Gracia Mª Reche Morales

Altas capacidades intelectuales:
conceptualización, identificación, evaluación y respuesta educativa

Conclusiones

A lo largo de estas páginas, se han venido tratando y desarrollando aspectos esenciales relacionados con las altas capacidades intelectuales. Tal y como hemos podido corroborar, las mismas hacen referencia a un concepto multidimensional, el cual abarca distintos factores, no solo cognitivos, sino también factores de personalidad, del contexto, de la motivación, de la creatividad…, los cuales se sitúan dentro de un continuo en el que entran en juego las competencias propias de cada alumno.

Por lo tanto, es fundamental saber potenciar al máximo todos los factores anteriormente mencionados (y no quedarnos en «saber», sino en «hacer»). La manera de poner esto en práctica se consigue a través de estrategias y metodologías diferentes a las tradicionales. No obstante, para que las mismas tengan el efecto que deseamos, tanto la familia como la escuela deben andar de la mano, ya que los niños están en clase cinco horas al día, y el resto del tiempo están en casa (de ahí el enorme poder que tiene la institución familiar).

Luego, las altas capacidades y su adecuada respuesta educativa, han de ser una preocupación de toda la comunidad educativa. Sin embargo, desde la escuela, considerar las necesidades específicas de estos alumnos es una cuestión de igualdad de oportunidades y de atención a la diversidad. Por este motivo, la formación del profesorado se convierte en un elemento esencial para poder ofrecer una atención educativa correcta. Para ello, se desarrollan acciones formativas y/o de asesoramiento desarrolladas por los Centros del Profesorado y Recursos, los EOEP, los Departamentos de Orientación, y otras instancias de la Administración Educativa.

Actualmente, son muchos los estudios con los que se cuenta sobre este tema en concreto. Y los mismos nos muestran que, desde la infancia, estos niños desarrollan unas habilidades inusuales para su edad, las cuales sirven de pista, primero, a los padres, y, después, a los profesores. Luego, si se les identifica a tiempo, y se les da la atención adecuada, podrán llegar a un desarrollo pleno e integral. Pero, en caso contrario, su desarrollo intelectual se vería frenado, y el paso siguiente podría ser el fracaso escolar.

Aunque en nuestras aulas no hay porcentajes elevados de estos alumnos, es necesario afrontar los retos que este alumnado presenta al sistema educativo (el cual está fuertemente caracterizado por la rigidez). Se trata de dejar espacio para el desarrollo de la creatividad, dejarles flexibilidad, independencia, autonomía, entre otros aspectos.

No obstante, en lo que se refiere a la identificación de estos alumnos, la verdad es que nuestro sistema no la está afrontado con suficiente rigor y recursos (fundamentalmente faltan recursos humanos). Sin embargo, si no se comienza por aquí difícilmente las altas capacidades se podrán potenciar y, si no se cultivan, estos alumnos podrán perderse por otro camino que no es el adecuado. Por lo tanto, se necesita concienciar a la sociedad, en general, y a la comunidad educativa, en particular, de esto. Potenciando a estos alumnos, en el futuro podremos disponer de mejores científicos, políticos, empresarios, artistas… y ciudadanos.

Porque no se trata de tener derecho a ser iguales,

sino de tener igual derecho a ser diferentes.

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