La onda de éter

Mª José Gálvez Cárceles

1

(Una habitación con una ventana, una cama a la derecha, una chica con la cabeza agachada, está sentada en el borde. De espaldas al público. La habitación no es grande, el color de las paredes es claro, no blanco, sino de un color crema sereno, neutro. Se puede ver la proyección de la evolución desde el alumbramiento hasta la infancia de una niña. Tranquilidad. La chica no se mueve, solo mira. A la izquierda del escenario cuatro sillas ocupadas por dos hombres, uno de ellos mayor, de mediana estatura, su seriedad es inquietante y su gesto se mueve entre una consciente posición de poder y el sufrimiento que le ha provocado ser el hombre que es, el otro es más joven, de ojos claros y piel blanca, los dos tienen rasgos familiares y una mujer, también mayor de ojos y pelo claros, su papel es de sumisión con respecto al hombre, hablan y miran a la chica a través de un cristal que les separa)


HOMBRE 1: (Grito) Ven CHICA: ¡Ya!

HOMBRE 1: ¡Vamos!

CHICA: (Silencio) HOMBRE 1: ¿Me has oído? CHICA: Siempre te oigo.

HOMBRE 1: Contéstame CHICA: He dicho que ya voy. (Sigue en la misma posición)

CHICA: Os habéis vuelto a marchar, como de costumbre. (Gira sobre sí misma y al detenerse su imagen se refleja en el cristal que divide el escenario. Hay cubos de pintura de varios colores repartidos por la habitación. Se mira en el cristal y coge un trapo y simula tener un bebe que se extingue en un juego de magia)

A muchos de los niños cuando nacemos nos falta el sentido para poder existir. Aparecimos en un lugar donde no habíamos sido invitados. Primera cicatriz. (Cae el trapo del suelo y lo introduce en el bote con la pintura de color rojo pintando un trazo ancho que desliza a través de gotas incontroladas).

¿Así que este es mi lugar en el mundo? No tiene nada de particular. (Anda como si no supiese, se cae y se levanta varias veces) Me habéis engañado, mama, mama. Salid de vuestra madriguera, esa en la que os encerráis cuando no queréis enfrentaros a la realidad. Yo soy diferente ¿Y qué? ¿Dónde está el daño? También debería serlo para vosotros. (Se sienta en el suelo). Lo hicisteis bien, no faltó ni un solo ingrediente, pero que ocurrió conmigo, en que he fallado, ¿porque no me queréis? (La chica permanece quieta. No ocurre nada. Mira al cristal como si se tratase de una película)

HOMBRE 1: (Habla desde el otro lado del cristal) ¡Ha nacido!

MUJER: (Pone silla cara al público y se coloca en ella como si estuviese en el paritorio de un hospital) Es una niña, yo.lo siento cariño.

HOMBRE 1: Que se le va a hacer.

CHICA: (Se vuelve hacía el público) La alegría de un alumbramiento es directamente proporcional al sexo del bebé. No está bien visto que no se quiera a un hijo.

MUJER: (Se incorpora y se sienta de nuevo en la silla)

CHICA: Nací viva, ¿no? Soy una parte de vosotros, mirad como me parezco. Mi cara, mi pelo, mis ojos... (Corre hacía la silla donde está la mujer, pero no puede franquear el cristal) Deberíais alegraros, os he servido, os he querido, y hasta he sufrido por vosotros y sin embargo nada de eso es suficiente. Solamente fuisteis felices con un hijo, si con la llegada de un hijo varón al que su gran polla le abriría todas las puertas.tan diferente a una vulva, cuyo recorrido es bien distinto. o eso pensabais. Eres hombre, aunque no seas consciente. tu necesidad de trascender en él ha sido tu prioridad. Es más fácil con un hijo que con una hija. Si, los problemas de uno en uno. Segunda cicatriz (Se rasga el vestido y paga su cuerpo en el cristal

HOMBRE 1: (Se levanta, se dirige a la chica para hablarle) Me equivoqué, creí que ser padre era como tener un huesped, no quería asumir esa sensación, me equivoqué, eres la cicatriz que me apartó de mi mujer, de tu madre. Es extraño, dejé de ser yo, sustrajiste mi vida, eso es, tu, tu tuviste la culpa. No entendía porque mi mujer no me tocaba, fuiste un golpe seco. Y el problema aumentó en proporción.

CHICA: ¿Por qué subías las escaleras de cinco en cinco? ¿Acaso mi nacimiento no merecía el mismo interés? ¿Dónde está la diferencia? Orgulloso de que tu estirpe siga viva. Me das pena, mi vagina se ensucia y vomita porque me das pena. Pobre homínido y pobre tú mujer, que haces a tu hombre poseedor del título de semental, el cual te disfruta con tu beneplácito, abriéndole tus piernas para que te sientas única entre las mujeres, esas de las te retractas de pertenecer por encima de la persona que eres y que tan poco frecuentas. (Se tira al suelo, se vuelve a levantar y baila, siempre baila con un pañuelo en los ojos cuando entra en conflicto con sus cicatrices, después se desnuda y habla y se comporta como si fuese otra persona) Eh, se te olvida despedirte. ¿Hola?

MUJER: (La observa y entra en la habitación de la chica) Odio y rencor, pero también ternura. Eso se te olvida ¿No? demasiado auto compasiva para mi gusto. Dime tu nombre.

CHICA: No te escucho. Se que estás aquí. ¿Qué miras? ¿Quién eres, te conozco? ¿No has visto nunca a una mujer desnuda? (El hombre entra a la habitación y se coloca de pie al lado de la mujer) Silencio, silencio ¿Los oís? Si, ese sonido, los gemidos otra vez, son un martirio. ¿No reconocéis vuestras voces? (El hombre y la mujer en el suelo haciendo el amor como si fuesen animales) Sois vosotros. Os oía, lo oía todo. (La chica intenta separarlos) ¿Por qué no se habla de los crímenes que se engendran entre las sabanas? Mirad el grotesco circo de la génesis, primero dos animales en celo, después el macho satisfecho y hambriento y la hembra, la hembra.es lo que comúnmente conocemos como madre. ¿Verdad madre? Separaos, en vosotros ruge el monstruo que me persigue.

MUJER: Estas loca. Déjanos tranquilos de una vez.

HOMBRE 1: Vámonos. (Coge a la mujer del brazo y la arrastra) Yo se querer a mi modo, pero se querer. ¿Me oyes? Desagradecida hija de puta. Pregúntame si te quiero, vamos, pregúntamelo.

MUJER: No, no. Antes debe escucharme. (Se dirige hacía la chica y se detiene)! ¡Déjame entrar, déjame entrar! Soy como tú, soy tu madre. (Intenta convencerla y busca palabras para que la escuche) El cuento, eso es, el cuento. ¿Lo recuerdas? Siempre te lo leía, a la misma hora, el de esa chica que tras el espejo descubrió un mundo de fantasía, la que conoció a un conejo que corría con un reloj en la mano y una chistera. ! ¡Te encantaba!

¿Lo recuerdas? (La chica no la escucha y sólo grita, entonces la mujer también quiere gritar) En algún momento te fatigarás y entonces tu grito será tan doloroso que tus cuerdas vocales sangrarán porque te dolerá estar sola. Dilo, estoy sola.

CHICA: (Se coloca frente a la mujer con un cubo de pintura en la mano y en cada frase le pinta una parte de su cuerpo) Las mujeres somos poseedoras de un arma más terrible que cualquier misil, que cualquier depredador y tú lo sabes. Nuestras vaginas son inofensivas, pero con el tiempo les salen dientes y es entonces cuando adquirimos consciencia de nuestro poder, así es como controlamos el dolor ajeno y tú lo sabes. Somos mujeres malditas relegadas a adoptar todos y ninguno de los papeles que nos tienen preparados. (Grita) ¿Es así, como se grita en un parto, ¿no? Si, si, todas, todas tapamos el dolor de una felicidad que lleva la venda del desconocimiento. Tercera cicatriz (Le coloca una venda en los ojos a la mujer y un trozo de cristal dibuja algo parecido a un corazón en el pecho de la mujer que cansada de intentar que la escuche se sienta en el suelo) Como ves no es tan difícil llegar hasta mí, hasta nosotras. Es cierto siento fatiga, una fatiga inhumana que me hace ver moscas gigantes con un zumbido atronador y que me hacen llorar sangre.

MUJER: (Grita) Eres un monstruo. No te reconozco. ¿Quién eres tú?

CHICA: (Se burla) ¡Ah, ah, no te reconozco, no te reconozco! Adivina quién soy., ¿Quién soy? Reconocer ¿Soy una cata, un producto al que debes identificar para aceptarlo, tu comida favorita? Masticas mis deseos y regurgitas mi vida, una vida que ha sido capaz de levantarse a pesar vuestro. En algún momento esto también dejó de hacerme daño. Lo que para vosotros es amor para mí son perros que desgarran mi carne, empezando por mi sexo. Jajajajaja. ¡Son perros, son perros, son perros! Jajajaja. Abrázame, quien soy yo para ir en contra de tu voluntad (llora y se comporta como una niña).

HOMBRE 1: ¡Cállate, cállate! (Se dirige hacía donde está la chica y la golpea, esta se comporta como un animal herido). Es mejor marcharse. Si no dejas de comportarte de ese modo yo. (vuelve a golpearla).

MUJER: Nooooo, no podemos huir, ya no. ¿No te das cuenta que la hemos moldeado a base de golpes y caricias? Se nos ha ido de las manos.

HOMBRE: ¿Tienes idea de cómo ha sido mi vida? ? ¿Crees que eres la única que sufre? Tu causa y la de nadie más. Deja de culparnos, duele. Una rebelde a la que las consecuencias de sus actos no le han importado nada, eso veo en ti, representas el dolor, llevas a las espaldas las vidas más insospechadas y ni siquiera eres consciente de ello. Te hemos educado, te hemos dado todo cuanto hemos sido capaces, nunca le ha faltado nada. Culpas a los demás por nacer mujer, claro, eso es lo fácil. Tienes una forma de ser tan infantil y utópica. Yo no tuve nada, ¿Sabes? me abandonaron a mi suerte, lo superé y formé una familia, una historia que podía haber tenido un final feliz de no ser por ti.

CHICA: Mi feminidad fragmentada, cortada en trocitos, preparada para ser degustada como en un banquete de ricos que tienen cara de oler a mierda todo el tiempo. Me la negasteis hasta no querer tocarme ni descubrir mi sexo, crecí pensando que un hombre era un ser despreciable, sin embargo, el dolor y el miedo venía del hombre al que quería y llamaba padre. ¿Acaso tú no eres ese hombre? Sin embargo, yo para ti si era una mujer. (Se convulsiona y se araña los muslos y se golpea la barriga hasta que agotada emite un grito mudo) Mira mis pupilas, vamos, míralas, en ellas se esconde el abismo del infierno que no se puede ver desde fuera.

MUJER: ¿Es eso cierto? ¿De qué está hablando, de que habla? Lo sabía, lo sabía, había algo sucio más allá de la paternidad que llevabas por bandera, un ser asqueroso y depravado.una bestia.

HOMBRE 1: ¡Basta! (Le pega una bofetada y la mujer cae al suelo). Te he protegido toda mi vida, a ti y a tus hijos. Estas tan ciega.

MUJER: Ya no importa, ya no importa (Sale)

CHICA: (Todos los personajes han vuelto a su posición inicial. La chica pasea por la habitación, simula que hay objetos que toca y le hacen recordar, cada uno de ellos es una descarga eléctrica. Mira hacia donde está el hombre, sentado, una luz cenital le ilumina sólo a él). Qué pena, tú vida ha sido tan.desgraciada. Ahora entiendo porque me tratabas de ese modo. Fumabas mucho. Un puro en la boca, apagado. Ese era el símbolo de tu ¿masculinidad? El superhombre, poder. (Respira hondo y el recuerdo del olor le hace vomitar) Puedo olerlo, un habano, tus preferidos. Se que no quieres que hable porque temes mis palabras.

HOMBRE 1: Me gusta el tabaco, empecé muy joven, cuando mi padre murió y mi madre se marchó con el primero que le prometió una vida mejor, supongo que para llenar el vacío de la perdida. Por lo general pensamos que quien más nos quiere nos hace sufrir, pero prefiero que sea al revés, es más.real. Me gustaría despertar siendo alguien diferente.

CHICA: (Se desliza por el suelo como un reptil y encuentra el cabello que le cortaron cuando era una niña y llora. Se dirige a la mujer) Era mi pelo, me sentí desnuda sin mi pelo. Esta cicatriz no cuenta porque el cabello crece gilipollas, el cabello crece. Lo necesitaba para hacer cadenas con mis trenzas y escapar de vosotros.

MUJER: Eras tan pequeña, sólo tenías ocho años y te cabreaste tanto. ¿Sabes? Deberías huir del lugar de la queja, es un terreno abonado para ti.

CHICA: (Corre tapándose las orejas con las manos, tropieza y una caja de fotografías cae al suelo, están todas revueltas, las lanza al aire y coge una al azar) Las fotos te arrebatan un trocito de tu ser, obstaculizan el tiempo que se ve, lo hacen estable y nos muestran caducos. Odio las fotos.

HOMBRE 1: Hay realidades que no se pueden modificar. Te queremos, hija.

MUJER: La gente como tú solamente escucha su verdad, la dice abiertamente y además está convencida de ella, sin pensar en la verdad del otro. Aun así, Te queremos, hija.

CHICA: (Llora y ríe) No necesito vuestro cariño, este sentimiento está sobrevalorado. No me hubieseis echado si no pensarais que podría cortar vuestros genitales mientras dormíais la siesta y tú con tu puro apagado en la boca.miedo eso es lo que he sentido toda mi vida cuando me mirabas como si quisieses matarme. ¿Me querías ver muerta?

¿Por qué? ¿Quién me dice lo que es querer, alguien lo sabe, vosotros? No. Juguemos a decir la verdad. Empieza tú, tú la llevas.. A ver..hum, no se os ocurre nada, ¿Todo es mentira entonces? Vamos, solo una que pueda convencerme.Lo sabía, nada, con vosotros las palabras pierden su valor, como cuando se abre una caja cuyo contenido es una preciada pieza que nadie ha tocado jamás. Hacéis que su significado sea insignificante. Existir, es lo que realmente me importa, aún controlo mí mierda. Me hubiera gustado llorar cuando me regañabais y sonreír cuando me perdonabais, era eso, solo un deseo que no se cumplió y.moriste. Dejaste de existir, sin más. Ahora el invisible eres tú papa, papa (Llora y da un salto) Lanzar una moneda al aire en ocasiones es tan difícil.

MUJER: (Se sienta en la silla del hombre y le abraza, éste cae al suelo)

MUJER: No quiero seguir escuchando. Le has matado, has acabado con su vida, la jugada perfecta. Loca, loca, loca, ¿Qué será de mi vida ahora? dime, vete, desaparece, loca.

CHICA: (Corre por la habitación dando vueltas, se detiene en seco, en un rincón de cara a la pared) No que va, el mismo lo ha hecho, por fin ha sido capaz de asesinar sus sentimientos. Tengo frío, mi mandíbula parece estar encajada. (Está al lado del hombre que yace en el suelo y le habla susurrando) ¡Me marché! Me marché dejando tu tan apreciado techo al descubierto. No miré atrás, el títere se mueve solo, si, el mismo al que hiciste bailar con golpes y comida. Me enfrenté por primera vez a ti, miré de cara al odio y la culpa y la esperanza de un abrazo se disolvió. No quiero volver a verte nunca más, no quiero volver a verte nunca más, era todo lo que tenías que decirme (Aplaude y sonríe). El criado ha destruido al amo. Tú eres viejo, mearás y cagarás sin poder levantarte de la cama, entonces verás monos en las paredes y tu piel se quedará pegada a una aséptica sábana de hospital, hasta que se enrede y cubra tu cuerpo cuando mueras en una fría sala rodeado de ¿nadie? arrugado, solo y retorcido, un trozo de carne con un puro en la boca como guinda del pastel. Mientras tanto me perseguirá la imagen de un balcón y de un hombre asomado a él. La figura de apariencia calmada vuelve a tener un puro en la boca, pero ya sufría el estrés del rechazo. No supe que decir, ni que hacer, pero si sabía que había dejado de ser mi casa. Mis cosas ya no me pertenecían. Intenté hablaros, quería que todo volviese a ser como antes. (Se agrede muy violentamente) Eres imbécil, tonta y confiada, has vuelto a entrar en la perrera ¿Cómo antes, antes de qué? No hubo un antes, eras como ellos querían o no eras. Entiéndelo de una puta vez, me marché, esta vez. para siempre.

HOMBRE 1: (Está inerte en el suelo y la mujer le cubre con una sábana hasta estar tal y como lo había descrito la chica)

MUJER: Hija, No te tortures más, ven conmigo (La mujer lleva en la mano un cuchillo y se lo ofrece a la chica) Toma, cógelo, ¿No crees que este cuchillo te producirá la felicidad que necesitas, que te ayudará a buscar tu libertad y no dejará restos de tu cárcel? (en el cristal dibuja una mujer que yace después de parir sola y rodeada se sangre).

CHICA: (Mira hacía donde hay una jarra con agua, bebe directamente de ella y el resto se la derrama sobre su pelo, después se lo pone en la planta del pie y lo desliza por el suelo, lo aprieta y simula estar conduciendo, pero la jarra se rompe y los cristales le causan heridas). Me gusta conducir. Hay hombres a los que cuidar su coche les ayuda a tapar una suciedad mugrienta que se adhiere a otras paredes.

¿Sabes? Tu coche me llevó a un acantilado que reclamaba sombras con formas humanas y fondos desvanecidos, ofrecía tranquilidad y frescor y prometía no hacer daño. Fui allí para ensuciar tu conciencia con mi final, tanto que te resultara insoportable respirar.Necesitaba que me odiaras, pero como ves estoy aquí, soy como tú, cobarde, incapaz de llevar a cabo el control de mi propia muerte ¿En qué crees que se convertirá mi espíritu cuando muera? (Se oye el grito agudo de un pájaro) ¿Y ahora me quieres más? Sin respuesta. (se sube a una silla y salta moviendo los brazos) No te preocupes hace tiempo que asumí tu desprecio como una forma de vida. ¡Puedo volar!, mira puedo volar, vosotros no, por eso me odiáis.


(El hombre y la mujer quedan a oscuras y se ilumina la tercera y cuarta silla. Sólo una está ocupada por un chico, en la otra no hay nadie)


CHICA: ¡Eh, eh! ¿No me oye nadie? No, no hay nadie. Soy yo otra vez, he vuelto. La otra chica no era yo, de verdad. No quería hablar así. De pequeños jugábamos a escondernos, podíamos estar así durante horas. (Suena una música infantil). ¿Os acordáis? Vamos estoy de vuelta, no estoy loca de verdad, solo es que no sé cómo expresarme, pero no me pegues, no me tires piedras, iba a buscarte porque él me lo pedía, te necesitaban.

HOMBRE 1: (Aparecen el hombre y la mujer como espectros) Tu hermano ha muerto. CHICA: Lo sé.

MUJER: Tu hermano ha muerto. CHICA: Lo sé.

HOMBRE 1: ¿Y?

CHICA: No siento nada HOMBRE 1: Era tu hermano.

CHICA: Una vez más utilizas las palabras sin saber lo que pueden herir. HOMBRE 1: ¿No es suficiente?

CHICA: No.

MUJER: Yo también he muerto CHICA: Lo sé.

MUJER: Tampoco sientes mi muerte.

CHICA: No.

MUJER: A mí no me engañas, te conozco demasiado bien. CHICA: Deja de decir que me conoces.

MUJER: Es la verdad CHICA: Es tu verdad. MUJER: Te he visto llorar.

CHICA: Llorar es como follar, una expulsión de fluidos físicamente necesaria.

MUJER: No me gusta que hables de esas cosas tan.sucias. He intentado encontrar la fisura de tu odio.

CHICA: ¿Por qué te escandalizas cuando mis palabras según tu son sucias? ¿No es más sucio que te toque quien no quieres, sentir unas manos que arañan y golpean a cambio de poder introducir cualquier cosa parecido a una polla en tu estúpido coño? Pero, te equivocas, no odio a nadie. En realidad, quiero a todo bicho viviente y tú estás muerta.

MUJER: No pensé que un muerto pudiese sentir tanto dolor.

CHICA: Por lo menos no tienes que preocuparte de sangrar. Eso que te ahorras. ¡Eh!, He encontrado un poema, chino creo. Puede que te haga ver tus debilidades o un comportamiento sutilmente perverso.

¡qué destino de perra!

Una duerme bajo bien enguatadas

mantas mientras la otra se congela.

Al azar, le reserva él un encuentro

al mes, una o dos veces, o ninguna.

Se le aproxima para arrancarle un bocado,

pero está el arroz mal cocido.

Se le sirve como una fiel sirvienta,

pero ¡ay!, una sirvienta sin paga.

¡Pobre de mí! Si hubiera yo sabido

que esto iba a ser así, me habría

quedado sola, como antes.

MUJER: Inútil, lo que lees, lo que escribes, los que haces, inútil. ¿Puedo despedirme de ti?

CHICA: Ya lo hiciste. Así me sentía, como una perra, una sirvienta, sola. No eres menos que yo. ¿La diferencia? Asumes tu rol infecto.

MUJER: Adiós hija. No olvides mirarte en el espejo, igual que la niña del cuento.

3


CHICA: (Se despierta, es media tarde) Me he adentrado en el bosque, y he devorado al conejo. Por fin he atrapado el tiempo. He dejado de buscar y un reloj de arena pierde minutos en cada vuelta. Sigo estando sola y el espejo no me refleja a mí, sino a un ser demoniaco con un vestido blanco y una abertura que muestra mi culo, pero yo soy guapa ¿No crees?

CRISTAL: Últimamente decimos demasiadas veces esta frase ¿No crees? CHICA: Cállate.

CRISTAL: ¿No quieres que piense?

CHICA: No podrías pensar, aunque quisieras ¿No ves que intento exponer públicamente mis entrañas? Soy una enferma irremediable.

CRISTAL: Si, te veo.

CHICA: No estaba hablando para ti.

CRISTAL: Da igual, no seas estúpida (El personaje que hay tras el cristal, se pone al lado de la chica y simula ser su sombra)

CHICA: Soy la hija no deseada. Hágase su voluntad. (Cierra los ojos, no se mueve. Cuando los abre se comporta como una anciana, como su madre) No quiero prepararme para transitar una vejez prematura. El rencor me ha quebrado el pecho y la voluntad.

SOMBRA: Lo dices porque los viejos huelen a la tierra que grita su nombre. ¿En qué piensas?

CHICA: Lo digo sin más. Odio a esa que veo de cuerpo entero, me parece una tía de mierda, rodeada de una mierda enorme formada por carne blanda y piel cambiante que únicamente piensa en la mierda que es cuando piensa.

SOMBRA: Tranquila tu perfume es el mismo.

CHICA: No lo entiendes, todo está establecido, debo dejar de existir sin dejar excrementos en las sábanas. La tradición debe continuar. Puede que el suicidio no sea tal, sino solo un camino, la ayuda que necesito para no perder el equilibrio y regenerarme.


(Coge el cuchillo que le ha dejado la mujer y se lo pasa por el cuello, después lo guarda en un trapo y lo esconce mirando para todos lados)


SOMBRA: No sigas con el discurso, hablar y pensar no me compete. Díselo a otro.

CHICA: Durante un tiempo odiaba, sin más, después el odio se ha vuelto reflexivo y limpio. Otra vida, otra perspectiva. Verbos en infinitivo y palabras frágiles. Consciencia.

SOMBRA: Me aburres, divagas y vives en el recuerdo de un pasado podrido. Por muy grande que yo sea, sigo llenándome con muy poco. (Se mueve lentamente, como un muñeco blando y gordo y sonríe)

CHICA: No quiero hablar contigo. La sombra es una pareja conformada, perversa y sometedora de nosotros mismos, no tiene gracia.

SOMBRA: Soy tu.fortaleza, por eso hablas conmigo, necesitas mi apoyo.

CHICA: Mi fortaleza está en mis genitales, contra eso nadie puede, la lujuria se columpia en una vulva minúscula porque nunca ha sido usada por nadie, ni siquiera por mí. Por eso te necesito, por eso pido ayuda a quien se refleja en este gran cristal, solo necesito un salvador,

SOMBRA: Te equivocas, todavía no asumes que eres tú el verdugo. CHICA: ¿Quién te crees que eres?

SOMBRA: (Salta y baila alrededor de la mujer) Pregúntamelo otra vez. CHICA: ¿Quién te crees que eres?

SOMBRA: Otra vez

CHICA: ¿Quién te crees que eres? SOMBRA: Otra vez.

CHICA: (Habla delante del cristal) Voces, voces, voces.! Ahhhhhhhh! ¡Ohhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! Jajajajaja. (Acaricia su imagen) Hola, ¿Cómo estás hoy?

SOMBRA: ¿Qué esperabas? No puedo mirar hacia otro lado. ¿Te diriges a mí? Rompe el cristal, vamos rómpelo. Ya no eres una niña, puedes hacerlo, aunque piensa bien que ocurrirá después, no tendrás a nadie que te diga cómo estás realmente.

CHICA: No te he tratado como merecías. (Gira la cabeza y un hombre la mira. Corre en círculo, en sentido contrario a las aguas del reloj) ¡Uff! (Para y apoya las manos en las rodillas que se doblan. Desde el suelo mira al hombre y cierra los ojos) Nada ha cambiado, el tiempo que ha pasado ha muerto, se ha evaporado y ha dejado un humo de espesa quietud.

HOMBRE 2: (El hombre que ocupa la tercera silla se levanta y habla sin moverse del lugar que ocupa. La chica le oye, pero no puede verle) Efectivamente, el tiempo avanza, pero nunca retrocede. Cambiarlo está fuera de tu alcance, una vez más puedes intentar tirar una moneda al aire. Asumir o morir, aceptar o inmolar.

CHICA: Un léxico inútil para una visión, ¿Eres eso no, no eres real? Te puedo oír, quiero verte.

HOMBRE 2: Tu egoísmo es tu destrucción. Fui real en algún momento.

CHICA: ¿Por qué apareces precisamente ahora? Ahora que domino mi tiempo y mi vida. Si, dominar, esa es justo la palabra que quería utilizar. Ya ves, no os necesito.

HOMBRE 2: Vamos. No seas hipócrita. ¿Cuántas veces te has quedado con las ganas de abrazarnos, a cualquiera de nosotros? Nos echas de menos.

CHICA: Soy libre por fin.

HOMBRE 2: Más esclava cada vez, te culpas. Cuanto mayor es la inocencia, mayor es el consuelo. Tu no reúnes nada de eso.

CHICA: (Corre hacia el cristal con una sábana que quita violentamente de la cama, pero lo piensa mejor, se enrolla la sábana por el brazo y lo golpea rompiéndolo y dejando un agujero a la altura del reflejo de su cara. Cuando ve su imagen en el cristal, descubre el agujero y detrás de él a todas y cada una de las personas que han intervenido, pero en esta ocasión van vestidos de blanco. desfigurada en el espejo se queda paralizada)

HOMBRE 2. Acaba, acaba el trabajo CHICA: ¡Está hecho! ¿Qué quieres? HOMBRE 2: Quería verte.

CHICA: No, tú no.

HOMBRE 2: ¿Ahora me tienes miedo? CHICA: Sabes que no.

HOMBRE 2: No he podido evitar ver lo ocurrido frente al cristal. CHICA: Tan educado como de costumbre.

HOMBRE 2: Era necesario CHICA. ¿Qué quieres?

HOMBRE 2: Sólo hablar contigo. Me han contado como estás. CHICA: Pues ya me has visto. Ahora fuera.

HOMBRE 2: Debes estar preparada para evitar un encuentro desagradable. Somos la ayuda que pediste.

CHICA: Aún no he estrangulado a nadie. Vete, no necesito ayuda. HOMBRE 2: No.

CHICA: Que te vayas te digo. Tengo poderes, puedo hablar con voces diferentes. HOMBRE 2: No.

CHICA: Vamos, ¿No entiendes que hace tiempo que no sois ni siquiera un mal recuerdo? HOMBRE 2: Vaya, lo siento

CHICA: Suenan raro, esas palabras, digo. En ti suenan raro. HOMBRE 2: Sin embargo, es cierto.

CHICA: No niego que en algún momento echase de menos el calor de la familia, pero no sé si el calor era más importante, o la familia era lo que importaba, la familia en cualquier caso supongo.

HOMBRE 2: Gracias. Sólo quería escucharlo. A pesar de tus esfuerzos por ocultar lo evidente, nos necesitas. Mírate, ni siquiera tu sombra anda junto a ti. Te esquiva. Te esperamos, lo sabes, te esperamos.

CHICA: Ahora Adiós.

HOMBRE 2: Hemos tenido momentos felices, de niños.acuérdate.

CHICA: No creo en la felicidad de un globo deshinchado. La tierra es una mierda de gentes que mueven la cabeza sin saber el motivo y que han sentido en algún momento esa felicidad de la que hablas, capaces de tener erecciones y asco a partes iguales.

HOMBRE 2: Mientes, no quieres acabar aquí, lo sé. CHICA: Y el verbo aburrió a las piedras. HOMBRE 2: inténtalo.

CHICA: No.

HOMBRE 2: En el mundo del que hablas los niños siguen comiendo piruletas ¿Sabes?

CHICA: Cierto, es la banalidad del mal, por eso sigue habiendo quiénes se las arrebatan antes siquiera de quitar el envoltorio.

HOMBRE 2: No te excluyas, también tú has causado sufrimiento, formas parte del mismo sistema que nosotros, asumimos el papel de víctima o verdugo según nos conviene.

CHICA: Tú lo has dicho. Ambos somos causa y efecto. HOMBRE 2: Silencio.

CHICA: ¿Te vas?

HOMBRE 2: Si, me he cansado, ya me habían advertido que no se podía hacer nada al respecto, no sé de qué me extraño. Sabes, tengo la sensación.Me había parecido que tenías algo que añadir. Adiós, espero verte pronto.

CHICA: Exacto. Una vez más dejas algo importante sin acabar. Nada que decir (Adopta un aire solemne y habla como si de una reina se tratara) Vete, te libero de tu esclavitud. La reina ha hablado.

HOMBRE 2: Recuperar el tiempo perdido.eso es lo que quieres. Mírate, encerrada en una habitación, recluida por imposición de una mente enferma. (El hombre coge un tambor que tiene a la derecha y comienza a dar golpes marcando el tiempo).

CHICA: El tiempo, por eso se llama así. PER-DI-DO. No conozco a nadie que lo haya encontrado y esté vivo.

HOMBRE 2: Adiós, Estaremos aquí, cerca de ti.

CHICA: (Mira a su alrededor, después al frente. Silencio. Sólo se escucha una canción francesa, ella está sentada apoyada en un extremo de la cama) La necesidad de seguir respirando me aleja de la muerte y me prepara para poder soportar que nadie puede despreciarme más de lo que yo lo hago. Última cicatriz. (Da patadas a loa botes y derrama todas las pinturas por el suelo mientras se proyecta como se expande una gota de éter y ella anda hacía atrás desapareciendo)

Reflexión de la autora

Para mí, todo proceso creativo, pasa por la experimentación y la investigación. La primera idea surgió al preguntarme cuándo se produce una desconexión en nuestra vida, cuándo aparentemente lo que entendemos por equilibro pasa a ser una rutina que nos aísla y nos mantiene ajenos a nuestra existencia. ¿Qué sombra vive tras cada uno de nosotros? ¿por qué decide cuándo se pierde la libertad? La propia naturaleza de las personas nos lleva al engaño.

¿Qué vemos en un drogadicto? ¿en un niño que no quiere ir a clase? ¿en un trabajador cuya vida son horas consumidas por un contrato laboral? ¿en una persona que aprovecha su rango para humillar? ¿en los padres, que se creen dueños de aquello que crean? ¿ante quién somos iguales y por qué?

Desde el principio se decide la existencia de todos y cada uno de nosotros, y somos la consecuencia del poder que otorgamos a quienes hemos pertenecido en algún momento de nuestra vida.

Desde el punto de vista de la psicología, estar dentro o fuera del útero materno representa una barrera que puede llegar a desintegrar la personalidad, como la muerte de los padres, pero sobre todo la de la madre para poder alcanzar la fase adulta. Es por ello que la transformación del texto también pasó por ahí, es por eso que consideré que la primera cicatriz es la del nacimiento, porque la del cordón umbilical es la primera y la última que físicamente es permanente en el cuerpo, pero sobre todo en la psique.

En la puesta en escena el texto se transformó y dio paso a la coherencia que requerían la acción y los personajes. Se le dio la vuelta y se eliminaron aquellas partes que consideramos repetitivas, se cambiaron acotaciones y algún personaje, todo intentando conservar la esencia, el mensaje.

Doy las gracias a Fulgencio M. Lax que confió en mí para poder llegar hasta las tablas con este texto y a Javier Mateo permitirme escenificarlo en la asignatura Taller de teatro contemporáneo. No ha resultado fácil para mí, ni para el equipo artístico, pero ha merecido la pena.