, Túnez, Argelia, etc., pudiendo encontrar muchas etnias y diversidad dentro de la cultura árabe. Turquía no es un país oficialmente árabe, pero destaca por tener un desarrollo musical muy importante, con varias universidades y estudios musicales en esta tipología. Irán, por su parte, está muy determinado por la cultura persa. En suma, entre estos países, y dentro de ellos, existen diferentes estilos, lo cual es una fuente de enorme diversidad y riqueza musical.

Los griegos fueron dominados por el Imperio otomano y poseen mucha influencia procedente de la música árabe. Una prueba de ello es el tsiftetetelli, que es una danza oriental griega. Su nombre tiene origen turco y significa cuerdas dobles. La diferencia estriba en que ellos lo occidentalizaron, desarrollando la armonía y eliminando los cuartos de tono. Esto produjo una mayor aceptación de la música griega en occidente en comparación con la árabe.

Desde finales del siglo XIX, Egipto es el punto de referencia musical del mundo árabe. En esta época existe una gran influencia de la música turca, pues, bajo la dominación del Imperio otomano, los músicos iban de una corte a otra. Esto provocó que se divulgaran los diferentes estilos en lugares a veces muy lejanos al de su origen. Durante ese periodo, los árabes consideraron España como base cultural y, por este motivo, se pueden encontrar muchos rasgos de esta cultura en la España árabe. Debido al origen de los inmigrantes, la música árabe que se encuentra en nuestro país es de origen marroquí, mientras que en países como Argentina es de origen sirio-libanesa.

Álvaro Martínez León, en el artículo anteriormente citado, opina que el talento individual predomina en la música, siendo el protagonista el intérprete que, además, suele ser compositor. Destaca la improvisación libre que el intérprete suele realizar en algunas actuaciones, en la que lo importante no es la estructura musical sino la expresión y los detalles. Los modos árabes son los macamat, en los que se basa el músico para realizar su interpretación, así como en indicaciones sobre notas preferidas, pequeñas células rítmico-melódicas, etc. A todos estos elementos el músico añade una gran emoción y sentimiento. La finalidad es conseguir el tarab, que es el punto donde se combinan la parte intelectual de la música con la emocional.

A lo largo de la historia, los conocimientos musicales se han ido transmitiendo casi siempre de manera oral, utilizando la notación musical con una finalidad puramente pedagógica. Esto ha ocasionado que un mismo modo reciba varios nombres, al igual que ocurre con determinados ritmos y danzas. Un ejemplo es el baladi, que según algunos músicos puede ser un ritmo con personalidad propia, una variante del ritmo maksoum o una danza que proviene del beledí, palabra que significa “del pueblo”.

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