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07/08/2006

pregonando voy, pregonando vengo

Un Festival que en la noche del jueves pregonó la bailora Milagros Mengíbar con un discurso en el que se expresó con lo mejor que sabe hacer: bailar y transmitir esos conocimientos a sus alumnas, creando escuela. La trianera, especialista en la bata de cola, solamente bailó por mineras, mientras que Luisa Palacio lo hizo por soleá y granaínas y Eli Parrilla por malagueñas y tarantos. Cualquier aficionado al baile, nada más leer lo anterior, pensaría que uno está escribiendo esta crónica a las tres de la madrugada, cuando en realidad se está pergeñando a las doce de la mañana, que tampoco como hora del ángelus es mala, no es una hora manca, sino todo lo contrario. También el arte flamenco es una forma de oración.

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Un Festival que en la noche del jueves pregonó la bailora Milagros Mengíbar con un discurso en el que se expresó con lo mejor que sabe hacer: bailar y transmitir esos conocimientos a sus alumnas, creando escuela. La trianera, especialista en la bata de cola, solamente bailó por mineras, mientras que Luisa Palacio lo hizo por soleá y granaínas y Eli Parrilla por malagueñas y tarantos. Cualquier aficionado al baile, nada más leer lo anterior, pensaría que uno está escribiendo esta crónica a las tres de la madrugada, cuando en realidad se está pergeñando a las doce de la mañana, que tampoco como hora del ángelus es mala, no es una hora manca, sino todo lo contrario. También el arte flamenco es una forma de oración.

Milagros comenzó en su sugerente pregón el recorrido desde Triana, con paradas en Málaga, Granada y Almería, hasta llegar a La Unión y se inventó unos bailes que no existen, es decir: granaínas, y mineras, y trazó su propia malagueña con compases de fandangos y acentos rondeños. Así, pues, como ella decía fue «de la tradición a lo nuevo». Y con unas cosas y otras, la aventura le salió fetén: una vez más se ganó el respeto y la admiración de los aficionados. No tuvo ninguna equivocación, como la que yo tuve hace unos días al poner el primer apellido del rector de la Universidad de Murcia con uve en vez de con b, pero me lo puedo permitir porque «yo soy un hombre del campo, ni entiendo ni sé de letras...». Supongo que le haría gracia a mi amigo José Antonio Cobacho, la misma que le hizo al joven cantaor Jesús de 19 años que llevaba Milagros en su cuadro, de apellido Corballo, cuando le dije lo que significaba ese vocablo.

Y tras el pregón, como viene siendo habitual, les tocó el turno a los ganadores de la pasada edición en cante y baile. La jienense Gema Jiménez estuvo muy bien, siempre arropada por la guitarra de Eduardo Rebollar. Cantó por mineras, tientos-tangos, milonga, y una serie de fandangos que hizo a pleno pulmón, sin micro, y todo lo hizo con sentimiento y con mucho conocimiento de los cantes. Mucho ha avanzado en un año, se le nota que tiene hambre de éxitos. La misma hambre que traía el bailaor Daniel Navarro que hizo unos jaleos y unas alegrías que contagiaron al respetable. De manera que ambos artistas revalidaron sus triunfos y volvieron a salir por la puerta grande.

Y de puerta grande fue la bienvenida que el alcalde J. Manuel Sanes les dio a todos los amigos del cante y de La Unión: «En esta jornada inaugural, si bien son obligadas las palabras de bienvenida y agradecimiento, no lo es menos el resaltar que el festival es un recuerdo y todo un homenaje a su verdadero protagonista: el minero de La Unión». Y hasta este singular pueblo de nombre tan poderoso llegaron por primera vez Feriel Hafsi, Louisa Babari y Oleg Imbert que tanto sabe de otras músicas, desde París, a los cuales acompañaba como anfitrión Kuki Keller, que así se le conoce en Francia, que no es otro que Cuqui el del Varadero, que se lo estaban pasando la mar de flamencos.

Y como no sólo de flamenco se alimenta el cuerpo, aunque sí el espíritu, ahí estaban en la peña del Ventorrillo de las minas, cenando a tutiplén, el afamado empresario cartagenero Alfonso García, que por algo es socio de honor, con el también empresario Juan Valverde y el arquitecto Ángel Visedo, con sus respectivas señoras.
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