Raquel Garod (1992), inicia sus estudios de Interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia en 2011, especializándose en Teatro de Creación aplicado a la Interpretación en el Teatro Físico. Complementa su formación académica con Interpretación en el Teatro Textual y en el medio audiovisual. Ha participado como actriz en diversos montajes teatrales y proyectos audiovisuales compaginando esta labor interpretativa con la exploración de nuevas dramaturgias a partir de diferentes procesos. Actualmente se encuentra inmersa en la creación escénica de El Grito, primer proyecto en el que se estrena como creadora asumiendo la dramaturgia, la dirección e interpretación del mismo.
El Grito nace con el objetivo de no ser un texto dramático y sí convertirse en un hecho escénico. Por este motivo y sólo por este, podemos considerar que está incompleto, incluso algunas de sus partes experimentarán una evolución en el proceso de creación y búsqueda del drama.
Tiene su origen en la serie El Grito, del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. Las primeras sugerencias fueron plásticas y poco a poco se vieron inundadas por efectos sonoros que, en el proceso de creación, encuentran su significación lingüística y determinan los espacios de contenido dramático que conforman el texto.
El Grito, ya finalizado como proceso dramatúrgico, sirve como punto de arranque para iniciar el camino a la búsqueda del drama, dando paso a un siguiente proceso de creación donde la fragmentación y la confluencia de líneas abiertas facilita la convergencia de distintos lenguajes, con especial atención al movimiento y a la expresión física. Este proceso de creación parte de la concepción en base a corrientes postdramáticas donde el Teatro Físico y la Danza Teatro son los principales lenguajes que lo están conformando como hecho escénico. La palabra tiene un protagonismo supeditado a otros lenguajes físicos y expresivos donde El Grito va asumiendo cuerpo y voz
La palabra es sólo la máscara, la concha que guarda con contención todo un universo que subyace detrás de ella. No se agota en sí misma sino que es sólo un vehículo mercenario de la significación. El espacio y el tiempo encuentran su materialización dramática a partir de la actualización física del playerman, que se mueve entre la representación y lo performativo.
Raquel Garod
Mujer sola en un espacio donde la velocidad de los colores lo llenan de vacío. Luz blanca de hospital recorrida por halos de humo de tabaco. Aroma de plástico. Aroma de vino tinto. El sonido, casi imperceptible, delata el gotear de un grifo. Melodía disonante. La mujer viste de negro mostrando las costuras que la mantienen en pie. Repite los movimientos en una partitura que alcanza diferentes velocidades dentro de un mismo tempo donde se ligan el mundo físico y el emocional. Necesidad de abrigo. Frío. Temblores. Un susurro convierte el texto en un mantra mientras la mujer pasa de mostrar las cicatrices de su vestuario a la limpieza plástica de las telas. El cuerpo tiembla.
Está tiritando un termostato
Me bate en sacudidas conforme va llegando al cero
Me tiemblan los huesos
No quiero hablar de fríos
Todo se detiene y en el equilibrio del tiempo se unen cuerpo y palabra, movimiento y geometría, mirada y silencio.
Vagón con luz de hospital
Vi fondos llenos de gritos
Vi ruido
Todos tenemos ruido
Todos tenemos uno
Un ruido constante que no calla
No calla
No se calla
Chirría como una tormenta de tornillos sobre un suelo de metal
Te saca de ti acabando con cuestiones formales de gravedad
Aparece por si nos da por bajar a ser tierra
El cuerpo se pronuncia en el espacio mediante pulsiones físicas que gestan el movimiento. Se evapora la atmósfera que cubre el cuerpo trayendo consigo otro estado que se acaba entregando al servicio del universo significante.
Han estado pasando ya muchos días
En todos he visto cómo se me iban los globos rojos al cielo
A algún lugar habrán llegado
Pienso en las carroñas
Disfrutan rondando la sangre
Se relamen con la carne podrida en gusanos de cuerpos descompuestos
Se me muda la sensación
El cuerpo también asume su mudanza. Se pronuncia el espacio modificando las tonalidades del aire que se exhala.
Se respira a asfalto recién echado
Continúa de fondo el ruido de una máquina
Ese chirrido incesante
Ese chirrido
Esa taladradora martilleando en la frente
Esa broca que incide robusta atravesando mi propia superficie
Vuelvo a oír ladridos sin respuestas
Un perro se va calle abajo
Crujen las hojas
Crujen las hojas
Crujen
Crujen
Crujen
Los crujidos me acabaron integrando
Oigo el festival de babas de ese mismo perro masticando costillas de carne seca
Costillas de carne deshidratada
De carne consumida
Inmediatez reflexiva en una continua efervescencia de los sentidos. El tempo inspira más suave atento a la dinámica del contenido. La luz inunda el todo.
Me nace la necesidad de cuestionarme cómo nos existimos
Los días enseñan y uno va aprendiendo lecciones
Te das cuenta del crujir propio de la existencia
Ensayo
Error
Crujido
Un cuerpo quebrado llega a conclusiones de huesos y carne
El cuerpo y la palabra se suceden a través de una partitura picada que trae intensidad en los vértices. El espacio envuelve el cuerpo que se agita por la inmediatez de hacerse respirar.
Me consuela el sucio abrazo del aire
No quiero ahogarme en aguas con olor a desagüe
En aguas con fétido olor a sumidero
A vertedero descompuesto
Me cuesta seguir comiendo cuando aún no te he digerido
Me revuelvo el estómago con mis propias arcadas queriendo vomitarte
Queriendo expulsarte violentamente por la boca
Quiero expulsar todo lo gástrico que contengo de ti
Temblores que pertenecen al lugar donde se pronuncia el fondo y sus ecos. Verticales. Contenciones que se permiten emanar algo de aire.
Tengo los labios cortados por el filo de discursos bajo cero
Dejo que se me hiele la piel cuarteándose en el frío
Se va derritiendo
Deja un rastro entre vías por donde descarrilan mis sentidos
Un plástico gris sigue ondeando
El aliento busca el refugio de esperanzas para no estancarse en materias inorgánicas que simulan existencias. La acción física se convierte en la sucesión del universo emocional.
Cómo verme al margen de epidemias
Cómo verme
Me encuentro en medio de ofensas pintarrajeadas
De injurias carnívoras que me han devorado los ojos
Me ubica la luz de un cigarro que se agota
Que se muere siendo ceniza
Que se consume convirtiéndose en residuo de una combustión completa
Hubo una estela
Tomas consciencia de ella para acabar diseccionándote en vida
Para acabar abriéndote en canal
Con toda la sangre que supone
Con toda la sangre que eso supone
Te encuentras de pronto con rastros semivacíos y mal trazados
Te sientes en la obligación de asumir la responsabilidad de condensarlos
Se te duermen las manos
Se entumecen los extremos
Crujen
El cuerpo se articula en el espacio alcanzando la expresión a partir de engranajes oxidados que chirrían. Se desatan pulsiones que mudan el estado del cuerpo expresivo mientras las sonoridades se condensan en ecos.
Dudo de que te des cuenta
Eres una tumba llena de esqueletos y cráneos huecos hechos polvo de huesos
Hechos polvo
Polvaredas de polvo
Polvo del polvo
Polvos de huesos
Huesos en polvo
Me aterras
Lo grávido aparece queriendo atraer el contenido hacia el propio suelo. El discurso se dilata en una atmósfera dinamizada por la inquietud del impulso interno.
Me enmaraño
Confundo los hilos de los que penden mis esquemas
Me da miedo que se me quiebren del todo
Siempre fueron endebles
Dejé que soportaran peso
Dejé que soportaran peso sin haberlos reforzado
Sin haberlos afianzado para sostener al que sostiene
Tengo las manos quemadas de agarrarme con la vida a cuestas
Acabé por sumar más peso al que lo aguantaba
Como un animal enfermizo que carga con cuerpos densificados
Que soporta la carga de cuerpos desplomados
Que soporta cuerpos muertos
El sentido aterriza para encontrarse de frente con lo terrenal. Reacciones de lo ingrávido desde donde se asume la articulación del movimiento. El cuerpo reflexiona el espacio.
Fui dejando mi peso sobre cada una de mis vértebras
Sentía el asfalto cada vez más cerca
Comprendo por qué todo se evidencia grávido
Se te seca la boca
Se huele a asfalto desde muy cerca
El pavimento está hirviendo
Está sangrando gases tóxicos
Gases que te corroen los bronquios
Que te oxidan los bronquios
Que te los corrompen
La línea del tiempo se suspende en un punto. La verticalidad del cuerpo se entrega a ese instante.
Los fantasmas te vienen
La temperatura se intuye susceptible a cambio mientras los lenguajes se fusionan.
Por el hecho de llevarte implícito me apareces en todas partes
Cómo desintegrarte
Descuartizarte a trozos sin que yo me desangre
Descuartizarte a trozos
Descomponerte en trizas
No puedo segmentarte y que me supongas ignorancia
Cuestión de intervalos entre perspectivas
Pero no somos y no queda
El movimiento se insinúa y acaba desenvolviéndose en líneas contundentes.
La losa que ubica mis pies sigue ahí abajo
Mi localización es la exacta
La vida encorseta con sus determinaciones
Tú me frunciste
Se me retuercen cada una de las costillas de todo lo que te he respirado
Se me clavan las costillas como punzones en los dos costados
Como golpes secos que sobrecogen inspiraciones punzantes
No son apologías de inventarios de costumbres porque ya no existen
Los labios pronuncian densidades en el espacio impregnando la atmósfera de calidades que pesan. La lengua se inquieta en el cuerpo.
Me arde la boca
El veneno me quema
Se me escapa entre los dientes
Me permito envenenarme
La intensidad muestra sus escalas. Se hace acento en el color del significado del comportamiento físico que irradia proyectándose en los recodos del espacio.
Has dado de comer estiércol a las bocas -podridas- que te han alentado besándote
Es demasiado crudo el suelo por el que pisas
No hables de planos a escalas infinitas de algo que no existe
Me haces apretar dientes contra dientes
Me haces sentir dentro la encía hirviendo
Como cuando hierve la carne cociéndose
Como cuando hierve la carne blanqueándose entre ebulliciones
Como si así se le pudiera devolver la vida a la carne recién muerta
El dinamismo interno sustenta la pulsión de la acción física. El cuerpo alcanza otro estado a medida que se sumerge en un espacio que se solidifica.
Tu discurso me destroza
Me quiebra
Me irrita
Me cuesta tragar saliva
Me corrompe
Dejé de ser aire
Produjiste enfisemas en mis pulmones destruyendo sus paredes
No exploto porque no tengo oxígeno suficiente acumulado
El aire no me entra
Se me queja la garganta
Me has sumergido en petróleo
En su olor fuerte
Mi lengua sabe a queroseno
A calzada de alquitrán hirviendo
A escoria derretida
Salivo nafta
Se me retuerce en la mandíbula
La actitud se muda en un espacio perfectamente geometrizado por rastros de luz. Se reencarna en palabra el estado físico alimentado por el bagaje del contenido a lo largo del ruido. La contundencia se hace latente en términos catárticos.
Te he mentido
Muchas veces te he mentido
Porque no soportaba el peso desgarrador de todos tus cristales rotos
Clavarme en todos tus vértices
Todos esos extremos afilados a lo arma letal
Tus altares siempre fueron de funeral
No puedo pedir la muerte a tus faltas porque te mataría en ti mismo
Porque te convertirías en el resultado de infinitos añicos pisoteados
Asolados por vendavales de furia
Como tú has arrasado con mis huesos
Viaja la voz por sus ecos. El ruido se recoge en una onda que se refleja para volver a emitirse. Incomodidad en el cuerpo vestido. Las costuras remiendan la forma física pero no la sostienen. El cuerpo hace acelerar el pulso de un tempo en partitura. Necesidad de abrigo. Frío. Temblores. Los extremos se inquietan alterándose. El cuerpo tiembla.
No quiero hablar de fríos
Me tiemblan los huesos
Me bate en sacudidas
Me bate
Me bate conforme va llegando al cero
Está tiritando un termostato.