Trabajos premiados en el
XI Congreso Regional Investigadores Junior
CMN-CARM
Curso 2019-2020

El Juicio Final de la belleza.
La Semana Santa de Lorca en la "época clásica" del bordado
lorquino (1900-1936)

Adrián Páez Martínez

Coordinadores: D. Pascual Pérez Navarro, D. Jesús María Ramírez Álvarez y

Dª María de Lourdes Barnés Romero

Área: Humanidades y Artes

Centro: IES Francisco Ros Giner (Lorca)

Curso: 2019/2020

Resumen

Este trabajo trata sobre la Semana Santa de Lorca (Murcia), una celebración religiosa que se caracteri­za por la presencia en sus procesiones de personajes bíblicos, históricos y mitológicos con una llamativa puesta en escena y un papel destacado de los bordados que adornan las vestimentas de sus figurantes y el entorno de las imágenes religiosas.

Nuestro estudio pretende analizar qué personajes han formado parte del cortejo y de qué manera los bordados que visten han reflejado el significado bíblico o histórico del grupo en que desfilan, a fin de demos­trar que sus motivos no solo obedecen a la intención de crear un atractivo efecto estético. El trabajo se centra en la conocida como "época clásica" del bordado lorquino (1900-1936) y trata asimismo de analizar la influencia en la estética del cortejo de los movimientos artísticos de este tiempo como el art nouveau.

Empleando los métodos histórico, analítico y sintético, el diseño de la investigación (eminentemente documental) se basa en la elaboración de la relación de los grupos del cortejo entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX y, por otro lado, en la realización de fichas para el análisis y comentario de los bordados más destacados de esta época.

A la luz de los resultados obtenidos, podemos concluir que en este período se da una deriva del desfile hacia aspectos más históricos y mitológicos que puramente religiosos, así como una diferencia entre el planteamiento iconográfico del entorno de las imágenes religiosas (más complejo) y el de los bordados de los grupos bíblicos (por lo general, algo más simple). Por último, se constata un cierto eclecticismo formal en la inspiración de estas piezas.

1. Introducción

La Semana Santa de Lorca es una de las más singulares conmemoraciones de la pasión y muerte de Cristo. Sus procesiones, conocidas como "desfiles bíblico-pasionales", se distinguen por incluir, además de las tradicionales representaciones escultóricas de Cristo o María, pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamento, así como dioses y magnates paganos.

Estas escenas y personajes, que comienzan a incorporarse al cortejo en la segunda mitad del siglo XIX, cobran vida a través de figurantes que desfilan a pie, a caballo o sobre carros y carrozas y que, como elemento distintivo de esta celebración, adornan sus vestiduras con ricos bordados en oro y sedas. La fastuosa puesta en escena de las procesiones progresa con los años como resultado de la pugna que mantienen las dos cofradías que sustentan este modelo de procesión, los pasos Blanco y Azul, que, descendientes de las antiguas cofradías del Rosario y la Vera Cruz, respectivamente, surgen como tales en la década de 1850 al revitalizarse las procesiones tras los efectos de la Desamortización de Mendizábal, siguiendo a Munuera (1990). Como explica Muñoz Clares (2005), la razón de que se incorporaran al cortejo figuras del Antiguo Testamento está en la llamada "tipología", una exégesis bíblica que compara pasajes y personajes del Antiguo y el Nuevo Testamento con el fin de demostrar que ambos tienen un mensaje unitario. A los grupos veterotestamentarios (que comenzarían a desfilar a fines de la década de 1850) se unirían en los años finales del siglo otros basados en la mitología y la historia paganas, en una deriva de la procesión hacia la búsqueda de la espectacularidad, según López Ayala (2008).

Nuestro trabajo se centra en los años de la conocida como "época clásica" del bordado, que comenzó a principios del siglo XX y se extendió hasta la Guerra Civil (1936-1939). Elegimos este periodo concreto puesto que es cuando quedan establecidos, según Sánchez Abadíe (2005), "los conceptos básicos y modelos estéticos que serán característicos del bordado lorquino" (p.249), destacando principalmente la incorporación de la seda matizada como elemento protagonista de las composiciones en grandes escenas figurativas.

Este trabajo se inscribe en los campos de Historia e Historia del Arte y su interés trasciende lo local, al tratar asuntos relativos a la tradición y el arte en un sentido más amplio.

Han sido bastantes los autores que han investigado sobre la Semana Santa lorquina. A continuación haremos una breve revisión crítica de la bibliografía editada sobre este asunto.

Por lo general, los escritos que podemos encontrar a finales del siglo XIX y en el primer tercio del XX sobre la Semana Santa son crónicas de los desfiles que a menudo se prodigan con entusiasmo en adjetivos encomiásticos. Por otro lado, sí indagan en la historia de esta celebración autores como Barberán y Pla, Escobar Barberán, Espejo Melgares, López Barnés, Ballestero o Espín Rael. En este período son una importante fuente los variados programas y guías editados con ocasión de las procesiones.

Tras la Guerra Civil, las revistas que se publicaron (sin regularidad) desde la década de 1940 nos ofrecen algunos textos sobre el desarrollo del desfile, aunque más interesantes resultan otros títulos como Cortejo o Pasión, que, ya en la década de los setenta, publicarían artículos de investigadores como Juan Guirao García o Domingo Munuera Rico en que se comienza a indagar en la historia de las antiguas cofradías. De este último hay que señalar que sus estudios, que abarcan desde la década de 1970 hasta la de 2010, son básicos para entender la historiografía de nuestras procesiones, dada su amplitud y alcance (trata sobre la historia de las antiguas cofradías, sobre la génesis del actual modelo de procesión, sobre la vertiente social de esta celebración.), lo que queda acreditado por el empleo que muchos autores hacen de sus trabajos como bibliografía básica sobre la historia de nuestra Semana Santa.

Hay que comentar la abundancia de publicaciones que se da desde principios de este siglo, entre las que destaca el catálogo de la exposición Arte en seda. La tradición del bordado lorquino, organizada por la Fundación Santander Central Hispano en 2001, que cuenta además con distintos artículos de investigación sobre el asunto. Otro libro a destacar, por su completo enfoque, es Perspectivas de la Semana Santa de Lorca (2005), publicado por Domingo Munuera, Manuel Muñoz Clares y Eduardo Sánchez Abadíe, en el que cada autor trata sobre un aspecto de la celebración: la visión más puramente histórica, el simbolismo de los personajes de la procesión y la vertiente artística, respectivamente. Este libro apuntaba algunas ideas, como la influencia de la "tipología bíblica" en el desfile, que fueron recogidas por otros autores que en posteriores publicaciones profundizarían en ellas, como es el caso de López Ayala y su libro Inspiración tipológica de la Semana Santa de Lorca (2008).

Por último, debemos reseñar la existencia de numerosa bibliografía editada por las propias cofradías de Semana Santa desde finales de los años noventa hasta nuestros días, entre la que encontramos principalmente monografías sobre directores artísticos o bordados.

2. Objetivos

  1. Estudiar la evolución del modelo de procesión lorquino hasta la Guerra Civil.
  2. Analizar de qué manera los motivos de los bordados han reflejado el significado del grupo procesional o el personaje con que aparecen.
  3. Analizar la influencia del contexto artístico de finales del siglo XIX y principios del XX en la estética del cortejo.
  4. Realizar fichas de catalogación y comentario de algunos bordados destacados.

Nuestra hipótesis es que en la Semana Santa lorquina el bordado no solo tiene una función ornamental, sino que también refleja el significado del grupo de la procesión con que desfila.

3. Metodología

Para llevar a cabo nuestra investigación emplearemos distintos métodos. Uno de ellos será el método sintético, mediante el que se relacionan hechos y se formula una teoría que los unifica, ya que pretendemos señalar la influencia de movimientos artísticos como el art nouveau en la estética de los bordados confeccionados en el primer tercio del siglo XX. Por otra parte, emplearemos el método analítico, por el cual se distinguen y revisan los distintos elementos de una realidad, para analizar la faceta estilística o estética de los bordados en relación con el significado del personaje o el grupo con que desfilan en la procesión. Para exponer el desarrollo de fenómenos como son el desfile y el bordado lorquinos de manera sistemática en un período determinado de su trayectoria utilizaremos el método histórico en su variedad diacrónica (descripción de la evolución en el tiempo de un mismo proceso).

Nuestra investigación es explicativa, puesto que pretende establecer relaciones de causa-efecto entre el contexto artístico de un período y algunos bordados concretos, y su diseño es documental; se basa en la obtención y análisis de datos tomados de publicaciones o prensa.

Para lograr nuestro primer objetivo (un estudio más general del cortejo), llevaremos a cabo la relación de los grupos de cada cofradía entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, basándonos fundamentalmente en artículos de prensa y programas de las procesiones.

Por otro lado, para alcanzar los objetivos segundo, tercero y cuarto, que corresponden a un estudio específico de iconografía e inspiración de los bordados, nos serviremos de la elaboración de fichas para el comentario de los bordados que comprenden los siguientes campos: Grupo o personaje al que se destina el bordado, descripción, iconografía, influencia de movimientos artísticos y origen de los motivos. Incluimos en Anexos la ficha del manto de la Virgen de los Dolores a modo de ejemplo.

Para la relación de los grupos y las fichas acudiremos a los artículos de prensa sobre los desfiles y al análisis de los bordados como fuentes primarias de información, mientras que para contrastar los datos obtenidos recurriremos a la bibliografía publicada sobre el tema.

En cuanto a los materiales empleados, destacaremos el uso de las plataformas digitales del Archivo Municipal de Murcia y la Biblioteca Nacional, así como la del Proyecto Carmesí, que nos han permitido consultar artículos de prensa para la realización de fichas, la relación de los grupos. Algunos de los descriptores más empleados en los buscadores de estas páginas han sido "procesiones", "Lorca", "Paso Azul" o "Paso Blanco".

4. Resultados

Las relaciones de los grupos de la procesión nos permiten estudiar la evolución del contenido del cortejo durante el período en que nos centramos. A continuación comentamos algunos de los fenómenos que, en este sentido, nos parecen más significativos, refiriéndonos siempre a la procesión del Viernes Santo, por ser la de mayor relevancia.

En primer lugar, contemplamos cómo el cortejo contaba, ya en la década de 1880, con numerosos grupos veterotestamentarios, algunos de ellos, como indica López Ayala (2008), provenientes del período inicial del nuevo modelo de procesión (Mardoqueo, Josué) y con una clara intención tipológica. Otros grupos de creación posterior, sin embargo, obedecen más, según el mismo autor, a "condicionamientos externos a la Semana Santa que buscan promover el espectáculo" (p.105), sin dejar atrás la tipología, como podría ser el caso de los grupos de La corte del faraón y La corte de Nabucodonosor.

Por aquellos años, algunos periódicos ya calificaban las procesiones como el "más pingüe rendimiento anual" de Lorca desde el punto de vista mercantil (Las procesiones. (19 de febrero de 1885). El diario de Lorca, p.1 y 2) y este interés por el rédito económico haría crecer la importancia del aspecto artístico del cortejo, que es lo que atrae al forastero. Así, como advierte Muñoz Clares (2005), se subraya, más que el significado de los pasajes, la propiedad y el lujo con que están representados y, en este sentido, López Ayala (????) apunta: "La Semana Santa acabó por convertirse en la gran fiesta de Lorca (incluso desde un punto de vista comercial), y eso fue en menoscabo de su sentido religioso" (p.???).

Posteriormente, podemos observar en las relaciones de los grupos que, ya a finales de siglo, aparecerán en el cortejo grupos basados en el Apocalipsis (El triunfo del Cristianismo y La visión de San Juan, por parte de azules y blancos, respectivamente). Estos grupos pretenden servir de complemento a las demás partes del cortejo y hacerle de colofón, como explica Muñoz Clares (2005). Al hilo de estos irán apareciendo otros grupos o personajes de carácter mitológico o puramente histórico (pagano), como La corte de Nerón o Cleopatra y Marco Antonio, por parte de los azules, y otros personajes como los grandes tiranos de la tierra (que figuran en la procesión blanca de 1930). Entre otras razones, todos estos elementos aparecerían como consecuencia de la creciente deriva del desfile hacia el espectáculo y el boato dejando a un lado el significado religioso del cortejo. "La parte festiva del espectáculo había ganado la partida a la manifestación religiosa" (Muñoz Clares, 2005, p.202). López Ayala (2008) también atribuye este fenómeno a la natural desaparición de los "procesionistas" que a mediados del siglo XIX animaron este original modelo de procesión.

En cuanto a las fichas de los bordados, conviene decir que los aquí expuestos (solo señalamos algunos) pueden no ser los más representativos de este período, aunque sí los más significativos teniendo en cuenta los objetivos propuestos en el estudio.

Comenzamos comentando el manto de la Virgen de los Dolores, una obra de Francisco Cayuela para el Paso Azul de 1905, acerca del que Munuera (1990) apunta, señalando su importancia histórica, que da comienzo a la "época dorada del bordado lorquino" (p.132). Como comenta Sánchez Abadíe (2005), este manto presenta un programa iconográfico en torno al tema de la Pasión de Cristo ciertamente complejo, con una destacada presencia de la Cruz y los símbolos del martirio de Jesús, cuyo rostro figura en el centro de la pieza. En este caso, podemos ver cómo Cayuela se inspira en la obra del grabador romántico Gustave Doré para el diseño de la escena central. En el conjunto del antiguo trono de la Virgen de los Dolores advierte Sánchez Abadíe (2014) "un leve aire modernista" (p.29).

Por otra parte, en cuanto a los bordados del entorno de la Virgen de la Amargura, titular del Paso Blanco, destacaremos el palio, que, con una evidente influencia (al igual que el trono en que desfilaba) del arte gótico (lo que puede ligarse con el resurgir de este estilo en el siglo XIX con el llamado "neogótico"), presenta grandes escenas bordadas en sedas alusivas a la pasión de Cristo. Entre estas destaca el empleo, como cuenta Sánchez Abadíe (2005), de obras de pintores del siglo XIX como Schmitz o Bouguereau, aunque, afirma el mismo autor junto con Muñoz Clares (2001), "la procedencia iconográfica de los motivos, que no son originales, abarca épocas y estilos muy diversos" (p.132), lo que denota el eclecticismo formal del que la mayoría de los bordados de esta época eran deudores.

Por otro lado, entre los bordados destinados a los grupos bíblicos (o con contenido histórico o mitológico) destacaremos el manto de Apolo, obra de Cayuela de hacia 1902 para el grupo azul del Triunfo del Cristianismo. Este manto presenta como motivo central un busto clásico (una alegoría de la ciudad de Marsella), que, al ser plasmado en el bordado, pierde su significado original. Esto, en palabras de Ros Pardo (2001), es "un claro ejemplo que pone de manifiesto el escaso interés de los artífices lorquinos por la fidelidad histórica y su libertad en la elección de las imágenes simbólicas" (p.114). Sánchez Abadíe (2005) subraya el "cierto sabor modernista" (p.250) de los motivos vegetales que componen la orla.

Un planteamiento más complejo presentan otros mantos como el del rey Salomón (1932), obra de Emilio Felices para el Paso Blanco. La rica orla de personajes con sus atavíos propios y el motivo central (una biga con un auriga que viste este mismo manto) muestran, según Muñoz Clares y Sánchez Abadíe (2001), una iconografía con un sentido narrativo, al tiempo que manifiestan la búsqueda de un mayor lucimiento para los personajes, a lo que también contribuyen las grandes dimensiones del bordado.

5. Conclusiones

  1. El modelo de procesión lorquino deriva en el primer tercio del siglo XX hacia grupos más fastuosos y espectaculares de contenido histórico o mitológico.
  2. Los bordados del entorno de las Vírgenes presentan una iconografía más compleja que los del resto de grupos, por lo general más simples en este sentido.
  3. Los directores artísticos contaban con un variado abanico de referencias estéticas, lo que se traduce en un cierto eclecticismo formal en los bordados.
  4. Hemos realizado fichas de catalogación y comentario de bordados.

Acerca de nuestra hipótesis, podemos concluir que, de un lado, las piezas destinadas a las Vírgenes titulares presentan un planteamiento iconográfico más complejo, mientras que, por otra parte, entre los bordados destinados al cortejo bíblico encontramos algunos en que los motivos se escogen más por su atractivo estético que por lo que representan y otros que muestran un mayor cuidado en la elección de modelos estilísticos e iconográficos.

Bibliografía

López, G. (2008). Inspiración tipológica de la Semana Santa de Lorca. Lorca: Librería Fco. Félix Montiel.

Munuera, D. (1990). Blancos, azules y el cortejo bíblico-pasional de Lorca. Conformación, trayectoria y evolución. Lorca: Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Presidencia; Ayuntamiento de Lorca; CajaMurcia. Obra Cultural.

Munuera, D., Muñoz, M. y Sánchez, E. (2005). Perspectivas de la Semana Santa de Lorca. Murcia: Editorial Regional de Murcia, Excmo. Ayuntamiento de Lorca.

Muñoz, M. y Sánchez E., Pérez, M. y Ros, J. (2001) Catálogo. En R, López, y M. Beriguistain (ed.), Arte en seda. La tradición del bordado lorquino, pp. 85-186. Madrid: Fundación Santander Central Hispano.

Sánchez, E. (2014). El Reflejo. Estudio histórico-artístico. En A. Espinosa (Ed.), Estandarte de El reflejo, pp. 17-52. Lorca: Hermandad de Labradores, Paso Azul.

Anexos

Manto de la Virgen de los Dolores. Paso azul
1904-1905. Francisco Cayuela Sánchez

Desde mediados de la década de 1850 hasta 1905 la imagen vistió un manto negro bordado en oro que fue sustituido por este, que presenta un planteamiento completamente distinto.

El manto, de raso azul, muestra en el motivo principal tres ángeles junto a la Cruz, dos de los cuales la sujetan mientras que un tercero, con las alas extendidas, arroja flores sobre ella. En la escena, dispuesta sobre un fondo de etérea luminosidad, encontramos otros elementos como la paloma blanca que sujeta una rosa roja con espinas o las flores que se encuentran sobre el madero (pasionarias, pensamientos, margaritas). Separadas del motivo principal por sendas volutas figuran en la parte central seis cartelas que encierran algunos de los instrumentos de la pasión como el cáliz o los clavos. En el medallón central, del que parten haces de luz en forma de cruz, aparece la Santa Faz. Destaca el efecto producido al superar las alas del ángel en primer término el "marco" que son las volutas para la escena central. Como orla de los motivos centrales aparece una amplia cenefa de hojas de acanto en la gama de los azules que se dispone por casi todo el perímetro del manto. Bordea el conjunto un encaje de bolillos en hilo de oro realizado con la restauración del manto en 1985.

La iconografía del manto se plantea como una alegoría a la pasión de Cristo, con motivos referentes a esta como los instrumentos de las cartelas o la Santa Faz. Hay que señalar la exaltación de la Cruz (que simboliza tanto la muerte como la resurrección de Cristo) en la escena central, con toda la simbología que encierran elementos como la paloma blanca (el Espíritu Santo), la rosa roja (la sangre de Cristo) u otras flores como la pasionaria.

En las figuras, las líneas estilizadas de rasgos faciales, ropajes y cabellos sugieren una cierta estética modernista, según apuntan Sánchez Abadíe y Muñoz Clares (2001).

Los ángeles de la escena central están tomados (aunque con algunas modificaciones) de un grabado que realiza Gustave Doré en el siglo XIX para ilustrar la Divina Comedia de Dante.