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17/08/2006

falete sacó su vena flamenca

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El Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier ofreció en la noche del pasado martes la actuación del cantaor sevillano Falete, una de las figuras más populares de la canción española del momento, personaje mediático un tanto controvertido pero un gran artista por encima de polémicas.

“En Murcia me tratan mejor que en mi tierra”, manifestó tras interpretar ‘Algo más que un amigo’, uno de los temas de su segundo disco, que le ha compuesto Manuel Alejandro. Y es evidente que se le quiere y que cuenta con la admiración de un público muy conservador que, en otro contexto, quizás no sería tan efusivo con él.

Falete, que el pasado año actuó en San Pedro del Pinatar, sacó ayer su vena más flamenca para demostrar que su éxito no se basa exclusivamente en sus dos discos, ‘Amar duele’ y ‘Puta mentira’, que han tenido una excelente acogida. Del primero, interpretó ‘El payaso’, ‘Puro teatro’ (que tan apasionadamente cantaba La Lupe), ‘Un mundo raro’ (del mexicano José Alfredo Jiménez) y como homenaje “a la que ha sido, es y será la más grande, Rocío Jurado”, ofreció una dramática versión de ‘Señora’, que enlazó con ‘Sevilla’, la cual ha grabado en su segundo disco.

Sorprendió que de este último trabajo no cantara ‘Puta mentira’ o ‘Soy su amante’, dos de los mejores temas compuestos por Manuel Alejandro, cuyas letras dejan entrever mucho de sus circunstancias personales. Sí cantó ‘Al que me siga’, que hizo popular Luis Miguel, y que no está entre lo mejor de su repertorio. No faltó su habitual homenaje a Lola Flores con ‘A tu vera’ (a la que siempre le cambia la letra para recordar a la gran artista).

Hasta tres veces se cambió de vestuario, lo que permitó el lucimiento del bailaor Juan Amaya ‘El Pelón’ y los cantaores Carmen Garzón, Inma ‘La Carbonera’ y Roberto ‘El Roto’, y el resto de los músicos, con los que realizó un amplio recorrido por los palos del flamenco, con fin de fiesta incluido, en el que se permitió cantar “a pecho descubierto” sin la ayuda del micrófono. El público, puesto en pie, lo despidió con una gran ovación. Y es que no se equivoca: en Murcia se le quiere.