Los versos irrepetibles
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
El amor se bebe el cariño de las personas que se vuelven locas
y no hay ganas de ver partir de su nido, de su hogar, a la libertad sin sus crías.
El odio se resguarda en la multitud de caballos para que los abrazos no lo encuentren,
aunque el padre del odio está limpiando el jardín un veinticuatro de enero por la tarde,
sin molestarse en saber si el odio viaja por las curas de las heridas de su corazón.
El niño sigue jugando con su coche
cuando ve que dos estrellas mantienen una conversación, contemplando el atardecer en una playa en la que los peces respiran fuera del agua, junto a la sombrilla,
y las estrellas viven en la tierra.
Un pez trabaja en un proyecto para aprender a volar,
pero, al intentarlo, comprueba que no tiene tanta facilidad de aprender por sus heridas, causadas por el puñal que le clavó Polifemo.
Algo sale disparado del cañón de un arma reflejada en el mar:
los cables cobran vida y las ballenas mueren por amor a la vida.
Abellán González, Antonio
Amor por el que transpiro
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
El rosal se asoma por la ventana viendo cómo se desvanecen todas las rosas que había en el campo,
atravesadas por la bala que cruzaba todo el sendero.
Por el monte corren los peces sin cesar.
Nubes entre aguas de verano gritan mi pasión,
colores en agua que describen tu cantar.
Así esperé yo a que volvieras durante días, semanas, años,
y quizá toda la vida desde que tengo memoria.
Así te trasmití yo mi amor.
Alacid Mayor, Andrea
La luz de los osos polares
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Cuando la luz de las estrellas
indaga dándole luz a la blanca
nieve de los osos polares,
mientras ellos observan el hermoso cielo estrellado.
Álvaro Boulahia, Sara
Los pumas muertos
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Los relámpagos rompen pensamientos,
cuando los relojes lloran,
el mar canta sus serenatas,
y los armarios hablaban de los viejos ciervos de la ciudad.
Las zapatillas hacían ordenadores
y las ardillas masajeaban calcetines,
mientras los pañuelos encendían corazones
y los tiburones surcaban los cielos.
Los rotuladores comían almas,
las aspiradoras guardaban cartas,
los dioses reclutaban criaturas
y los peluches abrazaban coches.
Las alfombras recogían plumas
cuando los árboles mataban pumas,
mientras los cojines ganaban peleas
y las raquetas partían albornoces.
Ballesteros Tornel, Paco
La libertad
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Y cuando veo que las flores se marchitan,
yo sigo buscándote, como el libro a su biblioteca.
Y al erizo se le siguen erizando sus pinchos.
Bravo España, Manuel
La muerte de los elefantes
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Y los elefantes que comen hierba del Mar Rojo
navegan a una isla desconocida.
Campos Pellicer, Ricardo
La libertad y la naturaleza
La libertad vuela entre algodones
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelven loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintado de rosas,
cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
os árboles bailan mientras las hojas vuelan,
como las ramas de los tallos verdes.
Las moscas nadan por el aire libremente
y las ranas vuelan por el suelo de plastilina.
Cascales García, Ángel Antonio
El olvido de la libertad
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor
y el odio se esconde de ella.
La paciencia pide irse de la persona que al mirar al cielo protesta.
uando la ira se apodera de un ejército,
el oso se pasea por el agua buscando amistad.
Cuevas Jiménez, Esteban
El dolor del amor
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Y rojo puro sienten en sus alas
los pájaros que se ahogan con dolor,
empapados en el sudor del miedo.
Escolar Martínez, Inés
Hacia el techo junto vacas y botellas
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Mientras tanto, los jaguares polares van bebiendo botellas de leche de vacas furtivas
que deben trabajar en la empresa por siempre.
Los pegamentos se alarman al ver cómo son devorados por los niños del mar en vacíos institutos,
con puñales
clavados en el corazón,
lo que causa que los pobres e indefensos cachorros extraterrestres sean abandonados en Noruega.
García Castejón, Pablo
Libertad y elefantes
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Los elefantes observan el puente roto con la trompa del río hecho
de estrellas de mar.
Aunque haya tormentas de ira, siguen teniendo cangrejos encima de las orejas cubiertas de mantequilla con lápices incrustados.
Las sillas siguen con mesas encima y los obreros continúan con cascos sobre el codo durante la luna llena.
García González, Adrián
Profundos sentimientos
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picoteaban las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor,
con el que se expresaba cariño y tristeza.
Le traspasaba la bala el corazón. Los sentimientos se salían,
y el corazón chillaba y lloraba.
Las emociones se iban hundiendo por el mar de plástico y por los sentimientos.
Cada vez había más y más.
García Noguera, Melania
El mar azul
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
La bala vaga confundida por el azul del mar,
mientras las anguilas las ven pasar por aquel cristal,
repleto de grietas producidas por el pico de los pájaros.
Giner Egidos, María del Mar
Mi libertad desde mi ventana
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Pero, donde los enanos reinan, el mundo de los grandes y los tontos reinan en el reino de los listos,
la alfombra se esconde debajo del sillón
y se nombra campeón
sin haberlo alado,
no como otros que consideran chinas en un campo abierto de caídas y explosiones.
Honrado Ayllón, Alejandro
Septiembre
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
El otoño corre detrás de sus pasos y delante del camino,
hecho por el miedo y cristales pisados.
La oscuridad cada vez se ve más clara
y el suelo susurra que ya terminó el verano.
Mateo Campillo, Paula
El sentimiento de la naturaleza
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Los lobos ladran al ver la luna a media noche
y presiento cómo, poco a poco, en la otra punta del campo, me invaden nubes grises.
Ya la tormenta atacó a los felices girasoles
y les hizo una gran herida en sus bonitos corazones.
Melgar Pinar, Rocío
El amor a la libertad de la vida
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Como arpista tocas las cuerdas de mi corazón sin ahogarlas,
sin callarlas con el pase de tus perfectas manos de artista.
Logras producir melodías que ni en sueños imaginé que existían dentro de mí.
Moreno Ruiz, Aarón
Mundo extraño
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Se escuchaba el sonido del río, que se junta con el dulce eco de los árboles de la vida.
Cada uno tiene un universo entero
que se expande como las rosas al nacer.
El sendero lleno de esos recuerdos se va marchitando,
mientras la vida, rebosante de diamantes, se va convirtiendo en destellos marrones,
parecidos a las semillas que un día plantamos con nuestras manos,
sucias de tierra del propio campo que un día fue un palacio.
El azul cielo, repleto de nubes, se oscurece haciendo sentir que el brillo de la naturaleza se va cayendo poco a poco,
como el agua cristalina de las cascadas.
La luna ilumina, como el sol en pleno día, haciendo sentir que podemos volar sin problemas.
El cielo se arropa en la oscuridad de la noche,
y el viento llega agotado a las pequeñas casas, moviendo los árboles cerca del sendero de espinas,
juntándose con las ruinas que quedaban del pueblo que se van cayendo, como las estrellas al amanecer.
Se sigue viendo el mundo desde el telescopio de cristal,
mientras el césped y la hierba están más frescos que nunca,
dando la sensación de ser una cama de seda
que con el paso del tiempo va cayendo en el suelo de arena, junto a la playa,
igual que un sueño del que nunca podría escapar.
Muñoz González, Irene
La libertad hacia el amor
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillo pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Mientras que yo me arranco la espina de la pasión,
seguirá la flor en el corazón.
Uno no tiene libertad cuando hay amor;
por eso el cielo nunca estará en silencio.
Rufete González, Lucas
La creatividad del universo
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
En el otro extremo de la eternidad,
el miedo va caminando por los árboles sin ciruelas en los bolsillos,
y el coche que habla con los viernes a su vez come diamantes con la forma del sol.
Pero olvida que su fuerza de color violeta debe revisar
la segunda luna que aparece por la mañana.
Sáez Jiménez, Sofía
Triste día, bonito amor
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintado de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Cuando las nubes lloran y el sol brilla,
un conjunto de colores se asoma entre ambos.
El niño mira la ventana triste al ver las nubes llorar.
Un pequeño lagarto corretea por el campo
intentando encontrar un escondite para no mojarse.
El día, por fin, se alegra y salen los animales a bailar:
los pájaros cantan y los demás mueven el esqueleto.
Sánchez Muñoz, Lorena
La bella naturaleza
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor
y yo bebo de la sangre de su herida.
En ese momento, el sol y la luna se juntan para hacer un eclipse que destelle con toda su fuerza.
Cuando hay luna llena, un hermoso lobo corre para intentar alcanzarla.
Los murciélagos de la noche vuelan hacia el hermoso mar donde el búho derramó sus lágrimas.
Sánchez Perona, Paula
La naturaleza y sus pequeñas cosas
La libertad vuela entre algodones
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa,
cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre de amor.
Las ardillas beben sangre de aquella herida,
los tulipanes azules brillan, mientras que los rosales se marchitan.
Cuando las piedras se esconden, los bichos salen
en busca de algo más que comida y bebida.
Verdejo Albero, Laura
La vida
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillos pintados de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
Cuando tú te cuelas en el espejo de la vida,
la muerte pide hojas para matar.
Los edificios estallan ante la caída de la noche
y los camiones avanzan por encima del sol.
Villaescusa Moreno, Raúl
El campo
La libertad vuela entre algodones,
mientras el libro que pide bibliotecas se vuelve loco por ver las flores sobre el techo de ladrillo pintado de rosa.
Cuando los verdes pájaros picotean las flores,
la libertad tiene una bala grabada con el nombre del amor.
El campo sopla el polvo entre los colores,
con los animales jugando con sus libros de cartón.
Las piedras ríen al ver las ventanas saltar,
las lámparas encogen los brazos
y escuchan al lápiz gritar.
Villaescusa Sánchez, David