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02/04/2007

quin llenas: danza y fotografía

Dos son las circunstancias que se concitan en esta exposición y que, individualmente, despiertan interés y obligan a la reflexión. La primera, parte de la propia esencia de la danza -analizada desde una visión estético/creativa en la que la técnica, componente esencia, queda al margen- en cuanto acción preconcebida que deviene tras un proceso preparatorio en el que se supone que todo queda controlado; pero, y es aquí donde la crítica no específica siempre tiene algo que decir, el control no impide que el espectador -a instancias, a menudo, del propio bailarín- vea desarrollarse delante de sus ojos una serie de figuras, de movimientos, de efectos de luces y sombras que, en mínimo instante de su ejecución, se constituyen en manifestación tridimensional, en efecto plástico, efímeros y encadenados con los siguientes. La danza es arte visual en continua transformación en cuanto abandona la mecánica y se convierte en vehículo de la libre expresión (de la capacidad de hacer arte ).

La segunda, también dada por la naturaleza de la fotografía, capacitada para dejar constancia de la realidad -con todo lo objetable del término- y para crear su propia realidad (aquella que interesa reflejar al fotógrafo con o sin manipulación). Esta doble función -funcionalidad muchas veces en el primer caso- es la que le confiere el privilegio de la alternancia, o el de la contaminación al mezclar o confundir el significado según el momento. La evidencia documental no es más que el reflejo de la intención, pues -y sin negar que está fijando lo que ve y le viene dado- hay algo en esas imágenes que hablan de arte.

El encuentro de danza y fotografía, de dos manifestaciones artísticas distintas y autolimitadas en su intención, no se resuelve en instantáneas frías, lejanas (fruto de la no intervención del fotógrafo en la preparación del momento) y simplemente explicativas. Las obras de Quim Llenas, respetando la individualidad de lo otro, consigue hacer permanente lo efímero, buscar y encontrar el movimiento explicativo que responda más que a la trama a la intensidad de lo representado, y que, necesariamente, es propio del fotógrafo y no de la obra representa. La exposición, que se acompaña del cuaderno 1 (inicio de la serie Cuadernos de fotografía escénica), es bastante completa y representativa de este modo de hacer fotografía; incide en y señala los momentos de mayor tensión -para el autor-, y transmite sentimientos y sensaciones, pues, aunque el autor se sitúe frente al escenario y espere, en ningún momento su mirada es aséptica, su búsqueda del momento neutral.