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08/07/2025
Un estudio de la UMU refleja que la calidad del agua del Mar Menor mejora, aunque mantiene un frágil equilibrio y urge rebajar el nivel freático
El equipo de investigación del catedrático Ángel Pérez Ruzafa vuelve a advertir de la "urgente necesidad" de actuar sobre el control del nivel freático y la gestión del acuífero cuaternario, para reducir la entrada de agua cargada de nutrientes y nitratos
El consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, junto al catedrático de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa, y el director general del Mar Menor, Víctor Serrano.
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La calidad de las aguas del Mar Menor ha seguido manteniendo buenos niveles en sus principales indicadores -transparencia, oxígeno disuelto, clorofila y material en suspensión- tras cuatro años de autorregulación ecológica efectiva. Aun así, su estado ecológico se mantiene en un “equilibrio inestable”, que este año presenta una mayor afectación debido la entrada de agua y nutrientes respecto a 2024 desde el freático.
Esta es una de las principales conclusiones del informe científico elaborado por la Universidad de Murcia sobre el estado ecológico del Mar Menor, que presentó hoy el catedrático de Ecología, Ángel Pérez Ruzafa, junto con el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez.
La mayor entrada de agua y nutrientes se ha producido, según el informe, por las descargas del freático desde las lluvias de marzo. A este factor se une el incremento generalizado de las temperaturas en los mares este verano, que en el caso del Mar Menor se han registrado 1,2 grados centígrados por encima de la media en junio, respecto al mismo periodo del 2024.
El informe detalla que la fragilidad y vulnerabilidad del ecosistema sigue intacta por las presiones desde el nivel freático y la entrada de agua cargada de nutrientes, especialmente a través de la rambla de El Albujón.
“Estamos ante un informe riguroso y detallado, que nos permite conocer con precisión la situación ecológica estructural del Mar Menor, y a partir de ahí tomar decisiones con base técnica y científica, como siempre ha actuado el Gobierno regional”, destacó Juan María Vázquez. “Lo que rubrica el informe es la urgente necesidad de actuar sobre el origen del problema de la entrada en zonas concretas de altas concentraciones de nutrientes: el control del nivel freático y la gestión del acuífero cuaternario”, afirmó el consejero.
En este sentido, Vázquez volvió a insistir en la necesidad de “reducir la entrada de nutrientes tanto en aguas superficiales, como la Rambla de El Albujón, como en subterráneas en el caso el acuífero”, y en que la Confederación Hidrográfica del Segura y el Estado “se impliquen decisivamente en este empeño”.
Juan María Vázquez recordó que el Gobierno regional y el Ministerio de Ciencia, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), “ya estamos trabajando de manera conjunta con el objetivo de obtener la mejor tecnología disponible y aplicarla tanto en la rambla de El Albujón como en el acuífero”.
Entre las actuaciones que se llevan a cabo para garantizar el equilibrio de la laguna salada por parte del Ejecutivo regional, el consejero puso el acento en la retirada sistemática de biomasa en las playas, que el informe califica de “medida preventiva eficaz para retirar nutrientes del sistema”, lo que a su vez incide en la mejora de la calidad del agua y la eliminación de materia orgánica en descomposición.
El informe insiste en que la situación de equilibrio que registra la laguna salada desde 2022 sigue siendo “frágil”, pero que no es fruto del azar, sino de medidas concretas como la retirada de biomasa y la vigilancia permanente, resaltando la importancia de la inversión continuada en prevención y gestión ambiental.
El informe constata la tendencia a mantener concentraciones bajas de nutrientes en la columna de agua, gracias a los mecanismos de control de la red trófica del ecosistema, pero con un ligero aumento a finales de invierno con respecto a 2024, asociado a las lluvias de marzo de 2025.
Se mantienen los parámetros
Sobre la calidad de las aguas, el informe desglosa los principales indicadores. En transparencia, confirma una visibilidad por encima de los 4,5 metros, lo que contribuye a que los materiales en suspensión se estabilizan en concentraciones bajas con 0,009 g/L, en la primavera de 2025, a pesar de las lluvias torrenciales de marzo.
El indicador de presencia de fitoplancton (concentración de clorofila) mantiene valores medios bajos, de 0,67 μg/L en superficie, ligeramente inferior al de 2024 en estas fechas. Sobre el oxígeno disuelto, destaca la ausencia de episodios de hipoxia desde 2021, pero alerta de que este año los riesgos de un evento son posiblemente más altos que en 2023 y 2024 debido a las altas temperaturas y a la posibilidad de que se produzcan entradas de fósforo.
Categoría nota prensa: Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor