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Cooperación al desarrollo

05/11/2019.- Cristina Gallach: «Una agenda sostenible requiere paliativos pero también resiliencia»

En la lucha contra el cambio climático la estrategia actual se traza sobre una íntima relación entre el «tema ambiental y el desarrollo inclusivo y el respeto por los derechos humanos», y sobre los vértices de la estabilidad y la economía, como un todo «interconectado», explica Cristina Gallach, alta comisionada española para la Agenda 2030. «Los retos están en la revolución tecnológica, la desigualdad, la gestión de las crisis de las zonas en conflicto o posconflicto, la educación, la salud, el mercado de trabajo y las migraciones», enumera quien antes se ha desempeñado como vicesecretaria general de la ONU y jefa de su departamento de Información, y conoce bien los entramados de las políticas públicas globales.

«El mapa de los conflictos es bien difícil y necesitamos mecanismos e instrumentos adecuados. Para eso la ONU ha fijado unos objetivos, los de la Agenda 2030, que nos dan una perspectiva holística para unir la agenda ambiental con la socio-económica», dice Gallach, que forma parte del equipo que prepara en Madrid la Cumbre contra el Cambio Climático de Naciones Unidas, COP25. «Se hace aquí y no en Chile por la falta de comprensión de la élite chilena. Es un caso paradigmático de un sustrato que se va quedando atrás».

En esta conferencia que reúne a países de los cinco continentes se intentará realzar la propuesta que vincula el bienestar de la población con el clima, y que ya elevó España en el encuentro celebrado en Nueva York. «La agenda de desarrollo no se hablaba con la climática, y tuvimos que hacer un gran esfuerzo para que ambas entraran juntas en la agenda global en la conferencia de París (COP21, en 2016). En esta cumbre se atarán cabos para concretar los acuerdos de París, pero también para ayudar a que se comprenda que el esfuerzo climático debe estar en el marco de una agenda de sostenibilidad inclusiva. En esa negociación hay que entender que hay nuevos compromisos acordes con las urgencias».

Si se impone esta perspectiva, Gallach considera que la COP25 «puede marcar un antes y un después en un momento en que hemos escuchado dos palabras claves: urgencia y aceleración». En el léxico de la alta comisionada hay otra palabra que, por el contrario, no puede pronunciarse: «imposible».

Para cumplir con los objetivos marcados en su propia agenda, el Gobierno ha trabajado en dos líneas. Una, la divulgación a todos los públicos, y dos, la coordinación con las comunidades autónomas y los municipios en el diseño de políticas que incluyan los objetivos de desarrollo de la Agenda 2030. Una vez que se han puesto estos «pilares», los próximos pasos marcados en la ruta ambiental son, según Gallach, una transición ecológica y energética como gran fundamento de otras «transformaciones del tejido económico, y como eje central con carácter de urgencia», dice Gallach. «En España vamos tarde en este tema y somos muy vulnerables al cambio climático. Basta mirar la manga del Mar Menor».

El otro punto clave es la igualdad en todas sus vertientes, tanto de género como de oportunidades y «todo lo relacionado con las personas». Como puntos de apoyo le siguen la innovación, la educación y la reforma de las administraciones, en las que «debe haber un cambio fundamental en la tecnología y la digitalización».

El trabajo apenas comienza: «Hay que empujar para que ésta sea la legislatura europea de las transformaciones», sentencia Gallach. «En muchos casos encontraremos contradicciones, porque un impacto positivo en una meta puede tener uno negativo en otra. Y ahí está la necesidad de la negociación y de pensar a medio y largo plazo. Es ingenuo creer que no nos encontraremos con decisiones complejas y se tiene que ser sensible ante ellas. Lo vemos ya en zonas del territorio que pierden empleo por la transformación energética que hay que hacer. Una agenda sostenible requiere paliativos pero también resiliencia. Estamos en una situación de gran complejidad».

Fuente: diario "La Verdad"